“Fue con una extraordinaria tristeza que me enteré esta mañana de la muerte de mi amigo y mentor en el servicio público, el gobernador Hugh Carey.  Cuando consideré por primera vez la posibilidad de postularme, Hugh fue una de las primeras personas con quien pasé mucho tiempo.  Su liderazgo firme y decidido, y su capacidad para unir a la gente para arreglar los problemas más difíciles, salvaron a la Ciudad de Nueva York durante uno de los momentos más duros en nuestra historia, y prepararon el escenario para el increíble renacimiento de la Ciudad en los años y décadas siguientes.  Los alcaldes Koch, Dinkins, Giuliani y yo nos hemos apoyado todos sobre los hombros de este hijo de Brooklyn cuya fortaleza política era solo equiparable a su integridad personal. 

“Como digo a menudo sobre nuestra labor en la Ciudad de Nueva York, el éxito no es inevitable — exige trabajo duro, decisiones difíciles, y una voluntad de poner a un lado las diferencias ideológicas.  Así es como Hugh Carey gobernó nuestro Estado y salvó a nuestra Ciudad — y, dados los sucesos nacionales de la semana pasada, su pérdida nos recuerda penosamente cuánto necesitamos a más líderes electos con el carácter y el coraje de Hugh Carey.

“Estaré siempre agradecido por lo que el gobernador Carey hizo por mí, por nuestra Ciudad y nuestro estado.  Pido a todos los neoyorquinos que tengan a él y a toda la familia Carey en sus rezos y en sus pensamientos”.