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PARA DIFUSIÓN INMEDIATA
PR- 174-10
22 de abril de 2010

EL ALCALDE BLOOMBERG HABLA SOBRE EL DISCURSO DEL PRESIDENTE OBAMA ACERCA DE LA REFORMA FINANCIERA

A continuaciĆ³n se presentan las palabras pronunciadas por el alcalde Michael R. Bloomberg en Times Square tras el discurso del Presidente

“Antes de tomar algunas pregunta, permítanme sólo empezar diciendo lo complacidos que estamos de que el Presidente Obama viniera a la Ciudad de Nueva York a defender su caso a favor de la reforma financiera.

“Como saben, la Ciudad de Nueva York es no solo el más grande mercado en Estados Unidos; también estamos en el mismo centro del mercado de ideas.  Desde el arte a la arquitectura, desde la industria editorial a la política, si usted tiene una idea para compartir — o vender — la Ciudad de Nueva York es el lugar para hacerlo.  De modo que hoy damos la bienvenida al Presidente en Nueva York, y esperamos que regrese la próxima vez que desee defender cualquier otra cosa.

“Ahora, estoy de acuerdo con el Presidente en que necesitamos una reforma verdadera de nuestra industria financiera — y esta necesita ser el tipo correcto de reforma que no dejará a los neoyorquinos sin empleo y lesionará a nuestro país y el futuro económico a largo plazo de nuestra Ciudad.  La industria de servicios financieros representa unos 500,000 empleos en nuestra Ciudad, y el trabajador común en la industria es de clase media, con un salario de aproximadamente $70,000.

“Estoy de acuerdo con el Presidente en que no hay una línea divisoria entre la gente común y Wall Street.  La realida es que tenemos nuestra propia gente común en la Ciudad de Nueva York — en los cinco condados.  Hay gente común en Flushing, hay gente común en la Costa Sur de Staten Island, hay gente común en Edgewater, en el Bronx.  Hay gente común en Brooklyn y en Roosevelt Island.  Hay gente común en cada vecindario por toda la ciudad, y en una u otra medida, todas dependen del éxito de Wall Street.  Como dijo el Presidente, el éxito de Wall Street y ‘Main Street’ (o “la gente común”) en nuestra ciudad — y en nuestra nación — el éxito de ambas está conectado de forma inextricable; una apoya a la otra.

“La industria de servicios financieros está compuesta por personas que viven y trabajan en nuestros vecindarios y que compran en nuestras calles principales.  De modo que, si la regulación y impuestos más elevados conducen a menos empleos en Wall Street, eso significará menos empleos para comunidades de clase media en todo el país.

“Me preocupan los oficiales de policía y bomberos, maestros y empleados de sanidad pública, y todos los demás que viven en nuestros vecindarios, compran en nuestras calles principales y mantienen fuerte a nuestra Ciudad.  Ellos son pagados con los impuestos que genera la industria financiera.

“Necesitamos reformar regulaciones bancarias para que los inversionistas — incluyendo bancos de Wall Street — puedan evaluar los riesgos y valor de las derivativas.  Creo que establecer un mercado público para comerciar derivativas mejoraría la transparencia y estabilidad del mercado.  Es de importancia crucial que no prohibamos a las compañías emplear las técnicas más modernas y creativas para desarrollar nuestra economía y nuestro inventario de vivienda.  Un mercado abierto al público mejoraría la competitividad de Estados Unidos en el mercado y traería más empleos aquí desde Londres y Tokio y todo el mundo.

“Para mí, la transparencia no es solo algo que respaldo — yo la he vivido.  Pasé parte de mi primera carrera en Salomon Brothers, y toda mi segunda carrera como un emprendedor, hallando maneras de desarrollar transparencia de la información y los mercados.

“Ahora, hay otros elementos que se están discutiendo en Washington que también serían pasos en la dirección correcta.  Estoy completamente de acuerdo con el Presidente en que necesitamos una protección más sólida para el consumidor en la industria de servicios financieros.  En nuestra Ciudad, tenemos protecciones muy sólidas para el consumidor— muchas de las cuales hemos mejorado en los últimos ocho años mientras he estado en esta posición — y funcionan muy bien.

“Otorgar a una agencia — en vez de las siete agencias actuales en Washington — la labor de proteger a los consumidores fortalecería el orden público y la rendición de cuentas.  De la misma manera que las propuestas traspasarían las regulaciones del consumidor a una sola oficina, y como estamos tratando de hacer en nuestra Ciudad, necesitamos agencias reguladoras que están basadas en prácticas comerciales, no en estructuras industriales.  Los bancos de inversión y bancos comerciales y las compañías de seguro, y los fondos de inversión se encuentran en industrias distintas, pero todos están involucrados en el mismo tipo de negocio.  Sin embargo, actualmente están siendo regulados por diferentes agencias con distintas reglas y tienen distinta supervisión del estado o el Congreso.

“Pero algunos de los pasos que están siendo discutidos en Washington nos harían retroceder.  Hacer que el presidente de la Reserva Federal de Nueva York sea una persona designada por el Presidente, en vez de ser nombrada por la Junta de gobernadores de la Reserva Federal, politizaría la posición.  Lo último que necesitamos en la Reserva Federal de Nueva York es política partidarista.  Y requerir de emprendedores y negocios en sus primeras fases que presenten informes ante la Comisión de Valores y Mercado (SEC, en inglés) que impondrían costos para su cumplimiento y les dificultaría más el tener éxito, sofocando la innovación y costándonos empleos, no es una gran idea.

“Otras propuestas también conducirían a pérdidas de empleos.  Limitar el tamaño de las firmas financieras llevaría a las compañías a transferir empleos a otros países.  Ya tenemos leyes anti-monopolio que tratan con empresas que pudieran crecer hasta ser demasiado poderosas en el mercado — y donde corresponda, estas leyes deben hacerse cumplir.  En este momento, esto no siempre se hace.

“Otra regulación que llevaría los negocios al extranjero es la propuesta de prohibir a las firmas realizar operaciones bursátiles por cuenta propia.  Su prohibición no lo detendría, sino que simplemente enviaría esos trabajos a Londres o Ginebra o Shangai.  Las operaciones bursátiles por cuenta propia son uno de muchos centros de ganancias que las instituciones financieras utilizan para hacer dinero, y dependen de esas utilidades para subsistir durante períodos sin ganancia en el negocio de los préstamos.  Todos dependemos del acceso a préstamos para construir casas y escuelas y hospitales y todos los negocios — pequeños o grandes.  Cualquier industria necesita acceso a capital — esa es la base de toda nuestra economía.  Si limitamos la manera en que los bancos hacen dinero, reducimos la cantidad de préstamos que pueden emitir — y eso nos haría daño a todos.

“El Presidente tiene razón: necesitamos nuevas regulaciones.  Estas necesitan ser regulaciones inteligentes, consistentes con estándares internacionales, que apoyen el acceso a capitales, creen empleos y sean buenas para todos en nuestro país”.










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