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PARA DIFUSIÓN INMEDIATA
PR- 222-08
12 de junio de 2008

EL ALCALDE MICHAEL R. BLOOMBERG RINDE TESTIMONIO SOBRE CONDICIÓN DE LA INFRAESTRACTURA DE LA NACIÓN ANTE COMITÉ DE BANCA, VIVIENDA Y ASUNTOS URBANOS DEL SENADO DE LOS ESTADOS UNIDOS

A continuación se ofrece el texto del testimonio presentado por el alcalde Bloomberg.

“Gracias, señor presidente y miembros del Comité. Soy el alcalde de la Ciudad de Nueva York y también, como dijo el senador Dodd, co-presido Building America’s Future, una coalición de funcionarios estatales y locales que fundamos junto al gobernador Ed Rendell y el gobernador Arnold Schwarzenegger este pasado mes de enero.

“La razón por la que nos unimos es realmente muy sencilla: Estamos enfrentando una crisis de infraestructura en este país que amenaza nuestro estatus como una súper-potencia económica – y amenaza la salud y seguridad del pueblo al que servimos.  Como saben, la infraestructura no es un tópico sexy o glamoroso – pero es uno de los asuntos de mayor urgencia que enfrenta nuestro país.

“Y, por ello, en los buenos tiempos de la economía y en los malos, nosotros en Nueva York hemos hecho de la infraestructura una prioridad central. Adjunto a mi testimonio de este día hay una lista resumida de proyectos en los que estamos trabajando en la actualidad; sin embargo, permítanme señalar solo unos cuantos. En la Ciudad de Nueva York, con ingresos fiscales municipales, hemos invertido $2 mil millones en una nueva extensión del tren metropolitano a fin de abrir el extremo oeste (o Far West Side) de Manhattan; $6 mil millones en un túnel de abastecimiento de agua para que podamos tener una reserva crítica de agua; y $6 mil millones en mejoras a nuestras plantas de tratamiento de alcantarillado. Nadie desea gastar dinero en infraestructura, particularmente en tiempos difíciles cuando no tenemos dinero para hacer todo lo demás que debemos hacer, pero este es nuestro futuro, este es nuestro legado, y no vamos a apartarnos de él.

“En toda la ciudad (además de esto), estamos gastando decenas de miles de millones de dólares en otras cosas, mejoras y extensiones, pero la verdad del asunto es que definitivamente no es suficiente.  La Ciudad de Nueva York y la región necesitan algo así como $30 mil millones apenas en los próximos cinco años para continuar llevando a nuestro sistema de transporte público a un estado de buena condición y para ampliar su capacidad a fin de atender la creciente demanda. Necesitamos $23 mil millones más para hacer lo mismo por nuestra agua potable y nuestro sistema de alcantarillado.

“Y no somos los únicos en este respecto.  De acuerdo a la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (American Society of Civil Engineers, en inglés), todo el país necesita invertir por lo menos $1.6 billones en los próximos cinco años para mantener y ampliar nuestros caminos y puentes, llevar nuestra red de trenes a un estado de buena condición, y construir proyectos críticos de agua y alcantarillado.  $1.6 billones es obviamente una asombrosa cantidad de dinero.  Pero es también asombroso lo poco que está haciendo el Gobierno federal para ayudar a las ciudades y estados a enfrentar estos retos.  Senador, creo que usted señaló [que] no siempre fue fácil hacer esto, pero, durante la Gran Depresión, debe usted recordar, el Nuevo Trato sí proveyó estímulo económico en la forma de empleos para construir infraestructura.  El Aeropuerto Laguardia, por el que — estoy seguro — muchos de ustedes han pasado, fue un proyecto del Nuevo Trato, así como lo fue la electrificación de la línea de ferrocarril Nueva York-Washington.  Estos proyectos crearon empleos, pero también crearon una infraestructura duradera que todavía sirve a nuestro país.

“Y después, tras la Segunda Guerra Mundial, el Congreso vio la necesidad de enlazar la nación con una red de carreteras y, junto al Presidente Eisenhower, hicieron de esa red una prioridad nacional y financiaron 90 por ciento de sus costos totales.  Piensen en ello de esta manera: ustedes tuvieron un presidente demócrata y uno republicano instituyendo un paquete de estímulo y un programa de creación de empleos — sí, ambos lo hicieron — pero, lo más importante para nuestro país, ellos invirtieron en nuestro futuro, no regalos políticamente populares de corto plazo con un impacto económico dudoso.  Décadas de crecimiento vinieron a partir de las instituciones y las iniciativas que ellos empezaron hace 70 y 50 años.  En los últimos tiempos, tristemente, hemos buscado maneras de eludir inversiones de corto plazo que nos dan beneficios de largo plazo.  En los años ’60 y ’70, para ser justos, el Gobierno federal sí llevó la delantera en el financiamiento de proyectos de transporte en toda la nación, incluyendo el sistema de metro de Washington.  Pero las décadas que siguieron vieron menos y menos liderazgo de Washington — y menos voluntad para abrir sus billeteras.

“Ahora, estoy tan feliz como cualquier otro alcalde de recibir fondos federales o estatales.  Pero tengo que decir que los contribuyentes de la Ciudad de Nueva York se han cansado de esperar por ambos, así que los cinco condados a los que represento han buscado en sus propios bolsillos y han pagado impuestos más altos a fin de realizar los tipos de inversiones que debemos realizar para estar orgullosos de lo que dejamos a nuestros hijos y nietos.

“En los años ’80, el Gobierno federal gastaba el seis por ciento de todo su presupuesto doméstico en infraestructura.  Hoy, eso es menos del cuatro por ciento y como resultado, los gobiernos estatales y locales ahora son responsables por tres de cada cuatro dólares gastados en infraestructura pública.  Para continuar siendo la súper potencia económica del mundo, debemos edificar la infraestructura para respaldar un crecimiento sólido y sustentable.  Y eso significa, sencillamente, que las cosas tienen que empezar a cambiar en Washington.  Y espero que el 2009 sea un año histórico.  La caducidad del actual proyecto de ley de transporte dará lugar a un nuevo debate sobre nuestras necesidades de infraestructura.  Confío en y espero que nos enfoquemos en dos temas: Uno, cuál debería ser el rol del Gobierno federal en nuestro sistema de transporte y cómo vamos a pagar por todo lo que sabemos que necesitamos.

“Hay un par de principios que pienso deberían guiar esta charla: Primero, necesitamos establecer metas — de corto y largo plazo — y reglas claras para medir el éxito.  En la actualidad no tenemos una política de transporte nacional coherente.  Simplemente es una bolsa de sorpresas de programas sin metas que correspondan a prioridades nacionales, tales como la reducción de nuestra dependencia del petróleo o recortar nuestras emisiones de gases de invernadero.  Además, no tenemos estándares de rendimiento para asegurar que podamos lograr nuestras metas, que es responsabilidad básica.  Y no tenemos incentivos que insten a las ciudades y estados a ser más eficaces, lo cual es una idea básica de la economía de mercado.  Estas prácticas vienen directamente de Administración 101, y necesitamos ponerlas en funcionamiento cuando se trata del transporte.

“Segundo, necesitamos aumentar la financiación drásticamente.  Hay dos formas de hacerlo, infraestructura — sin duda la infraestructura cuesta dinero.  Pero las encuestas muestran que la gente está dispuesta a pagar por ella — si saben que se beneficiarán.  Los votantes son más inteligentes de lo que los políticos piensan.  Ellos saben que nada es gratis, pero quieren arreglar su infraestructura.  Y hay muchas cosas sobre la mesa, necesitamos que el Congreso dé la cara.

“Tercero y último, necesitamos financiar proyectos basados en méritos, y no en la política.  Y creemos que uno de los conceptos más prometedores es el que los senadores Dodd y Hagel presentaron, un banco nacional de infraestructura.  Ese banco crearía un organismo independiente y no partidista que financiaría las necesidades más vitales y no las más limitadas.  Bien, el sistema está estropeado, pero estos principios — creemos — ayudarían.  Y no estamos sentados ahí solamente solicitando dinero.  Estamos haciendo lo que podemos con nuestro propio dinero; simplemente es un problema demasiado grande para cualquier ciudad.  El dolor tiene que repartirse en todo el país, ya que los beneficios son para todo el país. Gracias”.







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