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PR- 460-07
10 de diciembre de 2007

EL ALCALDE MICHAEL R. BLOOMBERG HABLA EN LA ACADEMIA CHINA DE CIENCIAS SOCIALES

A continuaciĆ³n se presenta el texto del discurso preparado del alcalde Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

Xie Xie nimen de zhao dai.  Le pregunté a mi madre, que tiene 98 años de edad pero todavía está firme, si le gustaría venir conmigo a China.  Me preguntó cuánto duraba el vuelo, y cuando se lo dije, lo pensó y dijo ‘No me siento como para dar un viaje tan largo, pero asegúrate de saludar a los chinos en mi nombre’. Así que, de parte de mi madre, quiero decirles a todos ustedes, ‘¡Ni men hao!’

“Es un gran honor hablar en este renombrado centro educativo, que cumple su 30mo aniversario.  Durante esas tres décadas, China realmente ha emergido como una fuerza mayor en la economía mundial.  En ese tiempo, la economía de China ha crecido a un paso asombroso de casi 10 por ciento al año.  Y su producción económica ha aumentado ocho veces más. 

“China se ha convertido ya en el cuarto país más grande del mundo en cuanto al comercio, y un imán poderoso para la inversión extranjera.  Y desde 1977, China ha sido responsable de tres cuartos de toda la gente del mundo que han sido sacados de la pobreza más profunda.

“Estos son logros extraordinarios.  Son éxitos de los que la gente de China puede sentir un enorme orgullo, y unos en que los maestros y graduados de esta gran institución han jugado un gran rol ayudando a realizarlo.  Y cuando se lleven a cabo las Olimpíadas del 2008 en Beijing, se exhibirán los orgullosos triunfos de China para que todo el mundo los vea.

“Durante los últimos 30 años, la gente de mi ciudad, Nueva York, también han superado desafíos significativos.  Y también estamos orgullosos de lo que hemos logrado.  A finales de los años ‘70, muchos ‘expertos’ pensaron que Nueva York se hallaba en una espiral de crimen desenfrenado completamente cuesta abajo, una economía en deterioro, y un declive poblacional.  Pensaron que Nueva York no tenía futuro.  Pero los neoyorquinos les demostraron lo contrario.

“Hoy, nuestra economía es sólida.  Nuestras calles son más seguras y más limpias de lo que han sido en décadas.  Nuestra gente está más saludable y vive más tiempo que el estadounidense promedio, en gran parte porque hemos reducido el fumar — la causa más grande de contaminación interior en el mundo — un 20 por ciento en solo cinco años.  Lo hicimos aumentando el impuesto al cigarrillo y liberando de humo a prácticamente todos los lugares de trabajo, incluyendo restaurantes y barras.  De hecho, mi fundación filantrópica personal está trabajando aquí en esta parte del mundo para poner fin al fumar, que de lo contrario matará este siglo a mil millones de personas.

“Medidas como esas están haciendo a nuestra población más saludable y más productiva.  Son parte de la razón por la cual más gente está viniendo y quedándose en la Ciudad de Nueva York.  Nuestra población es de ocho y un cuarto de millones de habitantes y sigue creciendo.  Se que no se compara a la población de Beijing.  Pero nos hace, por un gran margen, la ciudad más grande en los Estados.

“Ahora, cuando juntos miramos hacia el futuro, las preguntas ante Nueva York — y también China — son: ¿Cómo podemos seguir sumando a los logros por los que hemos trabajado tan arduamente para obtener?  ¿Cómo podemos mantener nuestro crecimiento económico mientras vivimos con los recursos disponibles para nosotros?  ¿Cómo podemos ‘enverdecer nuestro medioambiente y también acrecentar nuestra economía’?  La gente de todo el mundo está luchando para contestar las mismas preguntas.

“Estas son las preguntas que esta semana han llevado a representantes de naciones del mundo a Bali para la Convención Modelo de las Naciones Unidos sobre el Cambio Climático, incluso — me dicen — una delegación de esta Academia.

“En un par de días, tendré el gran honor de hablar ante esa reunión como representante designado de la organización internacional llamada Gobiernos Locales para el Desarrollo Sostenible (o Local Governments for Sustainability), y por extensión los 3.3 mil millones de hombres, mujeres y niños — la mitad de gente del mundo — que habitan las ciudades del planeta.

“El cambio climático no es un problema distante; nos plantea a todos desafíos ambientales, económicos y sociales enormes e inmediatos.  Justo el mes pasado, el respetado Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, ganador este año del Premio Nóbel de la Paz, publicó una evaluación del calentamiento global. Calculó que las continuas emisiones de gases de invernadero en o por encima de los actuales niveles con seguridad producirán cambios climáticos ‘mayores a los que se han visto durante el siglo XX’.

“Esto podría crear una tensión critica en el suministro de agua fresca en las cuencas de los ríos de Asia; amenazar la producción agrícola en África; intensificar las olas de calor en Europa y Norteamérica; y causar aumentos en otros patrones de temperaturas extremas alrededor de la tierra.  Y solo hace un año, Sir Nicholas Stern, ex jefe economista del Banco Mundial, advirtió en su propio estudio del calentamiento global que tales cambios climáticos podrían producir ‘riesgos de mayor ruptura económica y actividad social en una escala similar a las asociadas con las grandes guerras y la depresión económica de la primera mitad del siglo 20’.  Estas son predicciones muy espantosas.  Y todos compartimos un fuerte interés en evitar que se cumplan.

 “El presidente Hu ha descrito su visión para una ‘sociedad armoniosa’ en China.  Reconoce justamente que dicha sociedad armoniosa debe incluir un medioambiente saludable.  Ese es un mensaje que la gente en todo el mundo debe considerar, ya que, si fracasamos en preservar nuestro medioambiente, la gente de todas partes podría enfrentar la clase de caos social que Sir Nicholas nos advirtió.  El impacto de la humanidad sobre el clima global está convergiendo con una segunda fuerza, poderosa y en rápido crecimiento: La urbanización de la población del mundo.

“Hace cincuenta años, menos de 100 de las ciudades del mundo tenían poblaciones de un millón o más de habitantes.  En 10 años, casi 500 ciudades la tendrán.  Muchas de estas ciudades en rápido crecimiento están aquí en China.  Cuando se fundó esta Academia hace 30 años, la población urbana de China era unos 170 millones de habitantes.  Desde entonces, esa población urbana ha crecido más de tres veces.

“Algunas personas creen que para la mitad del siglo, hasta 75 por ciento de la población de China podría vivir en ciudades.  Hasta un visitante esporádico a China como yo queda impresionado con esta urbanización rápida.  Es una de las migraciones internas de gente más grande en la historia del mundo — y a no ser que se planifique, podría acelerar el ya alarmante paso del cambio climático, así como otros retos medioambientales serios.

“Las ciudades alrededor del mundo ya representan el 80 por ciento de la producción del mundo de los gases que atrapan calor y contribuyen al calentamiento global.  Los habitantes de las ciudades están verdaderamente al frente del cambio climático.  Y en todo el mundo, las ciudades también están al frente de [esfuerzos para] limitar los efectos de ese cambio.

“Beijing encabezó la marcha prohibiendo el uso elevado de sulfuro de carbono para calefacción y cocina.  Shangai y otras municipalidades han seguido.  Y la introducción de automóviles de energía eléctrica eficaz ofrece una gran promesa para países en todo el mundo.

“Después de mis palabras, espero ir afuera y ver algunos de los automóviles último modelo con pilas de energía eléctrica que una compañía estadounidense — Miles Automotive Group — está desarrollando en colaboración con el Centro Chino de Técnica e Investigación Automotriz o ‘CAT-ARC,’ la Chinese Electronic Technology Group Corporation, Lishen Battery Company, y la Ciudad de Tianjin.

“Me acompañarán Miles Rubin, presidente de Miles Automotive Group, y Kevin Kiley, jefe de operaciones, y sus colaboradores chinos: Zhao Hang, director de CATARC; Wang Xi Wen, vice-superintendente de Chinese Electronic Technology Group Corporation; Qin Xing Cai y Liang Rui, gerente y subgerente general de Lishen Battery; y Wu Zhi Qin, gerente general de Tianjin Qingyuan Electric Vehicle Company.

“Ensamblados aquí en China, los autos que ellos están fabricando pueden ser comercializados a conductores en nuestros países y también en Suramérica y la Unión Europea.  El resultado es la unión de tecnología estadounidense y china que nos está llevando adelante — hacia vehículos con 100 por ciento de de energía eléctrica que reducen drásticamente reduce la contaminación del aire, recortan la emisión de carbono y son menos costosos de operar.

“La Ciudad de Nueva York también está luchando enérgicamente contra el cambio del clima.  La población de nuestra ciudad continúa creciendo, y se espera que alcance los 9 millones para el año 2030.  Aun así, estamos comprometidos a reducir nuestra huella de carbono en 30 por ciento para el mismo año.  Como servidores del pueblo, creo firmemente que el Gobierno local tiene la responsabilidad de guiar al sector privado — en vez de simplemente ordenar.  Por ello estamos trabajando para reducir en 30 por ciento los gases de invernadero que los organismos municipales producen en los próximos diez años — para el 2017.

“Ahora, Nueva York — y también Beijing — han sido motivadas a tomar estas acciones no solo porque ayudan a reducir el calentamiento global, sino porque además son vitales para la limpieza del aire que respiramos.  Y trabajar para mejorar el clima del planeta también tiene la virtud adicional de mejorar el clima comercial de nuestras ciudades.  Además, es una forma de acrecentar las economías de nuestras ciudades.  En ambientes urbanos, la contaminación del aire y el cambio climático a menudo provienen de muchas fuentes similares, tales como las plantas de energía y los automóviles.

“En Nueva York, llamamos nuestro a agenda de desarrollo sostenible para el futuro de la ciudad PlaNYC.  Incluye 127 iniciativas separadas.  Casi la mitad de ellas tratan simultáneamente la calidad del aire, el cambio climático, y nuestro crecimiento económico a largo plazo.  Porque espero que algún día me inviten de regreso a China, no abusaré de su paciencia describiendo cada una de ellas en detalles ahora.  Pero permítanme ilustrar mi punto con solo dos ejemplos.

“El primero tiene que ver con árboles.  Nueva York acaba de empezar un ambicioso programa para sembrar nuevos árboles en toda la ciudad durante los próximos diez años — 40 veces más el número de árboles que hay en nuestro famoso Parque Central.  Estos nuevos árboles no solo proveerán sombra fresca en nuestras calles.  Además, eliminarán el dióxido de carbono del aire, lo que reducirá nuestro efecto en el calentamiento global.

“Limpiarán nuestro aire filtrando los contaminantes.  Y además aumentarán la belleza y valor de vecindades donde se siembren, muchas de las cuales son comunidades que carecen de árboles en sus calles y parques.

“Mi segundo ejemplo trata sobre los automóviles.  Nueva York también está trabajando con otros colaboradores del Gobierno estatal para estudiar formas de cobrar a conductores de automóviles una tarifa por entrar a los distritos comerciales de la ciudad más ocupados durante las horas de trabajo más ocupadas de la semana.  Esta iniciativa, llamada ‘tarifa de congestión’, también lograría triunfos en los mismos tres frentes.

“Reducirá nuestra producción de gases de invernadero, hará nuestro aire más limpio, y además realzará nuestra economía reduciendo la congestión de tráfico que anualmente cuesta a la región metropolitana de la Ciudad de Nueva York casi $13 mil millones, a la vez que aumenta el dinero que financiará proyectos de transporte tan necesitados.

“Singapur, Estocolmo y Londres todas han ejecutado exitosamente dichos sistemas de tarifa de congestión.  De hecho, hace poco estuve en Londres y observé con mis propios ojos el éxito de la tarifa de congestión. Entiendo que también se está considerando una idea similar en Shangai.  De hecho, es claro que todas las ciudades necesitan hacer más, y además que todos tenemos un gran interés en aprender el uno del otro.

“Es por eso que hoy anuncio que mi ciudad, a través de una organización llamada New York City Global Partners, invitará el próximo año a Nueva York a representantes de más de 20 de las ciudades más grandes del mundo para una conferencia de dos días a mediados del 2008.  Esta abordará los retos que compartimos sobre la reducción de la contaminación del aire urbano y limitar el cambio climático.  Contará con expertos de todo el mundo en transporte, planificación urbana, salud pública y otras disciplinas.

“Por supuesto, las grandes ciudades chinas que visito en este viaje, Beijing y Shangai, están invitadas.  Confío en que cada una de estas ciudades que participen tendrán algo que aportar, y que todos tengamos algo que aprender.

“En Nueva York, hemos dedicado mucho tiempo y talento al desarrollo de nuestro plan para mantener a Nueva York ‘verde y creciendo’ en el futuro.  Hemos hecho eso porque queremos afirmar y sumar a los logros que Nueva York ha alcanzado en los últimos 30 años.  Y sabemos que esos logros pueden perderse si no los protegemos ahora con políticas de largo plazo e inversiones sabias.

“China también ha alcanzado grandes logros en los últimos 30 años.  Y la gente en todas partes quiere ver que China siga en desarrollo y prosperidad.  Y así, mi ciudad y vuestra nación descubren que debemos enfrentar el cambio climático y los problemas relacionados de desarrollo sostenible.  Al igual que la gente en todo el mundo.  Porque la ciencia relacionada con el cambio climático ahora es clara.

“Se terminó el momento de discusión; el momento de acción — acción coordinada por la gente en cada país — ya empezó.  El mensaje que debe surgir de Bali esta semana es que los gobiernos y corporaciones, organizaciones gigantes y personas, países desarrollados, y los subdesarrollados: Todos tienen que poner de su parte.

“China y los Estados Unidos son grandes consumidores de energía y tenemos una responsabilidad de trabajar juntos para detener el cambio de clima.  Los efectos ya se están sintiendo en China, a medida que el desierto de Gobi se extiende a un ritmo de más de 3,000 kilómetros cuadrados al año.  También se están sintiendo los efectos en los Estados Unidos, con sequías y huracanes causando terrible dañosos y dolor.  Debemos trabajar unidos hacia metas inmediatas y alcanzables, aun cuando reconocemos que lograrlas solo será el principio de una lucha muy larga. 

“Aun a corto plazo, la calidad del aire en ciudades de ambos países está haciéndose cada vez más inaceptable.  Por ejemplo, en Nueva York, en algunos vecindarios los niños tienen ataques de asma cuatro veces más altos que el índice nacional.  Y la calidad del aire en Beijing para la Olimpíadas es una preocupación seria que el Gobierno está atendiendo.

“La tarea ante nosotros es tan inmensa que requerirá el uso mucho mayor de tecnologías alternativas y emergentes, desde un mayor uso de energía eólica y solar, a la distribución más amplia de energía a través de células combustibles.  La noticia prometedora para nuestro planeta es que desarrollar esas fuentes de energía estimulará un flujo de innovaciones que mejorará la calidad de vida para la gente en todas partes.  Pero no es suficiente trabajar para innovaciones audaces que no funcionarán hasta dentro de 30 o 40 años. 

“No podemos esperar que la tecnología del futuro haga algo que necesita hacerse — urgentemente — hoy. Como dice sabiamente un proverbio que se originó hace mucho tiempo aquí en China, y que ahora ha sido adoptado en todo el mundo: ‘El viaje de mil millas empieza con un solo paso. Depende de nosotros, aquí y ahora, empezar ese viaje.

“Gracias a cada uno de ustedes por su recibimiento cálido y gran hospitalidad. Xie Xie”.







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