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PARA DIFUSIÓN INMEDIATA
PR- 209-07
21 de junio de 2007

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO Y RECIBE TÍTULO HONORARIO EN ACTO DE LA UNIVERSIDAD ROCKEFELLER

A continuación se presenta el texto preparado del discurso del alcalde Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Gracias, Russ, y gracias, doctor Nurse. 

“Distinguidos miembros de la facultad, graduados e invitados: Buenas tardes a todos — y a aquellos de ustedes que han venido a esta maravillosa ceremonia de otros lugares de los Estados Unidos o de otras naciones — bienvenidos a la Ciudad de Nueva York City.  Disfruten su estadía aquí, y por favor: ¡Gasten mucho dinero!

“Es un honor compartir el escenario hoy con uno de los más distinguidos biólogos del mundo, el doctor E.O. Wilson.  Ahora, en este punto, permítanme hacer una excepción: El hecho de que el doctor Wilson y yo estemos los dos recibiendo doctorados honorarios en ciencias hoy es definitivamente no porque estemos académicamente en la misma liga.  De hecho, es más preciso decir que yo siempre fui el tipo de estudiante que hizo posible que hubiere otros en la mitad superior de la clase.  Y soy probablemente una de las pocas personas aquí hoy que pueden reclamar esa distinción.  Por lo tanto, aunque estuve considerando utilizar esta ocasión para presentar mis opiniones sobre la estructura molecular de las interacciones del sistema inmunológico, o acaso sobre la rigidez del ADN de una sola línea, realmente odio eclipsar a los graduados de hoy, por lo que decidí dejarles a ellos ese tipo de cosas.

“Pero sí tengo la intención de decir unas palabras sobre uno de esos antiquísimos debates ‘del huevo o la gallina’ en las ciencias de la vida — uno con el que el doctor Wilson está bien familiarizado: La relativa importancia de naturaleza vs. crianza — porque creo que tiene mucho que ver con lo que estos graduados ya han logrado y lo que el futuro les depara a ellos.  Ahora, viendo los rostros iluminados de sus padres orgullosos, nada podría ser más obvio que el hecho de que estas 17 mujeres talentosas y 11 hombres excepcionales son brillantes por naturaleza.  Claramente, todos ellos han heredado sus cerebros, ambición, encantadoras personalidades y, especialmente, su buena apariencia de sus madres.  (Y quizás los padres tuvieron un poquito que ver con ello también.)  Por lo tanto, esto es definitivamente un punto a favor de la naturaleza.  Pero también es cierto que el genio sin tutela puede solo llevarnos a una cierta distancia.  Cuando se trata de alcanzar la excelencia científica, la crianza definitivamente tiene su lugar en cada nivel de la educación — lo cual es precisamente la razón por la que estamos realizando inversiones mayores en los próximos dos años para mejorar la educación de ciencias para los estudiantes de las escuelas públicas de Nueva York desde kindergarten hasta el 8vo grado.

“Año tras año, el sobresaliente profesorado de la Universidad Rockefeller cultiva una excelente educación de ciencias en un nivel mucho más avanzado — y nosotros debemos tomar este momento para darles unos bien merecidos aplausos.  Ellos mantienen una tradición de excelencia que ha hecho a esta escuela el lugar de muchas de las más importantes innovaciones de la ciencia médica.  Desde el descubrimiento de vacunas para la meningitis hasta el desarrollo de las drogas que hacen posible que la gente con SIDA disfrute las vidas activas y productivas que habrían sido inimaginables hace solo unos pocos años.  Lo mejor que podemos hacer por los graduados de hoy es asegurar que sus entornos profesionales a los que ellos pasarán ahora sean una crianza tan buena como la del entorno académico que están dejando.  Porque, de esa manera, ellos pueden tomar lo que han aprendido aquí y darle el mejor uso posible, por ejemplo, revelando los misterios del mal de Alzheimer o decodificando la base molecular del cáncer o respondiendo otras apremiantes preguntas médicas.

“Ustedes probablemente no se sorprenderán al oírme decir que la Ciudad de Nueva York es el lugar perfecto para que continúe tal trabajo.  Y esto no es presunción vana.  Nuestra sumamente preparada fuerza laboral, nuestro acceso rápido al capital empresarial, el hecho de que en los seis meses desde que fui invitado a asistir a esta graduación nuestra ciudad ha recibido más de $600 millones en subvenciones de la oficina federal del Instituto Nacional de Salud.  Esos son solo algunos de los factores que ponen a la Ciudad de Nueva York en la vanguardia de las biociencias comerciales.  Ahora, para aprovechar mejor esas ventajas, nuestra Administración — con la ayuda de Russ Carson y sus colegas en lo que es llamado Fondo de Inversión de la Ciudad de Nueva York — está ayudando a desarrollar un nuevo gran campus de investigaciones y desarrollo para las biociencias comerciales a corta distancia de donde nos encontramos hoy.

“Por mucho tiempo he sido un gran creyente en el futuro de las biociencias. Como ciudadano privado, he participado en forma inmensamente satisfactoria con la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, de la cual me enorgullezco en decir que ahora lleva mi nombre.  Y ahora, como alcalde también estoy promoviendo activamente la creciente industria de biociencias de Nueva York.  Esta tiene un enorme potencial para el futuro económico de nuestra ciudad — y también nos acerca más a hacer realidad la meta de la Universidad Rockefeller de “ciencia para el beneficio de la humanidad”.  Crear la infraestructura física para la investigación en biociencias es un elemento clave para cultivar la excelencia científica.  También tiene que ser igualado con el tipo de entorno intelectual estimulante que solo se da al unir a los mejores y más brillantes investigadores de todos los lugares del mundo.

“Esta clase de graduandos es un buen ejemplo de lo que quiero decir.  Ustedes han sido atraídos a esta gran institución desde una docena de naciones diferentes… de Corea a México, hasta Turquía, así como algunos de acá.  Ustedes y los estudiantes como ustedes ayudan a hacer de Nueva York la ciudad más internacional e intelectualmente excitante del mundo.  Y todo lo que han compartido entre ustedes en sus años aquí… no solo en largas horas en laboratorios y salas de conferencias, sino también con cervezas y meriendas en el Centro de la Facultad y Estudiantes… ha enriquecido trabajo en gran medida.  Algunas de esas meriendas pueden haber tenido un alto contenido de grasas trans; esa es su elección.  Y, por lo menos a su edad, esas calorías extra no se ven.

“Ahora, ojalá algunos de los legisladores de nuestra nación pudiesen estar aquí hoy —porque esta clase de graduados representan un argumento elocuente sobre por qué Estados Unidos necesita tan urgentemente revisar sus políticas migratorias.  Nuestras muy irrealistas e impracticables restricciones de visas actuales perjudican en gran medida a los estudiantes internacionales que están estudiando aquí o en MIT, o en CalTech, o en Johns Hopkins o en otras instituciones líderes en investigaciones en toda nuestra nación.  Este año, la cuota de nuestra nación para trabajadores inmigrantes con preparación — las 65,000 visas que permiten a los empleadores del sector privado contratar a inmigrantes por hasta seis años — son solo casi un tercio de lo que era en el año 2000.  Y esa cuota se llenó en solo un día, dejando en la calle a decenas de miles de los alumnos más brillantes del mundo que quieren entrar a Estados Unidos. 

“Estas restricciones obstaculizan la capacidad de nuestra nación para competir en una economía global.  Ellas mancillan nuestra reputación en el resto del mundo.  Y, quizás lo peor de todo, restringen innecesariamente el avance del conocimiento científico.  Ahora, reconozco que la reforma migratoria es un tema complejo.  Tal vez en forma inevitable, eso convierte a la ley de reforma migratoria que está ahora ante nuestro Senado en un manojo de compromisos.  No estoy de acuerdo con cada una de sus características, y dudo que muchas gentes lo hagan.  Pero creo firmemente que debemos dejar saber a los líderes de nuestra nación que, por el bien de nuestro país — y el bien de la ciencia que realmente beneficia a toda la humanidad —, simplemente no podemos costear el seguir cerrando nuestra puerta en la cara a jóvenes brillantes como muchos de los que hoy se están graduando aquí.

“Finalmente, nuestro deber de cultivar la excelencia científica requiere que todos trabajemos por un ambiente político que realmente respete a la ciencia y los científicos.  Porque, cuando los científicos dudan en hablar por miedo a perder su financiamiento o posiciones, o cuando el trabajo de organismos imparciales de regulación es socavado por consideraciones políticas; cuando los inquietantes retos que enfrenta nuestro mundo son por demasiado tiempo ignorados como ‘verdades inconvenientes’… o cuando investigaciones básicas que podrían revelar los misterios de enfermedades y discapacidades son imprudentemente frustrados, entonces toda nuestra sociedad sufre.

“No hay razón por la que este deba ser ese caso.  Desde los albores de nuestra república hasta la decisión de unirnos a la carrera espacial, la cultura política de Estados Unidos tiene una larga y orgullosa tradición de cultivar activamente las investigaciones científicas libres, donde quiera que vayan a conducir. Piensen ahora en los primeros días de nuestra nación: el presidente Thomas Jefferson — un científico notable — envió a Lewis y Clark en viaje de exploración en el interior desconocido de Norteamérica.  Lean su carta de instrucciones a ellos — cómo los instruye a observar cuidadosamente “la tierra y la cara del país… los animales, incluyendo los restos o historias de cualquiera que pudiese ser escaso o extinto… la producción de minerales de todo tipo… las veces en que aparecen aves, reptiles o insectos particulares. Y así sigue, cada vez con más preguntas sobre clima, topografía y botánica, preguntas que revelan una curiosidad feroz por cada aspecto del mundo natural no conocido que hallarían esos valientes exploradores.

“Por lo tanto, con ese mismo espíritu, permítanme dejarles el encargo a ustedes, los que hoy se gradúan, de viajar con la misma falta de temor en sus futuros desconocidos.  Es un cliché en momentos como estos el decir que sus futuros son ilimitados.  Pero, para este grupo, en este momento, ese cliché simplemente resulta ser verdad.  Les deseo que cada día de ese futuro esté lleno con toda la esperanza y el propósito… todo el amor por el aprendizaje y amor por la humanidad… que ustedes han mostrado hasta ahora; que sus naturalezas brillantes, y nuestra crianza de amor, les guíen hacia descubrimientos hasta hoy no soñados.

“Y que la buena suerte les sonría a todos”.







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