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PR- 063-06
28 de febrero de 2006

EL ALCALDE MICHAEL R. BLOOMBERG DETALLA CÓMO LAS VIVIENDAS ASEQUIBLES PUEDEN SER UN BUEN NEGOCIO EN UN DISCURSO ANTE LA COALICIÓN NACIONAL DE LA VIVIENDA PARA PERSONAS DE BAJOS INGRESOS

A continuación se presenta el texto del discurso preparado para el alcalde Bloomberg y pronunciado ante la National Low-Income Housing Coalition:

Gracias por esa amable introducción, Lydia. Pocas personas han hecho tanto para crear viviendas asequibles en nuestra ciudad como tú y tu esposo (fallecido) Richard Wong, quien fue una fuerza tan vital en Habitat for Humanity. Gracias a ustedes dos - y gracias a Sheila Crowley, también - tenemos una base sólida sobre la cual construir.

En fin, buenos días a todos. Gracias por recibirme aquí en Washington.

Este es un lugar donde todos podemos sentirnos en casa, ya que es - como cariñosamente la describiera una vez el Presidente Kennedy - una ciudad que combina la eficiencia del Sur con el encanto del Norte. Un lugar con algo para cada uno.

Sin embargo, como alcalde de la ciudad de Nueva York, probablemente no les sorprenderá escucharme decir que, para el entretenimiento, la cultura y la realización de convenciones, realmente no hay otra ciudad en la nación como Nueva York. Sí, estoy cumpliendo una promesa hecha a mis agencias de promoción de turismo - pero también, lo que digo es cierto.

Ahora, también reconozco que muchos norteamericanos se han inclinado por ver a Nueva York como (aunque ciertamente es un lugar agradable para visitar) un sitio más bien diferente de sus ciudades o pueblos de origen - de hecho, algo exótica.

Pero la verdad es que esas diferencias siempre han sido exageradas. Y hoy más que nunca las ciudades tienen cada vez apariencias más similares entre sí. Digo eso con confianza, ya que corté la cinta de un restaurante Applebee en Bedford Stuyvesant apenas la semana pasada…

Y tras presentar a Garth Brooks en la entrega de los Country Music Awards el pasado mes de noviembre en el Madison Square Garden…. ¿Qué más típico se puede poner?

Asimismo, quienes trabajamos en gobiernos municipales también tenemos nuestras similitudes - porque la gente que dirige ciudades en toda la nación, incluyendo a Nueva York, enfrentan todos retos comparables, desde terminar la amenaza que las armas de fuego ilegales representan para todos nuestros ciudadanos… hasta afilar nuestras destrezas competitivas en una economía cada vez más global.

Por necesidad, compartimos no solo problemas comunes, sino también una disposición común… una visión profundamente pragmática que tiene marcados contrastes con el ambiente intensamente partidista que caracteriza - y demasiadas veces paraliza - a Washington.

En el ámbito local, no tenemos el lujo de buscar una pureza ideológica que excluya la obtención de resultados.

Nuestro trabajo es proveer los servicios que afectan a la gente directamente. Eso significa que estamos mucho menos interesados en anotar puntos sobre nadie en la política de lo que estamos en encontrar soluciones que realmente funcionen.

El duro ex alcalde de Nueva York Fiorello La Guardia lo dijo mejor al expresar que no había "un método republicano o demócrata de recoger la basura".

Ese espíritu razonable y pragmático ha guiado a nuestra Administración desde el primer día. Porque, tras el 11 de Septiembre, enfrentamos la tarea sin precedentes de recuperar a nuestra ciudad del ataque más sangriento que nuestra nación jamás haya sufrido.

Para hacer eso tuvimos que unirnos, no como demócratas o republicanos, sino como neoyorquinos - y como norteamericanos.

En los últimos cuatro años hemos permanecido unidos como nunca antes.

Y esto es demostrado por el hecho de que el pasado noviembre una coalición de votantes que cruzó todas las barreras étnicas, sociales y económicas de nuestra ciudad nos dio una histórica victoria en la reelección.

Fue un resonante voto de confianza - un voto basado en el hecho de que no solo recuperamos a Nueva York, sino que también hemos usado el espíritu de unidad forjado tras el 11 de Septiembre para colocar a nuestra ciudad en un camino hacia la estabilidad económica y el crecimiento a largo plazo.

Hemos hecho eso reduciendo la delincuencia en casi 25% desde el año 2001, manteniendo a Nueva York como la ciudad grande más segura en la nación…

Cambiando el rumbo a un sistema escolar fallido y produciendo aumentos récord en las calificaciones de las pruebas de los estudiantes…

Mejorando la calidad de vida en los vecindarios… asegurando el mejor índice de bonos municipales en la historia de la ciudad… reduciendo el desempleo a su nivel más bajo desde el año 2000… aumentando a un récord histórico el número de dueños que viven en sus casas…

Y emprendiendo la campaña más ambiciosa de viviendas asequibles jamás iniciada por ciudad alguna en Estados Unidos. De eso es que quiero hablar con ustedes hoy.

Nuestra iniciativa de viviendas no está basada en ideología, sino en un sentido práctico.

Nosotros vemos la producción de viviendas asequibles no solamente como una de las necesidades sociales más urgentes de nuestro tiempo, sino también como una sólida inversión económica para el futuro.

Vemos el rol del Gobierno en las políticas sobre vivienda no como un remedio para todo, sino como un catalizador.

Y vemos la promoción de las viviendas asequibles - como el establecimiento de calles seguras, la reforma de nuestras escuelas, y la producción de empleos que paguen bien en sectores crecientes de nuestra economía - como peldaños en la misma escalera de oportunidad para los neoyorquinos que darán forma al destino de nuestra ciudad en un nuevo siglo.

Tuve la buena suerte de encontrar a estos neoyorquinos en cada sector de nuestra ciudad durante la última campaña. Ellos son recepcionistas y conserjes… conductores de camiones de envíos y enfermeras.

Ellos son hombres y mujeres fuertes y llenos de esperanza que quieren y necesitan criar a sus familias en comunidades de dignidad, triunfos y esperanza. Ellos serán el futuro de nuestra ciudad - y estamos determinados a ayudarles a lograr que este sea un futuro lleno de esplendor.

Esa es la razón por la que, temprano nuestro primer término, asignamos $3,000 millones para un plan de cinco años con el fin de crear y preservar más de 65,000 unidades de viviendas asequibles en toda nuestra ciudad. Y, en los últimos cuatro años, hemos cumplido esa promesa, financiando la construcción y rehabilitación de 56,000 viviendas asequibles.

Pero eso fue solo el prólogo. La semana pasada anuncié una expansión sin precedentes de este plan de vivienda.

Acabamos de hacer que nuestra meta en las viviendas asequibles sea dos veces y media más grande. Hemos emprendido la construcción y rehabilitación de 165,000 unidades de vivienda antes de finalizar el 2013 - suficiente para albergar a medio millón de personas.

Cuando deje mi cargo en el 2009, 125,000 de estas unidades estarán completadas o encaminadas - y se incluirá financiamiento para las 40,000 unidades restantes en el presupuesto capital que yo entregue a mi sucesor.

Bajo este plan revisado y expandido, produciremos y preservaremos viviendas para una amplia variedad de residentes de nuestra ciudad.

Más de dos terceras partes de las unidades de vivienda que crearemos serán dirigidas a neoyorquinos de bajos ingresos - familias que apenas empiezan a subir esa escalera de la oportunidad.

Pero también reconocemos que ellos no son los únicos neoyorquinos que enfrentan el reto de conseguir viviendas asequibles - por lo tanto, nuestro plan también beneficiará a miles de hogares de clase media.

Honraremos el sacrificio y heroísmo de los veteranos que regresan a casa tras el 11 de Septiembre. Cientos de ellos calificarán para la primera "reserva" municipal de viviendas asequibles, un programa que otorga viviendas adquiridas por el Departamento de Desarrollo Urbano y de la Vivienda (HUD, en inglés) en juicios hipotecarios y con garantía federal.

Y también lanzamos un plan multifacético a cinco años para eliminar la falta de techo crónica en nuestra ciudad.

Una de las piezas centrales de este plan es una histórica colaboración de $1,500 millones entre la Ciudad y el Estado para producir 12,000 unidades nuevas de viviendas de apoyo con servicios sociales disponibles para aquellos, como los desamparados con enfermedades mentales, que necesitan ayuda extra para volver a enrumbar sus vidas. Es el tipo de vivienda que, una y otra vez, ha probado ser compasivo y efectivo en relación con sus costos.

Su costo no es más que los refugios para desamparados, salas de emergencia y celdas de prisiones que por demasiado tiempo han sido el último recurso para demasiados hombres y mujeres sin hogar. Y los dividendos que paga en dignidad humana son realmente numerosos.

Considerada en su totalidad, nuestra iniciativa de viviendas asequibles - que llamamos el "Nuevo Mercado de la Vivienda" - no es solo sin precedentes en escala, sino también revolucionaria en su filosofía y sus métodos. Y esto sucede porque la dinámica del mercado de la vivienda ha cambiado rápida y dramáticamente.

A través de los años, muchos de ustedes - incluyendo a Lydia - han sido firmes colaboradores de la ciudad de Nueva York en la preservación de las viviendas asequibles.

Empezamos a trabajar juntos en los días cuando los sectores de toda nuestra ciudad eran amenazados con la ruina de la venta al por mayor y el abandono - cuando Howard Cosell pudo proclamar en forma memorable y a una audiencia nacional de televisión que veía un juego de la Serie Mundial de 1977 en Yankee Stadium que "el Bronx está ardiendo".

Los delitos en el área de impuestos eran tan comunes en muchas comunidades que el gobierno municipal adquirió la dudosa distinción de convertirse en el mayor casero en Nueva York. En su punto álgido, tuvimos 100,000 unidades de viviendas abandonadas en nuestro portafolio.

Se realizaron esfuerzos heroicos para recuperar al Bronx - y a otras partes de nuestra ciudad - del borde del abismo, y estos triunfaron.

Porque redujimos dramáticamente el crimen… y por colaboraciones audaces e imaginativas con nuestros asociados sin fines de lucro concebidas para rehabilitar las viviendas abandonadas de Nueva York…

Los prestamistas y promotores privados regresaron a comunidades que una vez habían dejado al borde de la muerte.

Hace casi 30 años, cuando el Presidente Jimmy Carter visitó la calle Charlotte en el sur del Bronx, la comparó con Dresden devastada tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, las casas para una sola familia en la calle Charlotte se venden a precios que superan los $400,000.

Esto no es una aberración; Harlem, en Manhattan, y vecindarios tales en Brooklyn como Fort Greene y Red Hook, estuvieron entre los sectores que sufrieron más penurias económicas en nuestra ciudad durante los años '70 y '80. Hoy son algunos de las áreas residenciales más atractivas en la ciudad, con casas en hilera que comúnmente se evalúan por $1 o $2 millones.

Por esa razón, el dinero de impuestos que la ciudad de Nueva York invirtió en viviendas asequibles en esas comunidades ha sido más que repagado en ingresos fiscales mayores que vienen nuevamente a nuestros cofres.

Y, precisamente el pasado mes de agosto, tuve el placer de ayudar a cerrar un capítulo en la historia de Nueva York, poniendo de vuelta en el mercado para desarrollar viviendas asequibles al último de los terrenos municipales baldíos y adquiridos en juicios hipotecarios.

Bueno, es realmente cierto que ninguna buena obra pasa sin ser castigada. Por lo tanto, no debe sorprendernos, supongo, que esta reclamación de los sectores de nuestra ciudad nos haya convertido en víctimas de nuestro propio éxito y contribuyó a un nuevo reto en el área de viviendas en nuestra ciudad.

Nuestra población está creciendo rápidamente; desde 1990, hemos añadido 840,000 personas - más residentes nuevos que la población completa de Washington DC o Boston. Debido en gran parte a la inmigración continua, los expertos en demografía proyectan que podríamos alcanzar una población de casi 9.5 millones de personas antes de concluir el año 2020.

Al mismo tiempo, los valores de nuestras propiedades han subido en gran medida. Y eso, junto a nuestra creciente población, ha creado un mercado de viviendas que hoy está plagado no solo por el abandono sino por la necesidad de viviendas asequibles.

La falta de viviendas asequibles - la otra cara de la moneda ignorada con demasiada frecuencia del auge en el mercado de viviendas de la nación - es un reto para millones de neoyorquinos, como lo es para la gente de una costa a otra.

Es una falta que, si no se resuelve, enviará a demasiados norteamericanos los peldaños más bajos de esa escalera de la oportunidad que queremos ascender.

Bueno, con la crisis también viene la oportunidad. Y, en el caso de las viviendas asequibles, la oportunidad que estamos aprovechando en Nueva York es fundamentalmente la de revertir la idea tradicional de que un mercado de la vivienda fuerte desplaza la producción de viviendas asequibles.

En su lugar, hemos encontrado formas de utilizar las fuerzas del mercado privado y métodos del sector privado para el bienestar común.

Ese es el corazón de nuestro plan Nuevo Mercado de la Vivienda.

Está basado en una filosofía que ve a los debates ideológicos que enfrentan al gobierno contra el sector privado como pasados de moda y sin objetivo.

No se trata de elegir a uno u otro. Tanto el gobierno como el sector privado tienen un interés en producir viviendas asequibles, y ambos tienen roles esenciales que jugar.

Eso hace que nosotros, como todos ustedes, creamos firmemente en las colaboraciones público-privadas - pero nosotros lo hemos llevado un paso más hacia delante.

Hemos hecho eso invirtiendo fondos públicos, desarrollando terrenos públicos y empleando herramientas de política pública, no en lugar de las fuerzas del mercado, o colaborando con ellas, sino como catalizadores que impulsan al mercado a crear viviendas asequibles.

El mercado debe tomar y tomará la delantera - con el estímulo adecuado del gobierno.

Eso incluye, primero, la inversión estratégica de fondos públicos.

Cuando lanzamos el plan Nuevo Mercado de la Vivienda en el 2003, preparamos el terreno con una asignación a cinco años de $3,000 millones en fondos municipales.

Parte de ello fue un mejor uso de nuestros propios ingresos. Pero una gran parte fue también una utilización creativa del creciente mercado de la vivienda.

Como cada estado y muchas ciudades, tenemos una agencia de financiamiento de viviendas - la Corporación de Desarrollo de la Vivienda (HDC, en inglés) - que emite bonos libres de impuestos para el desarrollo de viviendas multifamiliares.

El ritmo de sus préstamos se ha acelerado con el mercado. Y eso nos ha permitido utilizar 500 millones de dólares de sus activos para impulsar unos $2,000 millones en financiamiento privado.

Como el HDC se sustenta por completo, esto no ha costado nada a los contribuyentes de nuestra ciudad. Y el tipo de utilización creativa del mercado que ha empleado también podría, y debería, ser explorado por otras agencias locales y estatales de financiamiento de viviendas.

Otro activo de gran crecimiento en el mercado es el volumen y valor de los préstamos bancarios para viviendas. Estos han crecido en gran medida en Nueva York, como lo han hecho en toda la nación. Y también hemos utilizado los fuertes intereses que los prestamistas privados tienen en Nueva York para nuestro beneficio.

El mecanismo es nuestro "fondo de adquisición de viviendas asequibles".

Con una inversión relativamente pequeña de fondos municipales, estamos estableciendo un fondo de $200 millones - tres cuartas partes de los cuales vienen de prestamistas privados.

El fondo prestará dinero a los promotores inmobiliarios pequeños con historiales demostrados en viviendas asequibles, pero que todavía enfrentan obstáculos mayores compitiendo para adquirir terrenos privados o propiedades en nuestro creciente mercado.

Mientras dure nuestro plan de viviendas asequibles, este fondo ayudará a producir unas 30,000 viviendas nuevas.

La semilla de este fondo de adquisiciones es una colaboración histórica que nuestra Ciudad ha forjado con nueve importantes fundaciones y muchos prestamistas sin fines de lucro, algunos de los cuales están representados aquí.

Estos incluyen a las fundaciones Ford, MacArthur, Robin Hood, Rockefeller y Starr, el Open Society Institute, la Corporación de Apoyo a Iniciativas Locales, Enterprise Community Partners y otros.

Esta es la primera vez que estas fundaciones y organizaciones sin fines de lucro han dirigido sus recursos financieros combinados hacia los esfuerzos de viviendas asequibles en esta manera.

Hemos puesto $8 millones en fondos municipales; las fundaciones que colaboran con nosotros están ofreciendo fondos de contrapartida por un total combinado de $32 millones.

El resultado será un fondo de $40 millones para garantizar la adquisición y préstamos de pre-desarrollo. Y lo que realmente hace que este fondo sea posible es que el fondo de garantía impulsará préstamos de $160 millones de importantes prestamistas privados.

Este fondo de adquisición refleja, en el ámbito local, la imaginativa propuesta que la National Low-Income Housing Coalition promueve a nivel nacional:

Utilizar una pequeña fracción de las ganancias de Fannie Mae y Freddie Mac para crear un Fondo Nacional de Vivienda (National Housing Trust Fund, en inglés) de $1,000 millones - y me uno a todos ustedes para apoyar esta idea juntos en forma entusiasta.

Los fondos públicos no son la única forma de catalizar el mercado. También estamos utilizando terrenos públicos.

En toda la ciudad, hemos identificado bolsones de tierra controlada por una gran variedad de agencias municipales y estatales - incluyendo nuestra autoridad de la vivienda pública, nuestro sistema de hospitales públicos y nuestro Departamento de Transporte.

Estamos aprovechando la fortaleza del mercado haciendo que esta tierra sea disponible para las viviendas para personas de ingresos mixtos.

La producción de apartamentos de cooperativa y con alquiler a precio de mercado en estos terrenos ofrecerá un subsidio cruzado a las unidades asequibles. El resultado será que, en los próximos siete años, el mercado privado desarrollará más de 20,000 viviendas asequibles nuevas en los terrenos públicos que hemos reunido.

En tercer y último lugar, además de los fondos y terrenos públicos, también estamos usando políticas públicas para estimular el Nuevo Mercado de la Vivienda. Y estamos haciendo eso eliminando barreras anticuadas para el desarrollo, y también aprovechando nuevamente las fuerzas del mercado.

La rezonificación es una poderosa herramienta política, y ninguna Administración en la historia de Nueva York la ha utilizado en forma más agresiva o imaginativa para impulsar la producción de viviendas.

Hemos rezonificado áreas abandonadas junto al litoral y áreas subutilizadas por la industria de manufactura en toda nuestra ciudad, creando nuevas oportunidades para el desarrollo comercial y para la construcción de decenas de miles de apartamentos nuevos. Y, revitalizando nuestro litoral y creando nuevos parques públicos, estamos convirtiendo estas áreas en nuevos y excelentes vecindarios para vivir, trabajar y disfrutar.

Sólo en el West Side (lado oeste) de Manhattan, nuestra histórica rezonificación de lo que ahora es un distrito de almacenes con una escasa población producirá casi 14,000 apartamentos nuevos en el futuro.

Y ahí y en otras comunidades hemos empleado la herramienta de la zonificación inclusiva para garantizar que una gran porción de las viviendas que se construyan ahí - en algunas comunidades hasta una tercera parte de ellas - tengan precios razonables.

Estamos promoviendo la zonificación inclusiva por dos razones principales. Primero, da a las viviendas asequibles una fortaleza que de otra manera no tendría en un mercado de viviendas tan activo - un ejemplo único de la filosofía del Nuevo Mercado de la Vivienda en acción.

Debido a la zonificación inclusiva, mientras más fuerte sea el mercado, más valiosos serán los apartamentos adicionales en los edificios más altos.

Segundo, la zonificación inclusiva promueve el tipo de vecindarios diversos y cohesivos que mejor definen la vida urbana. Nos permite reemplazar los temores del aburguesamiento y desplazamiento del desarrollo con un compromiso a la diversidad económica y étnica.

Y en esto hay una lección para todos nosotros - una que va al corazón de la cambiante naturaleza de todas nuestras ciudades.

Por décadas, la historia urbana de los Estados Unidos ha seguido una descorazonadora línea narrativa de afluencia suburbana y desesperación en el centro de las ciudades - una historia con un fuerte y amargo significado implícito de segregación racial.

Pero, en la economía de hoy, esa división hace que ciudades y suburbios sean perdedores por igual.

A medida que la comunicación y los viajes siguen haciéndose más baratos y fáciles, los empleadores tienen cada vez más opciones sobre dónde ubicarse.

Como alguien que fundó y dirigió una firma multinacional de servicios de información financiera, puedo hablar desde el punto de vista de mi experiencia personal sobre ese punto - y decirles que los empleadores corporativos cada vez más siguen a los empleados más talentosos a los lugares donde la calidad de vida es más estimulante y satisfactoria.

Se está haciendo muy claro que, en esta nueva economía, las ciudades con sectores vibrantes de uso mixto son las de mayor valía. Los vecindarios diversos y excitantes están donde se mueve el capital creativo. Eso a su vez atrae a los empleadores. Eso es cierto en Nueva York - y también en otras ciudades.

Y creo que también puede, y debe, ser cierto para una Nueva Orleáns reconstruida.

Histórica, cultural y económicamente, Nueva Orleáns es una de las ciudades indispensables de nuestra nación. Su reconstrucción es de importancia capital para todos los que nos preocupamos por el futuro de la urbanización en los Estados Unidos.

Ninguna ciudad sufrió más que Nueva Orleáns por políticas de vivienda fallidas en el pasado.

Sin embargo, puedo decir, como alcalde de una ciudad que también se ha recuperado del desastre - tanto la destrucción súbita y masiva creada por terroristas como la más lenta pero despiadada ruina de los años de abandono y falta de inversión - que creo fuertemente en que Nueva Orleáns experimentará un renacimiento creativo.

Eso puede suceder utilizando fondos públicos y políticas públicas en formas como las que acabo de describir:

Empleando zonificación inclusiva para crear nuevos sectores con residentes de ingresos mixtos;

Catalizando la inversión privada masiva en viviendas y desarrollo comunitario que Nueva Orleáns necesita tan urgentemente…

Y, en el proceso, empezando a ubicar a decenas de miles de ciudadanos que han sufrido por mucho tiempo en Nueva Orleáns, sacándolos del atraso de la pobreza al amplio camino central de la economía norteamericana.

Se que la mayoría de ustedes irá a Capitol Hill (la colina del Congreso) más tarde en el día de hoy, y que el presupuesto federal de vivienda estará en el centro de su agenda - por ello, quiero concluir mis declaraciones con algunas ideas al respecto.

No se equivoquen en este sentido: el Nuevo Mercado de la Vivienda que he estado describiendo hoy - uno que, creo, ofrece gran esperanza para las ciudades de toda la nación - todavía necesita el apoyo y la cooperación activos de nuestro gobierno federal.

La inversión privada debe tomar la delantera en el Nuevo Mercado de la Vivienda. Pero también es cierto que los promotores inmobiliarios privados deben saber que el Gobierno va a ser su colaborador constante y consistente.

El futuro de las viviendas asequibles en mi ciudad, y en todas las de ustedes, depende de un fuerte compromiso federal con nuestros esfuerzos locales.

Por lo tanto, me uno a ustedes para urgir a los líderes congresuales para que rechacen los recortes miopes propuestos al presupuesto del HUD.

Debemos garantizar financiamiento adecuado para las viviendas de las Secciones 202 y 811, así como para un programa que ejemplifica lo mejor del federalismo: el programa de Donaciones en Bloque para el Desarrollo Comunitario (Community Development Block Grant o CDBG, en inglés).

En la ciudad de Nueva York, los fondos del CDBG han jugado un rol crucial en todo, desde la reclamación de terrenos industriales abandonados para viviendas asequibles hasta el establecimiento de cooperativas de vivienda para familias de bajos ingresos. Es sencillamente demasiado importante y valioso para dejar que mueran antes de que den sus frutos.

Necesitamos colaboración federal en viviendas asequibles; es, sin duda, un asunto de justicia social. Pero también les pido que agreguen este a sus argumentos en Capitol Hill:

Si, apelen a la conciencia y la compasión - pero no solo a ellas. Porque, si promovemos nuestros argumentos en una forma demasiado estrecha, estamos cediendo demasiado en el campo.

Asimismo, vayan armados con la firme convicción y el dato incontrovertible de que las viviendas asequibles son una buena inversión - y que en el Nuevo Mercado de la Vivienda, las fuerzas del mercado privado pueden ser aprovechadas para el bien de todos.

En este asunto, todos los norteamericanos - republicanos, demócratas e independientes - pueden superar el partidismo y encontrar terreno común e ideas pragmáticas.

Nuestra humanidad compartida hace que esto sea posible…

Y nuestro destino compartido como norteamericanos lo hace imperativo.

Lo que está en juego es nada menos que el futuro de nuestras ciudades - y, si tomamos las decisiones correctas, ese futuro será realmente uno lleno de esplendor.

Muchas gracias, y buena suerte a todos.







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