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PARA DIFUSIÓN INMEDIATA
PR- 178-11
26 de mayo de 2011

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO SOBRE LA NECESIDAD URGENTE DE IGUALDAD DE MATRIMONIO

A continuación se presenta el texto preparado para el alcalde Michael R. Bloomberg en The Cooper Union for the Advancement of Science and Art. Por favor confirme con el discurso final.

“Quiero dar las gracias a Rachel y a nuestros anfitriones en The Cooper Union for the Advancement of Science and Art.

“Creo que es justo decir que ningún instituto de educación superior ha tenido un impacto más profundo en el curso de la historia de Estados Unidos que Cooper Union.  Al abrir las puertas de su Gran Salón a Abraham Lincoln, Frederick Douglass, Susan B. Anthony, Elizabeth Cady Stanton y tantos otros líderes pioneros, y al celebrar la fundación de la NAACP, Cooper Union ha ayudado a llevar la libertad americana aun más alto, y siempre a más lugares.

“Hoy nos reunimos en este innovador y llamativo edificio académico nuevo — un símbolo de cómo Cooper Union siempre ha visto al futuro y siempre ha defendido el progreso.  Estamos reunidos — en la tradición de aquellos que nos precedieron — para debatir una cuestión de capital importancia que enfrenta nuestra nación y nuestro gran Estado de Nueva York: ¿Debería el gobierno permitir que se casen hombres y mujeres con personas del mismo sexo?

“Es una cuestión que llega al centro de quienes somos como país — y como ciudad.  Es una cuestión que amerita ser respondida aquí en Nueva York, el lugar donde, hace más de 40 años, nació el movimiento de derechos de los homosexuales.  Y es una cuestión que requiere que nos alejemos un paso de planteamientos obvios y el partidismo del debate político cotidiano y consideremos los principios que nos deben llevar a avanzar.

“Los principios que han guiado a nuestra nación desde que fue fundada — la libertad colectiva e individual y la igualdad — son los principios que han alentado a generaciones de norteamericanos a ampliar oportunidades a un grupo cada vez más amplio de nuestros ciudadanos.  En el momento de nuestra fundación, los afroamericanos eran tenidos en cautiverio.  Los católicos en Nueva York no podían ocupar cargos públicos.  Los que no tenían propiedades no podían votar.  Las mujeres no podían votar u ocupar cargos públicos.  Y la homosexualidad era, en algunos lugares, un delito por el que se condenaba a la pena de muerte.

“Una por una, en el lapso de muchos largos años, las prohibiciones legales a la libertad y la igualdad fueron superadas: Algunas en el campo de batalla, algunas en el Congreso estatal, y algunas en los tribunales.  Durante toda nuestra historia, todas y cada una de las generaciones ha extendido las libertades ganadas por sus padres y abuelos.  Todas y cada una de las generaciones ha eliminado algunas barreras a la participación plena en el sueño americano.  Todas y cada una de las generaciones ha ayudado a nuestro país a dar otro paso en el camino hacia una unión más perfecta para todos nuestros ciudadanos.  Ese es la narrativa de la historia de nuestra nación.  Esa es la marcha de la libertad.  Esa es la travesía que nunca debemos dejar de hacer.  Y ese es el motivo por el que estamos aquí en el día de hoy.

“El próxima gran obstáculo ante nuestra generación es la prohibición de matrimonio para las parejas del mismo sexo.  La cuestión es: ¿Por qué ahora? ¿Y por qué Nueva York?  Creo que ambas respuestas empiezan en el Stonewall Inn.  Cuando el Village estalló en protestas — el mes entrante se cumplirán 42 años — Nueva York (y casi todos los demás estados en la Unión excepto uno) aún tenían leyes en los libros que consideraban a las relaciones entre personas del mismo sexo como un delito.  Una pareja podía ir a la cárcel por años solo por tener intimidad en la privacidad de su propio hogar.  Para los hombres y mujeres de esa época, un tiempo que muchos de nosotros recordamos bien, estar en una relación homosexual significaba vivir con miedo:

“Miedo del acoso policial;

“Miedo de humillación pública;

“Miedo de la discriminación en el trabajo;

“Miedo de la violencia física.

“Hoy, en algunos lugares, esos temores aún persisten.  Pero, como nación, hemos avanzado mucho desde Stonewall.  Hoy, dos mujeres con una relación comprometida — quienes hace años habrían escondido su relación de sus familias y amigos — participarán en cambio en una ceremonia de casamiento frente a sus familias y amigos.  Hoy, dos hombres que han sido pareja por mucho tiempo — y que hace años incluso nunca habrían considerado la idea — adoptarán a un niño y empezarán una familia.

“Ambos eventos son posibles porque miles de personas valientes arriesgaron todo para ponerse de pie y expresarse.  Y debido a que ellos lo hicieron — porque organizaron y protestaron, porque pusieron sus corazones por sus familias y vecinos, abogaron por sus derechos y marcharon por la igualdad y se postularon — leyes que prohibían las relaciones del mismo sexo han sido revocadas por la Corte Suprema.  Más de 20 estados han adoptado leyes que prohíben la discriminación en base a la orientación sexual.  Y desde este año, hombres y mujeres de espíritu patrióticos podrán formar parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos sin tener que esconder su identidad sexual.

“Tenemos una deuda de gratitud con todos esos pioneros.  Y aunque la labor está lejos de haber terminado, no hay duda de que hemos pasado el punto de inflexión.

“Hoy, la mayoría de los americanos respaldan la igualdad de matrimonio — y cada vez más, los jóvenes ven la igualdad de matrimonio en forma muy similar a como los jóvenes en los años ’60 veían los derechos civiles.  Gradualmente, al igual que ocurrió con los derechos civiles para los afroamericanos, ellos serán una mayoría de votantes.  Y ellos aprobarán leyes que reflejen sus valores y elegirán a presidentes que los representen.

“Lo que importa no es si ocurrirá — sino cuándo.

“Y la cuestión para cada legislador del Estado de Nueva York es: ¿Desea usted ser recordado como un líder de los derechos civiles? ¿O como un obstruccionista? En asuntos de libertad e igualdad, la historia no ha recordado a los obstruccionistas con afecto.

“No en el tema de la abolición;

“No en el sufragio de la mujer;

“No en los derechos de los trabajadores;

“No en los derechos civiles.

“Y no será distinto en los derechos de matrimonio.

“Así que la cuestión es en realidad: ¿Por qué ahora?  Porque este es nuestro momento de abogar por la igualdad.  Este es nuestro momento de conquistar la próxima frontera de la libertad.  Este es nuestro momento de ser tan audaces yu valientes como los pioneros que nos precedieron.  Y este es nuestro momento de encabezar la travesía de avance de nuestra nación.

“Es apropiado que el movimiento de derechos de los homosexuales empezara en nuestra Ciudad, ya que los neoyorquinos siempre han estado en la vanguardia de los movimientos para ampliar libertades en nuestra nación — y garantizar libertades en nuestra nación.  Mucho antes de que nuestros padres fundadores decidieran sabiamente separar la iglesia del estado ciudadanos destacados de nuestra Ciudad pidieron libertad de cultos a sus gobernantes coloniales.  Mucho antes de que Lincoln firmara la Proclamación de la Emancipación, muchos neoyorquinos — incluso el fundador de este centro de estudios superiores, Peter Cooper — luchó contra la esclavitud.  Mucho antes de que la nación adoptara la 19na Enmienda, los neoyorquinos ayudaron a dirigir el movimiento por el sufragio de la mujer.  Y mucho antes de la Ley federal de derechos civiles de 1964, los neoyorquinos desempeñaron un rol crucial en el avance de una sociedad sin distinción de color.

“Entonces, ¿por qué debería Nueva York ahora encabezar la igualdad de matrimonio?  Porque siempre hemos dirigido la carga por la libertad — y siempre hemos dirigido con el ejemplo.  Ningún lugar en el mundo está más comprometido con la libertad de expresión — religiosa, artística, política, social, personal — que la Ciudad de Nueva York.  Y ningún lugar en el mundo acoge a todas las personas, sin importar su origen étnico u orientación.

“Eso ha sido siempre lo que nos hace diferentes. En nuestra ciudad, no se tiene vergüenza por ser uno mismo.  Solo hay orgullo.  Tomamos a la gente como son — y las dejamos ser quienes desean ser.  Esa es la esencia de la Ciudad de Nueva York.

“Eso es lo que hace de nosotros un refugio seguro para gente de todos los orígenes y orientaciones... y un imán que atrae gente talentosa y creativa.  Es el motivo por el que somos el motor de la economía del país, y la ciudad más grandiosa en el mundo.

“Pero depende de nosotros que la mantengamos así.  A medida que otros estados reconocen los derechos matrimoniales de parejas del mismo sexo, no podemos quedarnos mirando a un lado.  Hacerlo sería traicionar nuestros valores cívicos y nuestra historia — y lesionaría nuestra ventaja competitiva en la economía global.  Este es un asunto de principios democráticos, pero, no se equivoquen, tiene consecuencias económicas.

“Somos la ciudad más libre en el país más libre en el mundo — pero la libertad no está congelada en el tiempo.  Y si vamos a seguir siendo la ciudad más libre, con la economía más dinámica e innovadora, debemos liderar en este asunto — justo como lo hemos hecho en tantos otros asuntos de derechos civiles fundamentales.

“Al hablar con legisladores estatales que aún no apoyan la igualdad de matrimonio, puedo sentir que muchos de ellos están buscando respuestas en sus propios corazones — y están contrariados.  Al igual que todos nosotros, ellos tienen amigos y parientes y colegas que son gay y lesbianas.  Ellos conocen a parejas gay y lesbianas que se aman profundamente — muchas de las cuales son también padres amantes y abnegados.  Ellos saben que esas parejas ansían ser vistos y tratados de igual manera que todas las demás parejas.  Y a menudo oyen de sus propias familias — especialmente sus niños — que este es un asunto de derechos civiles.  Espero que escuchen a sus hijos con atención y los hagan sentirse orgullosos con su previsión y coraje.

“Ahora, comprendo el deseo de algunos de buscar orientación en sus enseñanzas religiosas.  Pero este no es un asunto de religión.  Es un asunto civil.  Y es por ello, bajo la pieza legislativa propuesta en Albany, que a ninguna iglesia o sinagoga o mezquita se le exigiría que realice o bendiga un matrimonio del mismo sexo — como es el caso en cada estado que ha legalizado la igualdad de matrimonio.

“Algunas comunidades religiosas los realizarían; otras no.  Ese es su derecho.  Tengo un enorme respeto por los líderes religiosos en ambos lados de este asunto, pero al gobierno no le corresponde elegir un bando en estos debates — ninguno.

“Como parte de nuestra privacidad, podemos formar parte de una comunidad religiosa que prohíba el divorcio o el control de la natalidad o el alcohol.  Pero, como ciudadanos públicos, no imponemos esas prohibiciones a la sociedad.  Podemos depositar nuestra fe personal en la Torah o el Nuevo Testamento o el Corán o cualquier otra cosa.  Pero, como sociedad civil, depositamos nuestra fe pública en la Constitución de los Estados Unidos: los principios y protecciones que la definen, y los valores que han guiado su evolución.  Y como funcionarios electos, nuestra responsabilidad no es con credo o congregación alguna, sino con todos los ciudadanos.

“Tengo la esperanza de que los miembros de la mayoría del Senado estatal reconozcan que apoyar la igualdad de matrimonio no es solo consistente con nuestros principios cívicos — es consistente con principios conservadores.  Los conservadores creen que el gobierno no debería inmiscuirse en las vidas personales de la gente — y justamente, el asunto de a quien se ama no es de la incumbencia del gobierno.

“Los conservadores también creen que el gobierno no debería inmiscuirse en el libre mercado y las asociaciones privadas — incluyendo contratos entre partes que dan su consentimiento.  Y eso es exactamente lo que es el matrimonio: un contrato, un vínculo legal, entre dos adultos que prometen apoyarse mutuamente, en la salud y la enfermedad.

“No hay interés estatal en negar a un tipo de parejas un derecho a ese contrato. De hecho, es justamente lo opuesto.  El matrimonio siempre ha sido una fuerza para la estabilidad en familias y comunidades — ya que fomenta la responsabilidad.  Es por ello que los conservadores promueven el matrimonio — y es por ello que la igualdad matrimonio no sería saludable para la sociedad, sana para las parejas o sana para los niños.

“Ahora mismo, tristemente, los niños de parejas del mismo sexo preguntan frecuentemente a sus padres: ‘¿Por qué ustedes no se han casado como los padres de todos nuestros amigos?’  Responder esa pregunta es desgarrador.

“Y esa pregunta es una expresión temprana del principio profundo que distingue a nuestro país: que toda las personas son creadas iguales, con iguales derechos de vida, libertad y la búsqueda de la felicidad.  Ese es el sueño americano — pero para las parejas de homosexuales y lesbianas, todavía es solo eso: Un sueño.

“La realidad pura y sencilla es que, si vamos a reconocer como iguales a las parejas del mismo sexo y de sexos opuestos, esa igualdad debe extenderse a la obtención de permisos para matrimonios civiles.  Ahora, algunos preguntan: ¿Por qué otorgar solamente uniones civiles a las parejas gay?

“Esa es una pregunta justa y honesta.  Pero la respuesta es sencilla e inevitable.  Hace tiempo, la Corte Suprema declaró que las oportunidades ‘separadas pero iguales’ son intrínsicamente desiguales.  La Corte Suprema de los Estados Unidos necesitó casi 60 años después de Plessy vs. Ferguson, que sostuvo la disparidad de tratamiento de los no blancos, para llegar a esa conclusión.

“Pero la justicia finalmente prevaleció.  La Corte Suprema necesitó otros 13 años para revocar leyes que prohibían el matrimonio interracial, y otros 36 años para rescindir leyes que criminalizaban las relaciones del mismo sexo.  La marcha por la igualdad y la tolerancia en nuestra nación ha sido a veces lenta, pero nunca se ha detenido.

“Desde los primeros días de nuestra nación, cuando el primer Congreso adoptó la Carta de derechos, las protecciones de la Constitución a la libertad se han ampliado y fortalecido, y las leyes de nuestro país se ha hecho cada vez más neutra en asuntos de raza, nacionalidad, género y orientación sexual.

“Ese progreso inexorable es la magia de nuestro sistema constitucional.  De hecho, hemos tenido cambio social sin violencia porque la revolución que buscamos está contenida dentro de nuestros documentos fundamentales.  No tenemos rey que derrocar — solo nuestros propios ideales que alcanzar.

“En las próximas semanas, seguiré haciendo todo lo que pueda para convencer a nuestros legisladores estatales para que consideren el largo plazo y su lugar en la historia — y el tipo de mundo que quieren dejar a sus hijos.

“Tanto el gobernador Cuomo como el gobernador Paterson merecen un gran reconocimiento por avanzar este asunto en Albany, y creo firmemente que, justo al igual que los neoyorquinos están discutiéndolo y debatiéndolo abiertamente — así deberían hacerlo ambas cámaras de la Legislatura estatal.

“Eso es democracia.  Y la esencia de la democracia es un debate público y un voto público.  Los neoyorquinos tienen un derecho de saber lo que creen sus funcionarios electos.  Merecemos un voto, no el próximo año, o después de las elecciones de 2012, sino en esta sesión legislativa.

“Hay un motivo por el que me apasiona tanto este asunto — y estoy tan decidido a impulsar el cambio.  Veo el dolor que causa el estatus quo — y no puedo defenderlo.  Cuando veo a un neoyorquino que es gay, cuando hablo con amigos y miembros de mi personal que son gay, o cuando miro a los ojos de mi sobrina Rachel, no puedo decirles que su gobierno tiene razón en negarles el derecho a casarse.  No puedo decirles que el matrimonio no es para ellos.  No puedo decirles que una unión civil es suficientemente buena.

“En nuestra democracia, una casi-igualdad no es la igualdad.  O el gobierno trata a todos del mismo modo, o no lo hace.  Y ahora mismo, no lo hace.

“Esta noche, dos neoyorquinos que tiene una relación comprometida llegarán a sus hogares, prepararán cena, ayudarán a sus hijos con sus tareas escolares y se irán a dormir. Ellos quieren desesperadamente estar casados — no por el pedazo de papel que conseguirán.  No por la ceremonia o la recepción o la torta del matrimonio.  Sino por el reconocimiento de que el compromiso de vida que se han hecho el uno al otro no es menos que el de cualquier otro, y de ninguna forma, un compromiso de segunda clase.  Y ellos lo quieren, no para sí mismos — sino para sus hijos.  Ellos quieren que sus hijos sepan que sus familias son tan sanas y legítimas como todas las demás familias.

“Ese deseo por una posición de igualdad en la sociedad es extraordinariamente poderoso, y ha conducido a extraordinarios avances en la libertad para nuestra nación.

“Nunca ha sido derrotado.

“No puede ser derrotado.

“Y en cuanto a la igualdad de matrimonio, no será derrotado.

“No hay retirada hacia un pasado que ha desaparecido.  No hay retroceso para una ola que ha llegado a un punto crítico.  Y no se puede negar una libertad que nos pertenece a todos.

“Ha llegado la hora de que cumplamos los sueños que explotaron en Sheridan Square hace 42 años: permitir que miles de hombres y mujeres se conviertan en miembros a plenitud de la familia americana, y de dar el próximo paso en la inspirada travesía que iniciaron primero nuestros padres fundadores.

“Juntos, podemos trabajar con ambos partidos para aprobar un proyecto de ley que permita a todos los neoyorquinos casarse y dirigir a nuestro estado y nuestro país hacia una unión más perfecta.  Gracias”.







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