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PR- 076-11
11 de marzo de 2011

EL ALCALDE BLOOMBERG DESCRIBE PASOS QUE LA CIUDAD DE NUEVA YORK ESTÁ DANDO — Y EL GOBIERNO FEDERAL DEBERÍA DAR — PARA IMPULSAR INNOVACIÓN EN EL INSTITUTO PARA INVESTIGACIONES DE POLÍTICA ECONÓMICA DE STANFORD

Nueva York será la primera ciudad grande del país en crear un índice de innovación para seguir el desempeño en áreas clave tales como la inversión en capitales de riesgo, patentes, subsidios federales para investigaciones y empleos relacionados

A continuación se presenta el texto preparado del discurso del alcalde Michael R. Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Gracias, Martin, y buenas tardes.

“Es un honor formar parte de un programa tan distinguido — y, con el desfile de estrellas a quienes ustedes escucharán hoy, es posible que se estén preguntando por qué estoy en el gran final.  Bueno, no tuvo Alan Simpson un rol en la nueva película de Matt Damon… por 8 segundos? (Si ustedes ven el filme — no parpadeen.)  ¿Escribió Hernando de Soto un libro llamado Bloomberg by Bloomberg que ocupa actualmente la posición no. 341,125 en la lista de Amazon.com?  Y no recuerdo haber visto a George Schultz encontrándose con Beyoncé y Lady Gaga.  Así que estoy estoy.

“Es estupendo estar en una universidad fundada por un neoyorquino.  Así es — Leland Stanford, para aquellos de ustedes que acaso no lo saben, nació en Watervliet, Nueva York — justo en las afueras de Albany, la capital de nuestro estado.  (Y, si alguno de ustedes ha estado siguiendo asuntos políticos en Albany en los últimos años, entenderán precisamente cuan inteligente fue en salir de ahí cuando lo hizo).

“Leland Stanford hizo lo que mucha gente brillante y ambiciosa de su generación hizo: se fueron al Oeste.  Fueron en busca de oportunidad, trabajo y la próxima ola.  Esa es la historia de nuestra nación en los últimos dos siglos — desde los ferrocarriles hasta la fiebre del oro, los auges petroleros y la revolución de tecnología.  Cuando los americanos miraron el futuro, miraron hacia el Oeste, con una y muy grande excepción: la Ciudad de Nueva York.

“Nueva York siempre ha sido un pueblo fronterizo, un lugar de promesas y posibilidades, un lugar donde la gente va en busca de una vida mejor.  Los millones que se arriesgan a venir a nuestra ciudad usualmente llegan con poco más que la capacidad para la esperanza y el trabajo duro.  Eso fue cierto para mis ancestros — y es cierto hoy en día.

“Esta noche, quisiera hablar un poco acerca de lo que significa ser un pueblo fronterizo en el siglo XXI, y lo que estamos haciendo para seguir atrayendo a los pioneros que lo explorarán y redefinirán.  Eso incluye a muchos de ustedes aquí en este salón.

“Permítanme empezar poniendo en contexto las dimensiones de la nueva frontera.  Cuando me gradué de la universidad en 1964 — se lo que ustedes están pensando, ¡que luzco mucho más joven!’ — la Feria Mundial estaba en la Ciudad de Nueva York.  Y una de las grandes atracciones era una revolución tecnológica desarrollada por Sony: la primera calculadora electrónica de escritorio.  Se necesitó hasta los años ’70 para que llegara la calculadora de bolsillo, otra década para que la computadora se hiciera de uso común en los hogares, y casi dos décadas para que se hicieran comunes los teléfonos portátiles.

“Pero en la actualidad, el ritmo de la innovación está avanzando tan rápidamente que cuando los alumnos universitarios de último año empezaban a estudiar, nadie conocía las aplicaciones de dispositivos móviles.  Ahora apenas podemos recordar cómo sobrevivimos sin Shazam y Angry Birds — o cómo pronunciábamos discursos sin iPads.

“Un estudiante que se gradúa de Stanford esta primavera tiene literalmente el mundo al alcance de sus manos.  Y muchos estudiantes de último año están buscando empleos que ni siquiera existían cuando llegaron a la universidad.  Los mercados se están moviendo a un ritmo sin precedentes, ya que el avance de la innovación tecnológica se está acelerando cada minuto.  Y eso no cambiará.

“Es un momento increíblemente emocionante, no solo para ser joven, sino también para ser innovador a cualquier edad.  Las oportunidades son infinitas, y mientras más avanzan los pioneros de hoy, más amplias se hacen las fronteras.

“En esta nueva era de la innovación, la pregunta para ciudades y países es sencilla: ¿Cómo atraer a más pioneros?

“Creo que la respuesta empieza con la creación de un sitio donde la gente quiera vivir y trabajar.  Eso significa calles seguras, escuelas públicas de [buena] calidad, parques hermosos y oportunidades excitantes de arte y cultura.  Esa ha sito la prioridad número uno para nosotros en Nueva York — y en cada categoría, hemos logrado enormes avances.  Ciudades con una calidad de vida excelente como Nueva York y San Francisco dan a sus empresas una ventaja competitiva sustancial en el mercado de talentos globales, y siempre he creído que el talento atrae al capital más efectivamente que la manera como el capital atrae al talento.

“Crear un lugar excelente para vivir y trabajar es apenas una parte de nuestra estrategia para atraer a más pioneros.  También estamos tomando grandes pedazos de antiguos terrenos industriales que habían sido ignorados por décadas y abriéndolos para nuevas inversiones privadas, especialmente junto a nuestras costas.  Nueva York tiene actualmente 520 millas de costas, lo cual es más que San Francisco, Portland, Seattle y Chicago — combinadas.  (No estoy alardeando, un neoyorquino nunca haría eso).  Parte de eses literal subutilizado está en el extremo oeste (Far West Side, en inglés) de Manhattan, que ahora mismo está lleno de almacenes y depósitos de trenes viejos.  Así que estamos construyendo una ampliación del Subway hacia el área — la primera vía del tren metropolitano en ser financiada por la Ciudad en más de 50 años.  Esta abrirá la última frontera física de Manhattan a enormes cantidades de nuevos desarrollos comerciales y de vivienda — y ayudará a atraer a la próxima ola de compañías innovadoras.

“También estamos trabajando para hacer aun más poderoso a uno de nuestros agentes de atracción de nuevos talentos: nuestras universidades.  Créanlo o no, la Ciudad de Nueva York es la más grande villa universitaria de Estados Unidos, con más de 600,000 estudiantes de post-secundaria.  Tenemos más estudiantes de educación superior que la población de Boston — y aún estamos creciendo.  Ahora mismo, New York University (NYU), Fordham University, la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, en inglés) y Columbia University están en medio de grandes ampliaciones, y el nuevo y enorme recinto de investigaciones biomédicas de Columbia va a convertirla en una parte aún mayor en un campo que sigue creciendo.

“Pero queremos que nuestras universidades crezcan aun más — y queremos estar seguros de que un campo en particular ayude a señalar el camino: la ingeniería y las ciencias aplicadas.  Yo estudié ingeniería eléctrica en Johns Hopkins.  En realidad empecé estudiando física, pero había un requisito de aprender alemán y dije ‘Danke pero no, Danke’.  Aunque ni siquiera llegue a practicar ingeniería, nunca pude haber construido mi compañía sin algunos ingenieros de computadoras muy talentosos.  Y, por supuesto, la mayoría de las compañías de hoy que producen algo — aunque solo exista en el ciberespacio — dependen mucho de los ingenieros.

“La ingeniería y las ciencias aplicadas seguirán siendo impulsores de enorme importancia para la economía de la innovación — y, como todos saben en Silicon Valley, donde ocurre la innovación, sigue el crecimiento del empleo.  Queremos que más de esas innovaciones, y más de esos empleos, estén en la Ciudad de Nueva York.  De modo que estamos ofreciendo una simple propuesta a las grandes universidades del mundo.  Construyan un centro de investigaciones para ciencias aplicadas o ingeniería — y nosotros trabajaremos con ustedes para proveer el terreno y parte del financiamiento.

“Esta puede ser una de las mejores ofertas para la educación superior desde que el Gobierno federal aprobó la Ley federal Morrill (Act) en 1862, estableciendo un programa de subsidios de tierras para nuevas universidades. La Ley Morrill fue concebida para promover la innovación y conocimientos en agricultura e ingeniería — ya que el Congreso reconoció que esos campos eran cruciales para el crecimiento económico de la nación.  Hoy, la Ciudad de Nueva York está tomando el mismo enfoque a un nivel de microeconomía — y nos sentimos muy optimistas acerca de las ventajas potenciales.

“Si se están preguntando por qué una universidad debería abrir un campus satélite en la Ciudad de Nueva York, solo pregúntenle a Cornell.  Cornell está a unas 200 millas al noroeste de la Ciudad de Nueva York — pero hace años decidieron construir una escuela de medicina de primera clase en el East Side de Manhattan, el Centro Médico Weill-Cornell (Medical Center).  Y ellos podrían decirles a ustedes que es una de las mejores decisiones que jamás tomaron.  A medida que el éxito económico se correlaciona cada vez más con el talento y la propiedad intelectual, las universidades se hacen más valiosas que nunca.

“La respuesta inicial que hemos obtenido de universidades ha sido muy alentadora.

“Estamos especialmente complacidos de que Stanford — que tiene una magnífica escuela de ingeniería — esté considerando la idea.  ¿Y por qué no?  Es una oportunidad fenomenal única en la vida para que una universidad de clase mundial consiga un punto de apoyo en la ciudad más grandiosa del mundo.

“La oferta que estamos haciendo a las universidades es solo una parte del trabajo que estamos realizando para fomentar una economía de la innovación.  Cuando la crisis financiera llegó en 2008, mucha gente predijo muchas cosas negativas para Nueva York.  Después de todo, decían, esta es la capital financiera del mundo, y esta es la peor crisis financiera en más de 80 años.  Y, hasta donde cualquiera podía recordar, cuando Wall Street estornudaba, la Ciudad de Nueva York se resfriaba.  Como saben, perder a Lehman Brothers y a Bear Stearns fue mucho más que un estornudo.

“Mi respuesta — y había gente escéptica cuando dije esto el día que cayó Lehman — fue que no importaba lo que estábamos a punto de enfrentar, yo prefería contar con Nueva York para este enfrentamiento que con cualquier otra ciudad.  Y, de hecho, sorteamos el colapso en Wall Street y la recesión nacional mejor de lo que todos esperaban — ya que nuestra economía se ha diversificado más de lo que la mayoría de la gente se da cuenta.

“El año pasado, hasta logramos el índice más alto en creación de empleos en el país — y a pesar de lo que ustedes puedan imaginar, ninguno de esos empleos fue creado en el sector financiero.  Fueron creados en las áreas que encabezan la economía de la innovación, incluyendo la informática, la educación y el cuidado de salud.

“La gente nos ve como la capital financiera del globo — con más de dos veces más casas de modas que París.  Somos una capital del cuidado de salud — con algunos de los mejores hospitales del mundo.  También, más y más, somos una capital de la investigación y el desarrollo de las biociencias, una industria en la que hemos realizado grandes inversiones.  Somos una capital de la cultura — la más importante razón por la que hemos superado a Las Vegas y Orlando en turismo durante los últimos dos años.  Y somos una capital de la publicidad — no solo en medios de prensa y televisión, sino también de medios electrónicos.  Google compró un edificio de una manzana completa.  Facebook está creciendo en Nueva York.  Y Microsoft tiene 2,000 empleados aquí.

“Todos estos negocios — y empresas como Bloomberg y Reuters — están creciendo.  Y creo que solo es cuestión de tiempo antes de que la Ciudad de Nueva York se convierta en capital de la tecnología informática del mundo.  Llegaremos ahí porque — cada vez más — somos una capital de nuevas empresas de tecnología.  En la actualidad somos el segundo receptor de fondos de capital de riesgo para nuevas empresas de tecnología, tras superar a Boston el año pasado.

“Sé cuan difícil es empezar una compañía — cuántos obstáculos uno tiene que superar, sin olvidar a todos esos escépticos que hay que ignorar.  La comunidad de capitales de riesgo sabe cuan arriesgado puede ser — pero también cómo nacen buenas ideas de la comunicación y colaboración directa entre colegas emprendedores.  Para impulsar más ese tipo de comunicación — y para ayudar a los emprendedores a lidiar con uno de los desafíos más grandes al que se enfrentan, el costo de bienes raíces — hemos creado incubadoras en una gama de sectores.  Las incubadoras — que en lo general son colaboraciones entre la Ciudad y el sector privado o universidades — proveen espacio de oficina a un precio reducido al igual que un poco de apoyo administrativo.  Eso permite a los innovadores hacer lo que hacen mejor — enfocarse en comercializar sus ideas.

“También estamos apoyando negocios en etapas iniciales con otra cosa que encuentran de gran ayuda — el financiamiento.  Analizando algo que ocurrió en Silicon Valley, el año pasado, creamos el nuevo Fondo de Emprendimientos de la Ciudad de Nueva York (NYC Entrepreneurial Fund, en inglés).  Este combina fondos municipales junto con capitales de riesgo privados para hacer inversiones en compañías prometedoras en etapa inicial en la ciudad.  Es el primer fondo público-privado de su tipo fuera de Silicon Valley — y es un ejemplo de nuestra determinación de encontrar nuevas maneras de promover la innovación.

“De forma anecdótica, sabemos que ha habido un gran repunte en la innovación en la Ciudad de Nueva York, pero ahora también estamos buscando cuantificar nuestro progreso.  Al colaborar con el ámbito académico e inversionistas de capitales de riesgo, nos convertiremos en la primera ciudad grande del país en crear un Índice de Innovación.  Este índice seguirá el rendimiento de la Ciudad de Nueva York en un número de áreas clave, incluyendo la inversión de capitales de riesgo, subvenciones federales recibidas para investigaciones, empleos en los campos de la ciencia e ingeniería, nuevas patentes y la comercialización de tecnología que surge de nuestras universidades.  Esta data nos ayudará a enfocar nuestros esfuerzos en torno a la innovación, y perfeccionar las estrategias y políticas que utilizamos para promoverla.

“La labor que estamos realizando para avivar la innovación y el emprendimiento ayudarán a dar vida a nuevas compañías — y una de ellas podría llegar a ser la nueva Google.  Pero la realidad es que, si no arreglamos el dañado sistema migratorio de nuestro país, el próximo Google no se iniciará en Estados Unidos.  Como muchas de las nuevas compañías que definen la economía del siglo XXI, Google fue cofundada por un inmigrante.  De hecho, estudios muestran que los inmigrantes tienden a empezar el doble de compañías que los nacidos aquí.  Los inmigrantes también crean los pequeños negocios que son tan esenciales y que emplean a trabajadores sin educación especializada — inmigrantes y nacidos aquí.

“En este momento hay más de 13 millones de norteamericanos desempleados — y millones más que simplemente han parado de buscar empleo.  En la Ciudad de Nueva York estamos conectando nuestros programas de capacitación con nuestros programas de desarrollo económico, para que así podamos vincular a personas con compañías que están contratando en este momento — no dentro de cinco años.  También estamos adaptando estos programas a las comunidades de inmigrantes — para que las barreras del idioma no sean barreras para un empleo.  Como resultado, logramos conseguir empleo para un número récord de personas, aún en los peores momentos de la recesión.

“Uno de los argumentos contra la reforma migratoria es que los inmigrantes ocupan los trabajos de los norteamericanos.  Es exactamente lo opuesto: los inmigrantes crean empleos para los norteamericanos.  Y muchos hacen trabajos que los estadounidenses no harían.

“Hay una vieja historia sobre un inmigrante italiano que llegó a la Ciudad de Nueva York.  Había escuchado que las calles de Nueva York estaban pavimentadas con oro, y dijo: ‘Cuando llegué aquí, aprendí tres cosas: Primero, que las calles no estaban pavimentadas con oro.  Segundo, que las calles no estaban pavimentadas.  Y tercero, que se esperaba que yo pusiera el pavimento’.

“Ahora bien, es bastante probable que ese inmigrante empezó pavimentando, después compró su propio equipo con sus ahorros, y después hizo desarrolló su negocio.  ¡Ese es el sueño americano!  Y hay un sinnúmero de historias como esta en ciudades como Nueva York y San Francisco.

“La historia muestra que cada generación de ciudadanos nuevos ha impulsado el motor de la economía que hizo a Estados Unidos el país más fuerte en el mundo entero.  Y hoy, ya sea haciendo trabajo manual o intelectual, necesitamos a más inmigrantes a que ayuden a hacer crecer a nuestro país.

“Otros países están buscando desesperadamente más inmigrantes — hasta ofrecen incentivos para atraerlos.  Chile está ofreciendo a emprendedores estadounidenses $40,000 y una visa de un año para que se queden en el país.  China ha reclutado a miles de emprendedores, ingenieros y científicos que saben que necesitan.

“He propuesto que proveamos un permiso de residencia y trabajo (Green card, en inglés) a cualquiera que se gradúe de una universidad en el país con una maestría o doctorado en ciencias, ingeniería y otros campos importantes — y dar una visa a cualquier emprendedor que quiera venir aquí y que tenga el apoyo financiero necesario para empezar un negocio.  Aún así, lo que el Gobierno federal está haciendo está rechazándolos por miles — o haciendo el proceso de la visa uno tan tortuoso que nadie quiere pasar por él.

“Mientras más difícil hagamos que los trabajadores y estudiantes extranjeros vengan y se queden aquí, más compañías mudarán sus empleos a otros países.  Vean tan solo lo que ha ocurrido aquí en Silicon Valley.  Muchas compañías que no han podido conseguir que empleados entren al país se han visto forzadas a mudar empleos a Vancouver.  Igualmente preocupante, más y más estudiantes extranjeros están indicando que tienen planes de volver a sus países de origen debido a problemas de visa.  Los educamos aquí — y después, de hecho, les decimos que lleven su conocimiento y empiecen empleos en otros países.  Eso no tiene sentido en lo absoluto.  Nuestra política migratoria es una forma de suicidio nacional — y sé que este público entiende demasiado bien cuántos empleos las leyes actuales están desechando.

“Pero el problema con el debate de la inmigración en Washington es que se habla muy poco sobre la economía.  Se trata completamente de la ideología y de palabras de moda.  Política y perogrulladas.  Necesitamos más hechos y data — y una vez que estemos realmente hablando sobre ellas, algo ocurre: los representantes de ambos partidos se ponen de acuerdo.

“El año pasado, junto con Rupert Murdoch — quien es un inmigrante de Australia — empecé un grupo de alcaldes y líderes de negocios llamado Coalición para una nueva economía americana (Coalition for a New American Economy, en inglés).  Nuestra meta es poner una reforma migratoria sensata de vuelta en la agenda del Congreso.  Más de 150 líderes de negocios se han unido a nosotros — y espero que muchos de ustedes se unan a nosotros por igual.

“La inmigración no es, de ninguna manera, la única reforma mayor de políticas donde necesitamos un liderazgo sólido en Washington.  En el transcurso del día, hemos escuchado a un grupo muy distinguido de líderes que hablaron sobre la necesidad de nuevos enfoques en muchas áreas diferentes.

“Mencioné previamente que no hay límites a la nueva frontera del país — pero, de hecho, hay una: la parálisis del gobierno y el atasco partidista.  En el siglo XIX, el Gobierno federal jugó un papel decisivo creando incentivos y condiciones que llevaron a los pioneros a moverse hacia el oeste — y hacia delante.  Hoy en día, necesitamos que el gobierno entienda a los nuevos pioneros — las condiciones que necesitan, los incentivos que valoran, los obstáculos a los que se enfrentan.  Ese es el gran desafío que enfrentan actualmente todos los gobiernos, y puedo decirles que no hay lugar alguno en el mundo que hará más que la Ciudad de Nueva York para enfrentar el reto directamente, adoptar las nuevas fronteras adonde sea que éstas conduzcan, y crear una nación nueva y dinámica.

“Muchísimas gracias — y con mucho gusto tomaré unas cuantas preguntas”.







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