Formato Amistoso con la Impresora Envíe a un Amigo


PARA DIFUSIÓN INMEDIATA
PR- 056-10
1 de febrero de 2010

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA PANEGÍRICO EN FUNERAL DEL EMPLEADO DE SANIDAD PÚBLICA FRANK JUSTICH

A continuación se presentan las palabras preparadas para el alcalde Michael R. Bloomberg para su transmisión en la iglesia católica romana de St. Luke en Queens

“Gracias, monseñor.  Y buenos días a todos.

“Lamento que nunca llegué a conocer a Frank Justich.  Según dicen todos, era la clase de hijo, marido, padre de familia, hermano, tío, vecino y amigo que todos desearían tener.  Y con el que muchos de ustedes los aquí presentes tuvieron la fortuna de contar.

“Frankie era la clase de empleado de sanidad pública que todos nosotros tuvimos la suerte de tener trabajando para el bien de nuestra ciudad.  Sus colegas en el distrito Oeste 1 de Queens le describieron como un tipo con quien siempre se podía contar para hacer lo que fuese necesario.  Nunca protestaba ni se quejaba — aun en los días más pesados.  Uno de sus supervisores dijo: ‘Si tuviéramos una fuerza entera de tipos como Frankie, solo necesitaríamos la mitad de los trabajadores.

“No hay dudas de que Franki fue uno de los más fuertes entre Los Más Fuertes.  Sus compañeros de trabajo se asombraban de lo que podía lograr en un solo día.  Limpiaba nuestras calles con la atención que uno presta a la casa propia, a la propia familia.  Y eso es porque Frankie pensaba en todos los neoyorquinos como parte de su familia mayor.  Si pasaba un perro del vecindario — él estaba listo a darle una golosina.  Si un vecino de edad avanzada necesitaba leche de la tienda — él iba y la conseguía.  Si un niño quería mirar de cerca el camión de recolección — Frankie lo izaba y se lo enseñaba.

“Muchas de las personas que viven a lo largo de la ruta de Frankie han descrito la alegría que sentían cuando veían su contagiosa sonrisa — o alcanzaban a ver su característica cola de caballo.  Y esos neoyorquinos que fueron lo suficientemente afortunados como para encontrarlo casualmente, mientras apuraba un café mañanero o caminando al perro, siempre tenían un día mejor por su causa.

“Frankie era la clase de tipo que hace que una ciudad tan grande y ajetreada como Nueva York se sienta como un pueblo pequeño.  Él convirtió nuestras calles en vecindarios, y nuestros vecindarios en una familia.  Y cuando se supo la noticia de su fallecimiento en Queens, familias de todo el condado, y de la ciudad entera, derramaron lágrimas como si hubiesen perdido a uno de sus propios hijos.

“Frankie realmente se tomaba el tiempo para ver a la gente.  Eso es lo que le hacía un hombre tan compasivo — y un artista tan talentoso.  Me dicen que a Frankie le encantaba dibujar bocetos y pintar retratos de la gente a quien conocía.  Y que a menudo los retratos resultaban luciendo mejor que la gente real.  Pero creo que eso nos da una pista sobre la forma como Frankie miraba al mundo.  Él veía lo mejor en todo y en todos.  Él veía la luz incluso en la más deprimente de las situaciones.

“El amor de Frankie se extendió a lo largo y a lo ancho, pero él siempre guardó la mayor parte de su corazón para las mujeres en su vida — su madre y sus abuelas, su esposa Stacy, y sus dos bellas hijas, Faith y Felicity.

“Frankie amaba su empleo, pero aún así no podía esperar el final del día de trabajo para sí poder correr a casa y ver a sus esposa y sus hijas.  Nada lo hacía más feliz que ver sus pequeñas hijas sonreír. Y él hacía cualquier cosa para lograr que eso ocurriera — ya fuera llevando a Faith a sus clases de danza, o vistiendo un divertido disfraz de pirata para la fiesta del primer cumpleaños de Felicity.

“Stacy: No puedo imaginar el dolor y pesar en el corazón que debes sentir ahora mismo.  Los próximos meses de seguro serán difíciles para ti y las niñas.  En tus momentos de mayor pena, espero que te servirá algo de consuelo recordar que no estás sola.  Tú y Frankie construyeron una vida llena de amor.  Y aunque Frankie ha partido, ese amor aún está ahí — y puede ayudar a guiarte.

“Ustedes también tienen una gran familia y una vasta red de amigos cercanos que estarán presentes para ayudarte a atravesar los días más difíciles.  Esa red incluye al Departamento de Sanidad Pública (DSNY, en inglés), y particularmente a los hermanos de Frankie en el [distrito] Oeste 1 de Queens.  Ellos también son parte de tu familia.  Y ellos estarán presentes para t a cada paso del camino.

“Espero que con el tiempo también te consuele saber que Frankie amó cada día de su vida.  Si oímos a sus amigos narrarlo, los últimos años, especialmente, fueron estupendos, llenos de maravillosos recuerdos y logros: La increíble fiesta sorpresa que organizaste para él por su 40mo cumpleaños, el nacimiento de su hija más joven, y una increíble victoria en la Serie Mundial obtenida por sus amados Yankees.

“Frankie era un hombre alegre que dio felicidad a tantos otros — y lo último que querría es que sus amigos y su familia sufran.  La mejor manera en que pueden honrar su recuerdo es cuidándose mutuamente.  Continúen trayendo sonrisas a los rostros sus pequeñas hijas.  Ayúdenlas a crecer hasta ser las mujeres hermosas e inteligentes que ya se encaminan a ser.  Si ustedes pueden hacer eso mutuamente, creo que sentirán que Frankie les sonríe desde arriba.

“Nosotros en el Gobierno de la Ciudad honraremos el recuerdo Frankie haciendo a Nueva York una ciudad de la que él estaría orgulloso.  El Departamento de Sanidad Pública obtiene raras veces el reconocimiento que merece, pero se exactamente cuan grande es el rol que nuestros Más Fuertes han desempeñado en la recuperación de Nueva York tras el 11-S, y también ayudándonos a atravesar la recesión nacional actual.

“Nuestra imbatible calidad de vida depende de mantener nuestros vecindarios bellos, y nuestras calles limpias y seguras — y este es un trabajo que Los Más Fuertes de Nueva York cumplen día tras día.  La tragedia de la semana pasada nos recuerda precisamente cuan peligro puede ser ese trabajo.  Frankie comprendió esos retos — él reconoció esos peligros — y salió audazmente a enfrentarlos.

“Nunca olvidaremos su sacrificio para nuestra ciudad.  O la alegría que su vida trajo a tantos otros.  Que Dios bendiga su recuerdo.  Que Dios bendiga a las muchas, muchas vidas que él tocó.  Y que Dios bendiga al Departamento de Sanidad Pública de la Ciudad de Nueva York”.







CONTACTO PARA LOS MEDIOS DE DIFUSIÓN:


Stu Loeser   (212) 788-2958




Mas Recursos