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PR- 120-08
3 de abril de 2008

EL ALCALDE MICHAEL R. BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO CENTRAL EN TALLER PRESENTADO POR EL CONSORCIO DE PUERTOS DE NUEVA YORK Y NUEVA JERSEY DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE NUEVA YORK

A continuaciĆ³n se presenta el texto preparado del discurso del alcalde Michael R. Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Gracias, Charles, y buenas tardes, colegas científicos.

“Eso es correcto.  Además haber estudiado ingeniería en la universidad, quiero que sepan ustedes que por años fui al Museo de Ciencias en Boston cada fin de semana durante mi infancia.  Fue ahí donde aprendí cómo lidiar con serpientes y reptiles — que algunos podrían decir que fue un entrenamiento perfecto para la política, ¡pero no yo!  También quiero decir cuan placentero me es unirme a tantos de ustedes que son tan apasionados con el puerto de Nueva York. ¡Estoy precisamente ahí junto a ustedes!  Por mucho tiempo he creído que una de las noches más románticas en la ciudad es un paseo gratis en el ferry de Staten Island.  Lo admito: para las citas soy un tacaño.

“La Academia de Ciencias de Nueva York es una organización increíble, un líder en tantos frentes — incluyendo la revitalización del Bajo Manhattan.  La Academia fue el primer inquilino del nuevo edificio 7 World Trade Center building — un paso audaz que no fue solo emblemático del resurgimiento del Downtown, sino que también retornó la Academia al vecindario donde fue fundada en 1817.

“Desde esos primeros días, la Academia se ha adherido a la creencia fundamental de que la buena ciencia significa buenas políticas.  Nada menos.  Esa idea es la base del minucioso informe y recomendaciones del Consorcio del Puerto de Nueva York – Nueva Jersey sobre la limpieza y protección de nuestras vías fluviales.  Y es una filosofía con la que yo también estoy firmemente comprometido.

“Hay un viejo dicho: ‘En Dios confiamos.  Todos los demás, traigan data’.  Bueno, he encontrado que en los negocios y el gobierno, esas palabras son buenas reglas para la vida.  En la Ciudad de Nueva York, hemos usado data para impulsar prácticamente cada decisión que hemos tomado.  Vean, por ejemplo, la seguridad pública. Trazando mapas incansablemente con las tendencias del crimen y desplegando oficiales de acuerdo a ello, hemos reducido la delincuencia en más de 20% desde el 2001 — afirmando nuestra posesión del título de ‘la ciudad grande más segura de Estados Unidos’.  O vean nuestras iniciativas para combatir el hábito de fumar: La data mostraba que el tabaco es la causa número uno de muertes prevenibles — y por ello elevamos los impuestos a los cigarrillos e implementamos una revolucionaria prohibición al fumar — lo cual ha conducido a una reducción de 52% desde el 2001 en los adolescentes que fuman.

“Ninguno de estos esfuerzos se apoya en la política o las ideologías, pero están todos construidos sobre data sólida y rebosan sentido común.  Y lo mismo puede decirse de PlaNYC, nuestra estrategia de largo alcance para crear la primera ciudad realmente sustentable del mundo.  Para el año 2030, esperamos que la población de Nueva York añada casi un millón de habitantes más.  Aunque este crecimiento tiene el potencial de traer increíbles y nuevas oportunidades económicas y vitalidad, también amenaza con abusar de la infraestructura que apuntala nuestra ciudad, contaminar nuestro aire y vías fluviales y, lo más grave, con generar más de los gases de invernadero que contribuyen al cambio climático.

“A pesar de que los neoyorquinos ya producen menos de una tercera parte de las emisiones de carbono que produce el estadounidense promedio, podemos y debemos hacer más.  Por ello, hemos establecido una meta audaz pero alcanzable de recortar en 30% las emisiones de gases de invernadero de la Ciudad para el 2030.  Para empezar a trabajar hacia ese objetivo, dimos un paso pequeño pero esencial: realizar un inventario completo en toda la ciudad de nuestras emisiones de carbono.  Esta data no solo estableció un punto inicial para nosotros medir nuestros esfuerzos de reducción, sino que también identificó las mayores fuentes de emisiones y midió los impactos de otras acciones para ahorrar energía que se tomaron en el pasado.

“Esa información — que publicamos por primera vez aquí en la Academia de Ciencias de Nueva York en abril del 2007 — nos ha ayudado a diseñar un plan para conservar energía que tiene tres elementos principales.  El primero parte del hecho de que los más de 900,000 edificios en la Ciudad de Nueva York representan casi 80% de la huella de carbono de la ciudad.  De modo que estamos dando un gran impulso para conseguir que los edificios públicos y privados utilicen energía más eficiente y limpiamente.  A la vez, estamos comprometiendo $80 millones al año — igual a 10% de nuestros costos anuales de energía — para reducir la producción de gases que atrapan el calor por parte del Gobierno municipal.

“Si nuestros edificios utilizan menos electricidad, eso reduce la demanda en nuestras plantas generadoras — pero también queremos que las plantas mismas sean más eficientes.  Entonce, nuestro segundo punto es reemplazar las generadoras viejas y altamente contaminantes con otras más nuevas, más eficientes, y adaptar o mejorar las existentes.

“Y tercero, trabajaremos para reducir las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte, haciendo híbridos a nuestros taxis y autos negros de alquiler, y, lo más importante, reduciendo la cantidad de vehículos en nuestras calles y carreteras.  Es ahí donde cae nuestra propuesta para una tarifa de congestión — la cual establecería un cobro por conducir a la parte más concurrida de la ciudad durante las horas pico.

“La tarifa de congestión es particularmente efectiva porque logra dos metas a la vez.  Primero, proporciona un incentivo económico para que los viajeros dejen sus autos en sus casas.  Y segundo, crea un flujo de ingresos dedicado a financiar mejoras de transporte público.  Entiendo totalmente la duda sobre la tarifa de congestión.  Yo mismo fui un escéptico, al principio.  Pero he visto de cerca los hechos — y los hechos son que, en ciudades como Londres y Singapur, las tarifas han triunfado en la reducción del tránsito, el mejoramiento de la calidad del aire, y el incremento de la productividad económica.

“El Departamento de Transporte de los Estados Unidos ya prometido más de $350 millones para apoyar la ejecución de nuestro plan.  El lunes, el Concejo Municipal se puso de pie e hizo lo correcto cuando envió un mensaje a Albany favoreciendo la tarifa de congestión.  Dos terceras partes de los votos de ‘si’ vinieron de concejales de fuera de Manhattan.  Aún tenemos la esperanza de que la Legislatura estatal también hará lo correcto y promulgará nuestro plan.

“Recuerden dónde estábamos hace veinte, treinta años, cuando una falta de inversiones en nuestros metros lesionaron de mala manera la salud económica de nuestra ciudad.  Si cometemos el mismo error ahora, vamos a volver justo adonde estábamos.  Y no olvidemos lo malo que fue: Entonces los neoyorquinos que tomaban el subway enfrentaban lo que algunos llamaban las ‘cuatro Ds’: demoras, desviaciones, dificultades y desgracia.  No podemos costear no actuar con respecto a la tarifa de congestión, una idea cuyo momento ha llegado.

“Edificios, plantas generadoras, vehículos.  Estas son las principales fuentes de contaminación y gases de invernadero en nuestra ciudad.  Pero, a medida que trabajamos para reducirlos, también debemos limpiar y proteger los recursos que han soportado la carga de nuestro contaminar.  Eso incluye a nuestras vías fluviales.

“Nueva York es una ciudad rodeada por uno de los sistemas de puertos más sofisticados y extensos en el mundo.  Desgraciadamente, por siglos ha sido el recipiente de los contaminantes en nuestro aire, y, lo más significativo, de nuestro alcantarillado.  Esto claramente no es lo que una vez fue — cuando zambullirse en el Hudson requería un consulta médica para que te examinaran la cabeza!  Pero ciertamente no es tan limpio como podría ser —  y debería ser.

“El problema subyacente es que el sistema de alcantarillado local fue diseñado con un propósito en mente — prevenir las inundaciones y proteger la salud publica removiendo las aguas residuales y de tormentas.  Actualmente, 60% de la red de alcantarillado municipal atrapa el agua de tormentas y residuales que se filtran en las mismas tuberías.  Eso es eficaz para reducir enfermedades e inundaciones — pero no tan útil para nuestros sistemas ecológicos aledaños.  En temperaturas áridas, nuestro sistema de drenaje y plantas de tratamiento pueden tratar fácilmente todo el desecho local.  Pero si se añade tanto como un décimo de pulgada de lluvia fuerte, nuestras plantas de tratamiento empiezan a filtrar más allá de sus límites.  El flujo extra — que al final contiene hasta 10% de desechos cloacales — es depositado, sin tratar, en las bahías y ríos vecinos.

“Las consecuencias de estos ‘Rebosamientos Combinados de Alcantarillado’ son ya dañinos para nuestros hermosos ríos y puertos, pero para los ensenadas y canales — como el Gowanus, donde no existen corrientes naturales para ayudar a purgar contaminantes — las aguas residuales y tóxicos se han estado acumulando por décadas en los lechos de las vías fluviales.

“Desde 1980, hemos podido cortar la contaminación del agua en más de 50%.  Y lo hemos hecho modernizando nuestras plantas de tratamiento para que puedan tratar el doble del volumen de flujo que se produciría en un día normal de temperatura seca.  También hemos destinado más de $2.5 mil millones para mejorar la planta más grande de la ciudad en el riachuelo Newtown Creek, en la frontera de Brooklyn y Queens.  Ahora, sumaremos a este progreso invirtiendo más de $10 mil millones en dos estrategias esenciales.

“La primera es completar mejoras capitales grandes que ampliarán y mejorarán nuestros alcantarillados y plantas de tratamiento de aguas residenciales.  La comisionada Emily Lloyd y nuestro Departamento de Protección Medioambiental (DEP, en inglés) están construyendo cuatro tanques de retención al norte de Queens y en la bahía de Jamaica que pueden retener temporalmente 18 millones de galones de exceso de aguas residuales combinadas hasta después del paso de una tormenta.  A la vez, modernizaremos dos de nuestras estaciones de bombeo a fin de prevenir que el exceso de aguas de tormentas se vierta dentro de nuestras vías fluviales más contaminadas en el canal Gowanus y el riachuelo de Coney Island.  Y para proteger aun más la vida marina, hemos destinado más de $820 millones para modernizar cuatro plantas para tratar aguas residenciales a lo largo de la parte superior del East River, con nueva tecnología que reducirá en 50% la cantidad de nitrógeno que descargan en el estrecho de Long Island.

“Nuestra segunda estrategia para reducir el exceso de agua después de una tormenta es prevenir antes que nada la entrada de agua a nuestro sistema combinado de alcantarillas.  Eso significa seguir estrategias comprobadas para la retención y desvío de las aguas.  Por ejemplo, en nuevos complejos urbanos como Hudson Yards y Queens West, construiremos Alcantarillados para Tormentas de Alto Nivel, que pueden detener 50% de las precipitaciones — antes de que entren a nuestras tuberías — y las desvía directamente a las vías fluviales aledañas, eliminando parte de la presión en nuestras plantas de tratamiento.

“Además experimentaremos una variedad de lo que a veces se llama ‘Mejores Prácticas de Administración’ que protege nuestro medioambiente como un filtro de agua natural. Los árboles, plantas, y otras vegetaciones son grandes filtros naturales de tormentas — por lo que hemos emprendido un esfuerzo gigantesco a fin de enverdecer nuestra ciudad.

“Empieza desde arriba — con la creación de tejados verdes que absorben el agua lluvia.  De hecho, Radio City Music Hall está a punto de instalar uno de los tejados verdes más grandes de la ciudad — e invitaremos a otros a seguir su ejemplo trabajando con el estado para aprobar un reembolso al impuesto a la propiedad que compense el 35% del costo de la instalación.

“También haremos nuestras calles y veredas más verdes, sembrando más medianas e isletas de tráfico cubiertas de césped, y cambiando las regulaciones de zonificación locales para requerir paisajismo alrededor de los aparcamientos grandes.  En realidad eso es una de las grandes características del nuevo estadio de los Mets que, cuando abra el próximo año será uno de los estadios más inofensivos para el medioambiente del mundo.

“Además, hace poco lanzamos una campaña de 10 años para sembrar un millón de árboles en nuestras calles y parques en toda la ciudad.  ¡Eso equivale a 40 veces el número de árboles en el Parque Central!  Y seguiremos ampliando la compleja red de arroyos, estanques y pantanos que componen el sistema Bluebelt de Staten Island — creado hace varios años por mi ex comisionado del DEP y Chris Ward, un gran colaborador en vuestro estudio.

“Todas estas estrategias funcionan — han probado que funcionan — y juntas, mejorarán nuestra capacidad de retener el exceso de aguas residuales combinadas de 70% a 75%.  Pero para lograr una diferencia aun mayor también debemos estar dispuestos a ser innovadores y tomar riesgos.

“Por ejemplo, no es que simplemente sembraremos árboles nuevos en toda la ciudad; también exploraremos nuevas formas de sembrarlos a fin de maximizar el agua que sus raíces puedan absorber.  Y buscaremos restablecer lo que una vez fueron las características más celebradas del puerto, creando 20 metros cúbicos de colonias de mejillones.  Los mejillones, tal como sé que saben, son uno de los mejores sistemas de filtración de la naturaleza.

“No hay garantía de que cualquiera de estas ideas serán un éxito completo.  Pero si estos enfoques no funcionan, buscaremos otros medios.  No permitiremos que el miedo al fracaso no desaliente — no podemos darnos el lujo.  Ya no podemos seguir sentados y esperar que estos problemas desaparezcan… o que otros en el país y el mundo tomen la delantera.  No.  Depende de nosotros — cada uno de nosotros — hacer nuestra parte a fin de mejorar nuestro tan querido puerto y el medioambiente…

“Antes de cerrar, quiero tocar un último punto, relacionado a vuestro estudio.  Junto con nuestros esfuerzos para asegurar que el puerto este limpio y seguro, también estamos comprometidos a asegurar que continúe siendo el increíble motor económico que ha sido desde el nacimiento de la nación.

“El crecimiento de Nueva York está ligado estrechamente al crecimiento del puerto.  Aun hoy, más de 90% de los productos llegan a Nueva York lo hacen por barco.  Para mantener a nuestra ciudad al frente de la economía global, necesitamos seguir reforzando nuestro sistema portuario, y por ello estamos trabajando actualmente con Richard Larrabee y la Autoridad Portuaria para excavar un canal de navegación más profundo en Howland Hook.

“Hasta ahora, hemos estado eliminando el material de arrastre segura y adecuadamente en Fresh Kills y otros vertederos en Nueva Jersey.  Y a medida que avanzamos con este proyecto y buscamos lugares futuros para recibir el material de arrastre, pueden estar seguros de una cosa — que seguiremos tomando decisiones que no se basan en temores infundados, sino basados en la ciencia firme de lo que es económico y seguro.

“Por ejemplo, Nueva Jersey ha estado usando material de arrastre de manera segura para construir campos de golf y centros comerciales.  Es un gran ejemplo de cómo van de la mano la protección de nuestro medioambiente y la economía.

“Efectivamente, el futuro de nuestro puerto — y de la Ciudad de Nueva York — depende de ello.  Y es por eso que la labor que ustedes realizan de limpiar nuestras vías fluviales es tan importante.  Claramente compartimos las mismas metas — y los mismos valores — y juntos podemos asegurar que los mejores días para Nueva York están aun por venir.

“Gracias, y que tengan un buen día”.







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