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PR- 045-08
11 de febrero de 2008

EL ALCALDE BLOOMBERG ANUNCIA PLAN PARA REDUCIR USO DE MADERAS TROPICALES

La Alcaldía y organismos municipales buscan lograr reducciones inmediatas de 20 por ciento

En un discurso pronunciado hoy en Naciones Unidas, el alcalde Michael R. Bloomberg anunció un plan a largo plazo para reducir el uso de maderas tropicales por parte de las agencias municipales.  La Alcaldía de la Ciudad de Nueva York publicó además el Informe de Reducción de Maderas Tropicales, desarrollado en los últimos 60 días por un equipo que integraron organismos municipales y la Oficina de Planificación y Sustentabilidad a Largo Plazo bajo la dirección del vicealcalde de Operaciones, Edward Skyler.  El alcalde anunció el reporte, que detalla planes para reducir el uso de árboles maderables, el pasado 13 de diciembre durante la Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático realizada en Bali.  Al crear el plan a largo plazo, la Ciudad buscó soluciones prácticas y económicas que tomaran en consideración factores de seguridad y durabilidad.

El Informe describe de forma realista estrategias para que la Ciudad de Nueva York se aleje del uso de maderas tropicales hacia alternativas sostenibles.  A corto plazo, el plan reducirá el uso de maderas tropicales en 20 por ciento, eliminando estas maderas para la construcción y mantenimiento de bancos en los parques, probando materiales alternativos para los paseos entablados existentes, y reduciendo — en la mayor medida posible — la cantidad utilizada por el Departamento de Diseño y Construcción (DDC, en inglés), el Departamento de Asuntos Culturales (DCLA, en inglés), la Corporación de Desarrollo Económico (EDC, en inglés), la Oficina de Desarrollo de Proyectos Capitales de la Alcaldía y otros organismos municipales.  El reporte también compromete a la Ciudad a evitar el uso de maderas tropicales para los nuevos paseos litorales.  Para reducir más a largo plazo el uso de estas maderas por parte del Gobierno municipal den una forma segura y económica, el Informe incluye una serie de estudios para evaluar diseños y materiales alternativos para nuestras estaciones de transferencia marítima, el Paseo del Puente de Brooklyn, el mantenimiento de paseos entablados existentes, y los puertos del ferry de Staten Island.

A continuación se presenta el texto del discurso presentado ante la ONU por el alcalde:

“Buenos días.  Señor Presidente; Señor Secretario-General; Señor Escobar, y representantes permanentes ante las Naciones Unidas; dignatarios; delegados; y especialmente al embajador de mi país, señor Zalmay Khalilzad.  Nos complace ser miembros de las Naciones Unidas, y estoy feliz de tener el honor de dirigirme a este augusto organismo.  Naciones Unidas ha sido, y siempre será, importante para la Ciudad de Nueva York por la labor vital que ustedes realizan, y creo que [es] importante para este país y para el mundo.  Y su importancia para Nueva York es mostrada por el hecho de que la Alcaldía mantiene una Comisión para las Naciones Unidas, Cuerpos Consulares y Protocolo, cuya comisionada es mi hermana, Marjorie Tiven.  De modo que, si es suficientemente bueno para mi familia, es suficientemente bueno para la Ciudad de Nueva York.

“Y, a título personal, estaba justamente pensando que nada habría hecho a nuestro padre sentirse más orgulloso que vernos aquí hoy.  Yo nací poco después de la fundación de las Naciones Unidas, y siempre ha sido importante para mi familia.

“Por supuesto, ser alcalde de Nueva York — la ciudad más internacional del mundo — es un poco como presidir las Naciones Unidas cada uno de los días del año.

“Si ustedes llaman a nuestra Línea de Servicio Ciudadano en el 311, pueden obtener información sobre servicios municipales en cualquiera de los 170 idiomas diferentes que se hablan en nuestra ciudad.  Ciertamente intentamos ayudar a todos.  Les diré que no siempre tenemos éxito.  En una fecha previa de este año, una persona llamó para preguntar el número de teléfono de Oprah Winfrey.  No creo que pudimos satisfacerla.  Y, no mucho tiempo después, alguien más preguntó: ‘¿Cuál es la capital del mundo?’  En realidad era fácil para nosotros responder esa pregunta: el hogar de las Naciones Unidas.  Pero tal vez estoy un poco prejuiciado.

“No han pasado aún dos meses desde que concluyó la Convención Modelo de las Naciones Unidas para el Cambio Climático en Bali.  Y tuve el privilegio de hablar ante esa convención tras la invitación del ICLEI (Gobiernos Locales por la Sustentabilidad), una red mundial de más de 700 ciudades y condados que, como la Ciudad de Nueva York, están dedicados activamente a combatir el cambio del clima.  Bali fue ciertamente un encuentro histórico.  Este sentó las bases para un acuerdo global que avanza el progreso iniciado hace unos 10 años en Kyoto.

“Sin embargo, desde ahora hasta la Conferencia de Copenhague a finales del año próximo debemos establecer, creo yo, las precondiciones para tal progreso.  Tanto las naciones desarrolladas como aquellas en desarrollo deben reconocer la necesidad de alterar sus políticas y comprometerse seriamente a cambiar.  Y creo que nuestra experiencia en la Ciudad de Nueva York, y la experiencia de muchas de las demás grandes ciudades del mundo pueden ayudar a guiar ese proceso.

“Porque, hoy quiero describir justamente cuánto nosotros y las demás ciudades del mundo ya hemos contribuido a la lucha contra el cambio climático global, y algunos de los pasos nuevos que nuestra Ciudad está dando ahora en este campo, y por qué las ciudades del mundo deben ser parte de la próxima fase crítica de acción internacional.

“La primera precondición para hacer que tengan éxito las negociaciones de Copenhague, creo, es que Estados Unidos, que encabeza al mundo el producción de gases de invernadero, debe establecer finalmente objetivos de reducción de carbono reales y obligatorios.  Mientras no haya penalidades o costo envueltos en la producción de gases de invernadero, no habrá incentivo para cumplir tales objetivos.  Y, por esa razón, creo que Estados Unidos debe establecer un impuesto a las emisiones de carbono.  Ahora, otros defienden un sistema de límites-e-intercambio — un enfoque que yo creo que sería menos directo y, por lo tanto, menos exitoso.  Pero cualquiera de estas alternativas sería superior a nuestro inadecuado status quo actual.  Instituir cualquiera de ellas representaría un compromiso mayor y bienvenido con la atención al cambio climático.  Y creo que el pueblo estadounidense está preparado para aceptar nuestra responsabilidad de dirigir con el ejemplo.  Estados Unidos siempre lo ha hecho, y creo que Estados Unidos debe continuar haciéndolo.  Y nuestro Presidente y Congreso deben empezar a trabajar unidos en una forma bipartidista para hacer que tal liderazgo sea posible.

“Los objetivos de reducción de carbono que Estados Unidos deben establecer tienen que ser ambiciosos, pero también deben poder lograrse.  Y aquí, como he dicho, la experiencia de la Ciudad de Nueva York es instructiva.  Hace diez meses adoptamos una serie de metas de sustentabilidad a largo plazo que llamamos nuestro ‘PlaNYC’, y que fue resaltado en el Informe de Desarrollo Humano del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas para los años 2007-2008.  En base a una cuidadosa evaluación de lo que la tecnología existente hace factible, determinamos que en la Ciudad de Nueva York podemos reducir nuestra huella de carbono en 30% de los niveles actuales para el año 2030.  Y reputados estudios recientes indican que Estados Unidos también podría hacer algo muy parecido a eso y con un costo neto casi igual a cero, ya que tantas de las estrategias de eficiencia energética incluidas en realidad ahorran dinero a largo plazo.

“La segunda precondición para lograr progreso en Copenhague es una voluntad por parte de las naciones con economías en desarrollo de realizar compromisos serios para atender el cambio climático también.  En términos realistas, tales compromisos serán probablemente diferentes a los requeridos de Estados Unidos u otros países desarrollados.  Pero China e India son también grandes naciones, y ellas deben aceptar las cargas de la grandeza estableciendo los estándares de eficiencia energética que ayudarán a enfrentar el más urgente desafío ambiental de nuestra era.

“La experiencia de la Ciudad de Nueva York también es ilustrativa aquí, ya que, al haber emprendido la reducción de nuestra huella de carbono, hemos aprendido algo que espero que nuestros colegas de Beijing y Delhi también estén comprendiendo: reducir su producción de carbono incrementa el bienestar social y económico de sus pueblos.  Permítanme citar rápidamente cuatro ejemplos:

“Primero, estamos convirtiendo la flotilla de taxis de nuestra ciudad a autos híbridos.  Esta medida sola reducirá la huella de carbono de la Ciudad de Nueva York en 0.5 por ciento.  En el pacto, también limpiará nuestro aire de contaminantes, y ahorrará miles de dólares al año en gastos de combustible para nuestros taxistas.

“Segundo, además hemos propuesto un programa de tarifa de congestión diseñado para desalentar el conducir en nuestros distritos ocupados durante las horas pico laborales.  Este sigue el exitoso ejemplo de iniciativas en Londres, Estocolmo y Singapur.  Ahora, a esas ciudades se ha unido Milán, cuya alcaldesa Letizia Moratti será una de las panelistas esta mañana.  La tarifa de congestión que proponemos no solo reduce las emisiones de carbono producidas por los automóviles.  También limpiará nuestro aire, hará a nuestra economía más productiva, y financiará las nuevas líneas de transporte que necesitamos desesperadamente.

“Tercero, estamos trabajando para enverdecer nuestros edificios — repito, no solo para recortar las emisiones de carbono, sino además porque nos permitirá redirigir miles de millones de dólares que se requieren anualmente a fin de calentar y refrescar estos edificios — a menudo ineficientemente —para mejores propósitos.

“Cuarto, durante los próximos diez años estaremos sembrando un millón de árboles en toda la ciudad — y ya hemos puesto más de 30,000 de ellos en el suelo, a menudo en vecindarios donde dichos árboles hacen mucha falta.  Ellos no solo capturarán el dióxido de carbono, sino que además limpiarán el aire, refrescarán nuestras calles, reducirán las inundaciones en las calles y elevarán el valor de las propiedades.

“Puedo seguir, pero creo que creo que lo dejé claro: los objetivos de carbono importantes no obstaculizarán el crecimiento, y nos dejarán mejor.  Si los Estados Unidos y las naciones en desarrollo hacen dichos compromisos, entonces las posibilidades para un nuevo acuerdo internacional de calentamiento global mejoran en gran medida.  Pero también está claro que el mundo no puede esperar al 2009.  El calentamiento global exige acción inmediata.  Tal como avisó Tom Friedman, columnista del New York Times, en un reporte resumiendo la conferencia de Bali, en este asunto, ‘es demasiado tarde para después’.

“Las grandes ciudades del mundo reconocen eso.  Cada día, enfrentamos los efectos de salud de la contaminación del aire producida por plantas eléctricas y el tránsito  vehicular que también están elevando la temperatura del planeta.  Con la mitad de la población mundial ahora viviendo en nuestras ciudades — una tendencia que solo se acelerará en los próximos años —, líderes en gobiernos locales de todo el mundo están movilizándose enérgica y creativamente para combatir el cambio climático.

“Como los funcionarios que estamos más cerca del pueblo y los problemas que enfrentan, no tenemos el lujo de hablar sobre cambio y no realizarlo.  Así que, ahora estamos esperando que otros actúen primero.  Y es por lo que alcaldes de muchas de las ciudades más grandes del mundo han unido sus fuerzas para combatir el cambio climático en la organización ‘C-40’, cuya conferencia Nueva York tuvo el privilegio de presentar en mayo.

“Es por ello que, aunque nuestro Gobierno nacional todavía no ha aprobado el Protocolo de Kyoto, más de 700 ciudades en los Estados Unidos, representando a más de 80 millones de estadounidenses, han prometido lograr estas metas.  Y es por ello que, durante este año, la Ciudad de Nueva York convocará una conferencia de dos días con representantes de más de 20 ciudades importantes del mundo.  Esta contará con expertos de todo el mundo en campos tales como transporte, planificación urbana, salud pública y otras disciplinas.  Tratará los retos que las ciudades del mundo comparten para reducir la contaminación urbana del aire y contener el cambio climático.  Además, la conferencia está siendo organizada por New York City Global Partners, una organización sin fines de lucro que dirige nuestras colaboraciones con las ciudades más creativas y con más visión del futuro del mundo.

“También estamos trabajando con el Climate Group (“Grupo del Clima”), una organización extraordinaria que ha colaborado con los gobiernos y corporaciones alrededor del mundo para ejecutar ‘políticas verdes’.  Y estas compañías incluyen al Grupo Virgin, de Sir Richard Branson — el orador en este almuerzo del que van a disfrutar hoy, quien ha hecho de su compañía un líder en ‘enverdecimiento’ de la industria de aviación.

“Las ciudades del mundo también deben pensar globalmente, aun cuando actuamos localmente.  Así que permítanme anunciar que la Ciudad de Nueva York ya está preparada para reducir la deforestación tropical.  La conferencia en Bali resaltó el hecho de que tal deforestación es una calamidad ecológica — una con enormes implicaciones para el calentamiento global.  Es responsable del 20% de las emisiones de gases de invernadero del mundo.  Nueva York, al igual que muchas ciudades, usa maderas tropicales — en nuestro caso, para bancos en los parques, los muelles de trasbordadores, nuestros amplios paseos marítimos, y además para las pasarelas del mundialmente famoso Puente de Brooklyn.  Las propiedades físicas de estas maderas, especialmente su durabilidad y resistencia a la podredumbre, las hacen ideales para tales usos.  Y, como cualquier ingeniero les dirá, una vez que se ha diseñado una estructura para un material, no se puede sencillamente usar un reemplazo; hay que volver a la mesa de dibujo.

“Actualmente, nosotros compramos más de $1 millón anuales de estas maderas, haciéndonos uno de los consumidores más grandes de madera en Norteamérica.  No obstante, en Bali me comprometí a que evaluaríamos el uso que hace la Ciudad de Nueva York de estas maderas y a desarrollar una estrategia ambiciosa y alcanzable para reducirlo.  Y he aquí el resultado:

“Los organismos de nuestra Ciudad reducirán inmediatamente su uso de maderas tropicales en 20%.  Ellos harán eso especificando la madera doméstica, madera plástica reciclada y otros materiales en el diseño de bancos para parques y otras obras de construcción.  También vamos a emprender estudios dedicados, de largo plazo del diseño de nuestros paseos marítimos y muelles de ferris para ver qué alternativas podemos usar cuando se tiene que reemplazar estas estructuras.  Y de ahora en adelante también nos abstendremos de diseñar nuevos paseos marítimos con maderas tropicales.  Los neoyorquinos no viven en el bosque tropical.  Pero sí vivimos en un mundo que todos compartimos.  Y estamos comprometidos a hacer todo lo posible a fin de protegerlo para todos nuestros niños.

“Y eso es solo un ejemplo, pienso, de cómo no solo Nueva York, sino también las otras ciudades del mundo pueden construir un mejor futuro para nuestro mundo.  Hacemos cosas pequeñas, pero las cosas pequeñas se suman y la clave es que hagamos cosas.  Y, mientras ustedes y sus gobiernos esperan por Copenhague, permítanme finalizar repitiendo un mensaje que pronuncié en Bali: Hagan de las ciudades de sus naciones participantes activos en ese proceso, ya que traemos mucho a la mesa.  Desde el principio de la civilización, siempre hemos sido el centro de la industria humana y la matriz de la invención humana.  La curiosidad científica, la sed por descubrir, y el espíritu emprendedor promovido hace mucho tiempo en las ciudades medievales lanzaron el proceso que hoy une a nuestro mundo en una comunidad global.  Entonces se dijo que “el aire urbano es más libre”, ya que ciudades liberaron a las personas de los lazos del feudalismo.  Las ciudades abrieron la creatividad humana y encendieron las imaginaciones humanas.  Ahora las ciudades pueden ayudar a hacer el aire no solo más libre, sino que más saludable, para todo el que habita nuestro planeta.

“El tiempo que tenemos para enfrentar este reto urgente es corto.  Así que deseo éxito a todos en esta conferencia mientras trabajan juntos para atenderlo.  Buena suerte a todos.  Y para los que han venido de distancias lejanas para asistir a esta conferencia: Muchas gracias por lo que están haciendo; el futuro de nuestro planeta está realmente en sus manos, y bienvenidos a la capital del mundo, la Ciudad de Nueva York.  Gracias”.







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