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PR- 202-07
18 de junio de 2007

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO DE APERTURA EN LA CONFERENCIA CEASEFIRE! BRIDGING THE POLITICAL DIVIDE

A continuaciĆ³n se presenta el texto preparado del discurso del alcalde Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Gracias, alcalde Villaraigosa.  Es un placer estar en Los Angeles — la más grande y más excitante ciudad de Estados Unidos al oeste del río Hudson.  (Por supuesto, digo eso como un observador totalmente neutral).  También quiero agradecer a la Escuela Annenberg por celebrar esta conferencia.  La última vez que estuve en California, la familia Annenberg celebró una cena para el alcalde Villaraigosa a la cual tuve el placer de asistir.  Ellos son una familia excelente, y algunos de ellos viven en mi ciudad querida, pero, lo más importante, si ellos continúan alimentándome, yo seguiré regresando.

“Espero que, esta noche y mañana, todos en esta conferencia compartan con nosotros sus pensamientos sobre los retos gubernamentales que tenemos en nuestra nación, y cómo enfrentarlos.  Las soluciones requerirán una diversidad de opiniones y enfoques frescos.  Por lo tanto, fiel a ese espíritu, permítanme empezar yendo al grano diciendo por qué creo que esta conferencia es necesaria.

“Estados Unidos, el país más maravilloso del mundo, está en una encrucijada.  Las políticas partidaristas y la inacción y excusas resultantes han paralizado la toma de decisiones, principalmente en el nivel federal level, y los grandes tópicos de hoy no están siendo atendidos — dejando en peligro a nuestro futuro.  Podemos aceptar esto, o podemos decir, ‘¡Ya es suficiente!’, y construir juntos un futuro resplandeciente para nuestro país.

“Creo que podemos dar un giro al equivocado curso actual de nuestro país si empezamos a basar nuestras acciones en ideas, valores compartidos y un compromiso para solucionar problemas sin que importen los partidos [políticos].

“El punto de esta conferencia está claro: No tenemos que conformarnos con la misma vieja política de siempre.  No tenemos que aceptar el cansado debate entre la izquierda y la derecha, entre demócratas y republicanos, entre el Congreso y la Casa Blanca.  Podemos y debemos declarar un cese al fuego — y mover a Estados Unidos hacia delante.

“Aunque un cese al fuego es esencial, este debe también seguirse con un cambio.  Un cambio real — no de palabra, sino de acciones.  Ningunos eslogans, sino una manera fundamentalmente diferente de conducta construida en base a la cooperation y la colaboración.  Y se necesita ahora — porque ahora, más que nunca, Washington se está hundiendo en un pantano de disfunción.  No importa quién esté a cargo; tristemente, hoy reina el partidismo.

“Se ha convertido en un concurso de eclipsar al otro lado y anotar puntos para la próxima elección.  En estos días, las decisiones en [Washington] DC son más políticas y menos basadas en los hechos que nunca antes, y las consecuencias han sido desastrosas.

“Cuando se va a Washington ahora, se puede observar un sentimiento de temos en el aire — el miedo a hacer algo, o decir algo, que pudiera afectar las encuestas, o dar al otro lado una ventaja, u ofender a un interés especial.

“Esto está paralizando nuestro gobierno — y está llevando a nuestros funcionarios electos a empujar todos los problemas grandes y de largo plazo a las generaciones futuras: el cuidado de la salud, la seguridad social, los déficits presupuestales, el calentamiento global, la inmigración — díganlo ustedes.

“Su inacción y el atasco partidarista están destruyendo nuestras relaciones y reputación en todo el mundo. 

“Ellos están hiriendo nuestra competitividad económica, arrastrando los descubrimientos científicos y médicos a ultramar, y poniendo en peligro nuestro futuro como la tierra de la esperanza y la oportunidad.

“Ellos ven los mismos problemas que nosotros vemos pero, en lugar de trabajar para enfrentar sus causas y proporcionar soluciones reales y duraderas, realizar ajustes en los márgenes, ofreciendo tiritas que no hacen nada para detener el sangrado, dándonos perogrulladas y promesas, pero nunca la legislación decisiva y basada en méritos, y el liderazgo, que necesitamos.  Y luego culpan al otro lado cuando el sangrado empeora.

“¿Por qué actúan así los funcionarios electos?  Creo que hay una respuesta principal.  Ellos se convirten en adictos del partidarismo porque este ofrece respuestas fáciles.  Y después este los consume.  [El partidarismo] se convierte en su prioridad más importante.

“Estamos hablando sobre una adicción grave y dañina — y, desgraciadamente, no existe una clínica para curar de ‘Promises’ para el partidarismo.  (Si hubiese una, acaso ellos dejarían de hacer tantas promesas vacuas).

“Estados Unidos no puede costear la continuación de esto.  Necesitamos que Washington deje su adicción, salga del atasco y deje de pasar las responsabilidades a generaciones futuras.  La conducción desde el frente: Esto es lo que construyó a los Estados Unidos.

“Sin embargo, estos días el Gobierno federal no está en el frente — está acobardado en la esquina trasera de la habitación, eludiendo responsabilidades y esperando que nadie se de cuenta.  La verdad es que si nuestro país va a enfrentar los retos de este nuevo siglo, todos nosotros, los que nos preocupamos más por el progreso que los partidos políticos, debemos asumir la responsabilidad de acabar con esta corrosiva cultura del partidarismo.

“Es un desperdicio de tiempo el señalar con el dedo y culpar a los políticos en Washington — después de todo, nosotros los elegimos.  No; si queremos que Washington cambie — nosotros, los votantes individuales para quienes ellos trabajan, debemos hacer que rindan cuentas.

“Mi experiencia es que terminar con la parálisis de Washington significa crear puentes para salvar abismos, pero eso no significa solo partir las diferencias.  Eso es una forma política común de evitar el hacer algo.  La política pública no es un juego donde el resultado final suma cero — y no siempre debe haber una guerra partidarista para ver quién hala más la cuerda.

“Créanlo o no, pensando fuera de lo convencional y trayendo ideas creativas a la mesa… podemos incrementar los beneficios totales que pueden lograr ambos lados — y, más importante aún, los que pueden lograr los Estados Unidos.

“Eso es lo que permite el no partidarismo: Lograr que se hagan grandes cosas, producir resultados reales, solucionar problemas difíciles.  Y eso es lo que los gobernadores y alcaldes de todo el país han estado haciendo — involucrándose para solucionar problemas nacionales en el ámbito local, y dos grandes ejemplos de eso son el gobernador Schwarzenegger y el alcalde Villaraigosa.

“Los gobiernos municipal y estatal pueden señalar el camino; pero, en muchos casos, nuestras acciones están limitadas y anticipadas por políticas federales.  Y cada vez más, esas políticas no están manteniéndose con los tiempos ni respondiendo a nuestros problemas más apremiantes.

“Necesitamos que Washington empiece a tomar el mismo enfoque no partidarista orientado hacia los resultados que está triunfando en ciudades y estados.  De la manera que yo lo veo, este enfoque se basa en cinco valores de liderazgo que tienen el poder de salvar las simas del partidarismo, y todo empieza con la independencia.

“No tiene nada de malo el pertenecer a un partido político — casi dos terceras partes de nosotros lo hacemos.  Pero, ¡unirse a un partido no significa que se deba dejar de pensar por sí mismo!  Ninguno de los partidos tiene a Dios de su lado, un monopolio sobre las ideas buenas o un seguro para cualquier filosofía fiscal, social o moral.  Y cualquiera que diga que su partido hace, y el otro no hace, es un farsante o simplemente un estudiante no bueno de historia.

“Para progresar, las ideas deben ser evaluadas en base a sus méritos, no sus orígenes.  La sabiduría tradicional debe ser desafiada, sin importar a quien pertenece, y debemos tener la voluntad de decir lo que nos parezca de ellos — sin importar lo que exige la disciplina del partido — en otras palabras, la independencia de la política, ideología y egoísmo mezquino.
 
“El liderazgo no partidista también requiere honestidad buena y tradicional, y sentido común, y se que ustedes escucharán mucho de esto de los participantes en esta conferencia. 

“Prometer ‘comida en cada plato’ sin decir quién pagaría por ello, o ‘un plan secreto para acabar con la guerra’ o reclinarse en la ‘maternidad y el pastel de manzana’ sin enfrentar las razones subyacentes por la que las familias están luchando para llegar a fin de mes — eso no es honestidad.  Ni es honesto el tomar decisiones que están guiadas por conveniencia política o donaciones de campaña — o por ciencia basada en la fe, en vez de ciencia real.

“La honestidad significa tener el coraje de decir al público la verdad cruda — los aspectos negativos a la vez que los positivos, los costos al igual que los beneficios, y significa tomar decisiones en base a los méritos — y solo en base a los méritos.

“Apostaría que todos los participantes en esta conferencia les dirán que los votantes respetan y recompensan a quienes se basan en el sentido común para tomar sus decisiones y que rehúsan dejar que la política se interponga en el camino de hacer lo correcto por las razones correctas.  Tomar este enfoque desarrolla confianza, y la confianza salva abismos.  Los alcaldes y gobernadores están haciendo esto cada día, y Washington también debe empezar a hacerlo.

“La innovación es otro valor central para nuestro liderazgo no partidarista.  La innovación significa descartar las soluciones viejas y agotadas que no han funcionado, excavar hasta las raíces de un problema y encontrar formas nuevas y creativas de atacar su fuente.  Hay muchas ideas excelentes ahí afuera — y Dios sabe que yo no las tengo todas.  Pero he hecho mi carrera motivando a otros a desarrollarlas — y teniendo la voluntad de probarlas, aun cuando nadie más lo hará.

“Seguro, apoyar programas o políticas nuevos que no han sido probadaos requiere visión y creatividad — y ese apoyo puede ser impopular.  Pero no se puede ser innovador a menos que se sea valiente. ‘Quien nada arriesga, nada gana’.

“Mi experiencia ha sido que si se tiene los hechos de su lado y se ha tomado un enfoque de sentido común — aun si hay que admitir que no se está seguro de que funcione, incluso si se tiene que modificar mientras se avanza, y especialmente si se acepta la opinión de otros —, bueno, muy pronto, la gente estará alineándose para unirse a ustedes, ya que ellos respetarán su voluntad de tratar y su apertura a los riesgos.  Pero depende de ustedes el tener el coraje para arriesgarse solos primero.

“Eso nos lleva a otro valor esencial del liderazgo no partidarista: el trabajo en equipo.  Trabajo en equipo significa extender la mano al otro lado del pasillo — o de la Avenida Pennsylvania — para que se puedan construir las coaliciones necesarias para lograr que se hagan las cosas.  Pero también significa tener el mejor equipo en casa.  Tanto en los negocios como en el gobierno, las organizaciones son solo tan buenas como la gente que trabajan en ellas.

“Necesitamos contratar a los mejores, no solo a los que solo dicen ‘si’ o los contribuyentes de campaña o los que tienen conexiones políticas.  Se que eso suena obvio, pero no lo es en Washington.  ¿Dónde en la Constitución está escrito que los embajadores tienen que ser grandes donantes de campañas? Pasar por encima de diplomáticos de carrera para dar empleo a grandes donantes como embajadores en posiciones importantes en otros países no nos ayuda en ultramar en el momento mismo en que las oportunidades y problemas internacionales deben ser centrales a la planificación y trabajo del Gobierno federal.

“¿Dónde dice que debemos preocuparnos por la experiencia de campaña o la filiación partidista al solicitar empleos federales? Eso no nos consigue a los mejores y más inteligentes.  Tristemente, ambos partidos lo hacen, tanto en la rama legislativa como en la ejecutiva, y ambos están equivocados.  Creo que se contrata a la gente más calificada, se les capacita, se les dirige y se les hace rendir cuentas. 

“Y ese es el quinto valor del liderazgo no partidarista: la rendición de cuentas.  Yo construí mi compañía sobre la idea de obtener y transmitir mejor data y escuchar lo que me decía la data, aun cuando el mensaje no fuese placentero.  Utilizando data para administrar, ustedes pueden lograr que ustedes mismos y otros rindan cuentas por [producir] resultados.  Sin embargo, en Washington, en vez de utilizar data para tomar decisiones y administrar, hoy la data es manipulada para justificar posiciones ideológicas. 

“Por ello es que los ideólogos echan dinero bueno detrás de lo malo, mientras los gerentes orientados hacia la obtención de resultados arreglan problemas antes de invertir más dinero.  Con demasiada frecuencia, los organismos gubernamentales con problemas consiguen presupuestos más grandes, mientras las agencias exitosas logran recortes en sus presupuestos — porque el Gobierno atiende a los que gritan más duro, sin importar la razón por la que están gritando. En los negocios, ¡es exactamente lo opuesto!  Usted invierte más en los departamentos más exitosos, y menos en aquellos que no están desempeñándose bien.

“Nunca — o casi nunca en el gobierno — ascendemos a quienes dan frutos y despedimos a quienes no lo hacen.  Nunca — o casi nunca en el gobierno — admitimos cuando no alcanzamos nuestros objetivos.  Nunca — o casi nunca en el gobierno — aceptamos nosotros mismos la culpa y decimos ‘metí la pata’.  Siempre es: ‘Se hicieron errores’ o ‘Arresten a los sospechosos usuales’, o ‘Celebremos una audiencia’.  ¿Rendición de cuentas?  ¡Buena suerte!

“Todos estos valores que son esenciales en el liderazgo independiente se usan en el negocio, la filantropía, y el gobierno — pero en el gobierno, muchas veces faltan, especialmente a nivel federal.  La buena noticia es que los alcaldes y gobernadores del país están adoptando esos valores para afrontar los grandes retos — y permítanme hablar brevemente de algunos de ellos, y de cómo es posible salvar los abismos y realizar un cambio verdadero.

“Empecemos con la educación, porque es un asunto que al alcalde Villaraigosa y a mí nos preocupa profundamente y es un desafio que nuestras ciudades comparten.  Cuando asumí el cargo, el sistema educativo de la Ciudad de Nueva York estaba en decadencia — terriblemente.  Y eso quiere decir que estábamos descuidando a nuestros niños.

“Por décadas, realizar pequeños ajustes en los márgenes no ha resultado.  En Nueva York, necesitábamos llegar a la raíz del problema — la ineficiente, ineficaz e irresponsable Junta de Educación.  Con el apoyo de líderes escolares y padres, ganamos el control del sistema — y fue entonces cuando empezó el trabajo duro.

“Cuando anunciamos que terminaríamos la promoción social, cuando insistimos en alargar la jornada escolar para proveer ayuda extra a nuestros estudiantes con problemas, cuando trabajamos para ampliar el número de escuelas indpendientes, cuando redujimos la burocracia y redirigimos ese dinero a las salas de clases — en cada punto nos encontramos con oposiciones de políticos e intereses especiales.  Pero en cada caso, tuvimos éxito.

“Incluso aumentamos el salario de nuestros maestros en 43% — y así ganamos el apoyo y la cooperación de sindicatos en asuntos críticos, incluyendo un nuevo programa de pago al mérito para nuestros directores.  El cambio es difícil, y entiendo eso.  Pero uno no puede resolver los problemas deseando que desaparezcan, o  estudiándolos hasta morir, o transfiriéndolos a los grupos de activistas ideológicos.

“Uno tiene que tomar decisiones difíciles, tomar acción y hacer que la gente dé la cara por los resultados: maestros, directores, padres, estudiantes y — particularmente, con el control de la Alcaldía — el alcalde y sus designados.  ¿Los resultados?  Progreso firme que es real y prometedor para el futuro: Las tasas de graduación han aumentado 20% y las calificaciones de pruebas han subido 10% en lectura y más del 20% en matemáticas.  Aún nos falta mucho por recorrer, pero nuestros niños al fin están recibiendo las oportunidades que merecen.

“A pesar de lo mal que se encontraban nuestras escuelas hace cinco años, el pronóstico para la economía de Nueva York en ese entonces era aún peor.  Después del 11 de Septiembre, la sabiduría convencional era que los negocios se marcharían y Nueva York regresaría a los viejos días malos de los años ‘70, cuando la Ciudad casi cayó en bancarrota.  Y había una buena razón para preocuparse: Enfrentábamos una gran crisis fiscal y el déficit presupuestario más grande en la historia de nuestra ciudad.

“Pero aprendimos la lección de los ‘70: cuando uno deja de invertir en el futuro, uno empieza una caída en espiral — y nos negamos a dejar que sucediera. Así que tomamos las difíciles decisiones de recortar el presupuesto sin arruinarlo, presionando a los organismos a hacer más con menos y logrando mejoras en la eficiencia.

“Y, como último recurso, hasta aumentamos los impuestos a las propiedades y los ingresos de quienes ganan más para poder tener el dinero e incentivar a nuestros empleados municipales a proveer los excelentes servicios que sostienen la calidad de vida de la ciudad.  Como pueden imaginar, reducir gastos y aumentar los impuestos no me hizo el hombre más popular en la ciudad.  (Me gusta considerarla una experiencia de desarrollo personal.)

“Pero les diré lo que sí logró: nos permitió cerrar el tremendo déficit presupuestario, balancear las cuentas y seguir invirtiendo en el futuro, edificando nuevas escuelas, revitalizando viejas áreas industriales, creando el programa de vivienda asequible más grande de la nación, respaldando a nuestras instituciones culturales, parques, bibliotecas y universidades, y ampliando la publicidad en todo el mundo para atraer negocios y turistas.  Y, ya que la seguridad pública es la base del crecimiento económico, desarrollamos herramientas innovadoras para atacar la delincuencia y las armas ilegales.  Como resultado, hemos reducido la delincuencia en casi 30%.

“Ninguna de las iniciativas que hemos lanzado pertenecen al Partido Republicano o al Demócrata.  Se formaron en base a los valores del liderazgo independiente — y funcionaron.  Hoy, la economía de la Ciudad de Nueva York es más sólida que nunca.

“Hemos convertido un déficit de $5 mil millones en un excedente de $4 mil millones.  El año pasado llevamos el desempleo anual a una reducción histórica, y nuestra tasación de bonos subió a un nivel histórico — AA.  Las alzas fiscales a los ingresos se han reducido.  Las alzas a los impuestos a la propiedad han sido compensadas con reembolsos de $400 a dueños de casas.

“Y este año,  no solo reduciremos los impuestos a la propiedad un 7%, sino que además haremos recortes de más de $200 millones a los impuestos de ventas de negocios pequeños.  Pero no solo estamos usando el excedente para reducir impuestos — además estamos ahorrando para el futuro.

“Consideren esto: el gobierno federal requiere que las ciudades y estados reserven fondos para las pensiones de los jubilados — pero no para el futuro de la salud de los jubilados, aunque tenemos la misma obligación de pagar por su cuidado de salud así como sus pensiones.  ¡Esto no tiene sentido!  No tener una deuda en los libros no la hace desaparecer.

“Así que hemos hecho algo bastante poco común: hemos establecido un fondo fiduciario para costos del cuidado de salud de futuros jubilados, y hemos consagrado $2,500 millones de nuestro excedente para ello.  Eso es responsabilidad fiscal básica.

“En política, no existe nada más tentador para los funcionarios electos que un superávit. Lo tratan como dinero que encontraron, y en lugar de ahorrar para días de necesidad o para sus padres ancianos, lo despilfarran.  Claro, en Washington despilfarran con o sin excedentes.  (Después de todo, ellos imprimen dinero, lo que no hacemos a nivel estatal o local.)  Esos despilfarros significan que ellos no balancean el presupuesto, ni apuntalan el Seguro Social, ni controlan los gastos de cuidado de salud.

“Ellos solo siguen ampliando programas y servicios y consiguiéndose más y más a regalos politicos.  Una cultura de recompensa instantánea domina a Washington y ¿adivinen quién va a pagar la cuenta?  Sus hijos y los míos. 

“Los costos del cuidado de salud para los que estamos ahorrando en Nueva York reflejan otro problema grave: El sistema de salud de nuestro país es no solamente caro, sino terriblemente ineficaz.  No ofrece incentivos para doctores o para que los pacientes busquen cuidado preventivo.  Como resultado, los problemas que podrían prevenirse con medicina barata y básica — o con decisiones personales más sabias, especialmente en la dieta, ejercicio, y el fumar — no se enfrentan con eficacia hasta que amenazan vidas y requieren procedimientos caros.

“Aunque la medicina de este país es la más avanzada del mundo, no estamos ofreciendo la simple medicina preventiva que nos permitiría evitar más enfermedades y vivir vidas más saludables.  En los Estdos Unidos pagamos 50% más por cuidado de salud que en Europa, pero en promedio, vivimos casi cuatro años menos.  De hecho, estamos pagando más por el privilegio de enfermarnos y morir temprano.  Una vez más, no tiene sentido.  Y otra vez, nadie en Washington está hablando sobre cómo arreglarlo.

“En su lugar, todos hablan de cobertura universal de seguro de salud — y eso es una meta importante.  Pero no va a cambiar la inherente realidad de un sistema de salud que es muy caro y poco eficaz.

“Es por eso que en Nueva York, no solo hemos aumentado drásticamene la cobertura de seguro de salud… nos estamos dirigiendo hacia un sistema de cuidado de salud de ‘pagar para prevenir’ que recompensa a los médicos de cuidado primario que logran mantener a la gente fuera de los hopitales.  Un paso clave para lograr esto es proveer registros electrónicos de salud preventivos para ayudar a los médicos a dar un mejor cuidado preventivo.

“Además, estos registros pueden permitir a los aseguradores privados, así como a Medicaid y Medicare, hacer responsables a los doctores por el desempeño de sus pacientes — y pagar más a los doctores que mantienen a sus pacientes saludables.

“Ayudar a la gente a vivir vidas más saludables es también el por qué estamos trabajando arduamente para aumentar los exámenes de cáncer del seno, colon y VIH, para prevenir que los delincuentes obtengan armas ilegales, que los niños empiezen a fumar — y para ayudar a más adultos a dejar de fumar, para llevar más alimentos nutritivos a nuestras escuelas públicas…y para mantener las grasas trans fuera de nuestros restaurantes — y fuera de nuestras arterias.

“Una vez más, estas no son ideas republicanas o demócratas.  Estas son ideas que pueden cortar de raíz a nuestros problemas — y al hacerlo, tienen el poder de cortar el partidismo.

“Estamos siguiendo el mismo enfoque en nuestros esfuerzos para reducir la pobreza — y, si existe un área que necesita nuevas ideas, es esta.

“Por ejemplo, estamos invirtiendo en un programa piloto que ofrece incentivos monetarios a familias pobres para impulsarlas a tomar decisiones que les ayudarán a salir de la pobreza.  Bajo el programa — que está siendo financiado con $50 millones de dinero recaudado privadamente — se puede ganar dinero si se mantienen las citas médicas, se mantienen altos índices de asistencia escolar y participación en programas de adiestramiento de empleo.  Este enfoque ha trabajado muy bien en México, pero nunca se ha intentado en los Estados Unidos. 

“No sabemos si funcionará aquí.  Pero sí sabemos dos cosas: Una, si continuamos con las mismas viejas soluciones del Gobierno, fracasaremos.  Y dos: Los incentivos monetarios fomentan mejores desempeños — esa es la naturaleza humana, y es la base de nuestro sistema económico.  ¿Por qué el Gobierno no puede explotar eso?  Quizás resulte ser el mejor programa anti-pobreza desde el Crédito por Concepto de Salario (EITC, en inglés), o quizás no.  Pero no tenemos miedo de averiguarlo.

“Por último, quiero concluir refiriéndome a un tema que ahora un gran número de personas de ambos lados del salón reconoce como un problema mayor: el calentamiento global.  La ciencia es indiscutible y, más que cualquier otro tema, el cambio de clima destaca la necesidad de planes a largo plazo que empiecen a combatir ahora las causas del problema.

“California ha sido el líder en este esfuerzo, y quiero aplaudir tanto al gobernador Schwarzenegger como al alcalde Villaraigosa por sus planes audaces.  Y no olvidemos a Rich Daley de Chicago y Manny Diaz de Miami, quienes (creo) serán dos de los grandes alcaldes en la historia, o a docenas de otros alcaldes en todo el país que por muchos años han sido líderes en asuntos medioambientales.

“En Nueva York, hemos fijado nuestros propios planes detallados para reducr las emisiones de carbono en 30 por ciento para el año 2030, invirtiendo en más fuentes de energía limpias y creando una verdadera ciuidad sustentable del siglo XXI.  Y como California, donde estamos hoy, vamos a responsabilizarnos por lograr las metas interinas. 

“Cualquiera puede fijar metas para el 2050 o 2070 — pero nunca las lograremos a menos que empecemos a tomar medidas ahora.  Eso es lo que California y Nueva York están haciendo, junto con otras ciudades y estados.  Pero los legisladores federales, como siempre, están muy atrasados — graciosamente fijando metas para un tiempo muy lejano cuando ya todos estén muertos y ¡no puedan rendir cuentas!

“Con el calentamiento global, y con todas las áreas de las que he hablado, enfrentamos grandes desafios.  No vamos a resolverlos con ideas pequeñas, o con los mismos viejos enfoques o con ataques partidarios.  Es por eso — no importa el asunto — que las ciudades y estados están experimentando con nuevas ideas innovadoras y nuevos enfoques audaces.  Y es así como debe ser.  Tal como dijo el Juez Brandeis, los estados son los laboratorios de la democracia.  Nosotros somos los pioneros.

“No podemos esperar que Washington venga corriendo al rescate.  Tenemos que tomar al toro por los cuernos y hacerlo nosotros mismos.  Eso significa acoger el pragmatismo en lugar del partidarismo, las ideas en lugar de la ideología, y los resultados en lugar de la retórica.

“Esta noche y mañana, tenemos la suerte de contar con una lista de oradores estrellas, empezando con tres personas que conocesn este asunto tan bien como cualquiera: Judy Woodruff, Nancy Kassebaum Baker, y Harold Ford hijo, quien recientemente nos otorgó en Nueva York el beneficio de su sabiduría.  En esta conferencia escucharemos mucho de ideas audaces y prácticas, sentido común progresista.

“Lo espero con gusto — porque juntos, tenemos realmente la oportunidad de cambiar a los Estados Unidos para lo mejor.  Sabemos que no será fácil — el cambio nunca lo es.  Pero cuando uno empieza a pensar sobre los posibles beneficios de lo que podemos lograr, uno empieza a notar que este reto es demasiado importante de ignorar.

“Puede ser que le partidarismo sea rey en Washington — pero el resto de nosotros no tenemos que pagar tributo.  En la encrucijada, tenemos una elección: En una dirección [está] el pantano de la disfunción.  Y en el otro, el puente que salva el abismo.

“Todos nosotros en este salón conocemos el camino correcto — demos el paso. Gracias”.







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