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PR- 154-09
2 de abril de 2009

EL ALCALDE BLOOMBERG HABLA SOBRE AVANCES DE LA CIUDAD DE NUEVA YORK EN EDUCACIÓN PÚBLICA DURANTE LA 11ma CONVENCIÓN ANUAL DE LA RED DE ACCIÓN NACIONAL

A continuación se presenta el texto preparado del discurso del alcalde Michael R. Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Gracias, reverendo Sharpton, y buenas tardes a todos.  Es maravilloso estar aquí con todos ustedes.  Cuando oí que la audiencia estaría llena de ministros y líderes espirituales de toda la región, me di cuenta de que este evento se ajusta perfectamente a mi nueva estrategia para equilibrar el presupuesto de la Ciudad: rezar.

“Es estupendo estar aquí.  En realidad, Al Sharpton y yo hemos aparecido juntos en el mismo escenario muchas veces.  Esto sorprende a personas — incluyendo a Al y a mí.  He asistido a la celebración anual de Martin Luther King hijo de la Red de Acción Nacional [National Action Network, en inglés] cada año desde que he sido alcalde.  Y en la víspera de la investidura del Presidente Obama, estuvimos juntos para una enorme concentración en Washington DC.  La verdad es que el reverendo y yo estamos de acuerdo en muchas ideas.  Y las cosas en las que no estamos de acuerdo — sé que al final él cambiará de parecer.

“Uno de los asuntos en que compartimos muchas ideas comunes es la educación.  El reverendo Sharpton ha sido una voz apasionada para los desaventajados — justo como el hombre que se está honrando aquí, William Augustus Jones.  Defender a los desaventajados significa defender a los estadounidenses jóvenes, especialmente en nuestras comunidades más pobres, y luchar por su derecho a una educación de calidad.

“El año pasado, el reverendo Sharpton unió sus fuerzas al canciller de Educación de la Ciudad de Nueva York, Joel Klein, para establecer una nueva campaña a fin de reformar las escuelas de nuestra nación.  Desde entonces, ellos han aparecido juntos una docena de veces para llamar la atención sobre la brecha en las calificaciones que ha existido durante décadas en las aulas de todo el país.  Uno junto al otro, algunos incluso los han llamado la “pareja dispareja” de la educación.  Estoy agradecido de que Al esté colaborando con nosotros en este esfuerzo.

“La brecha de los logros entre los estudiantes blancos y los de minorías es la gran vergüenza de nuestra nación — y uno de los objetivos finales en la lucha por los derechos civiles.  Esto es así porque, como siempre he creído, el derecho a una buena educación es simplemente un derecho ciudadano y dado por Dios tanto como el derecho al voto.

“Nuestro país está construido sobre el principio de que todos aquellos que deseen trabajar duro tengan una oportunidad de éxito.  Y ejemplos de ese éxito en la comunidad afroamericana nos rodean por todas partes — en la Casa Blanca, en la Oficina del Procurador General, en la Mansión del Gobernador, en las juntas directivas de todo el país.  Pero también hay otro ángulo en esa historia: hoy en Estados Unidos, los estudiantes negros e hispanos de 12mo grado están, en promedio, leyendo al mismo nivel que los blancos de 8vo grado.

“Desafortunadamente, hay demasiadas personas que creen que el enorme abismo que separa el rendimiento académico entre los estudiantes de diferentes razas es un resultado inevitable de fuerzas sociales y económicas más allá del control del sistema educativo.  Pero en la Ciudad de Nueva York — donde más de 70 por ciento de los niños en nuestras escuelas públicas son negros o hispanos —, esa no es una conclusión que nuestra Administración estará jamás dispuesta a aceptar.

“Tenemos otra gran razón para hacer del cierre de la brecha en las calificaciones una prioridad mayor: El futuro de Estados Unidos depende de ello.  La educación es absolutamente crucial para nuestra competitividad económica, como región y como nación.  Sin importar sus problemas actuales, la economía — tanto a nivel local como global — se funda cada vez más en el conocimiento.  Y eso no es cierto simplemente en los empleos de oficina.  Los empleos en la construcción, por ejemplo, exigen mucha más destreza en matemáticas de la que exigían hace apenas unos años.  Y lo mismo es cierto en la manufactura y en muchas otras industrias.

“Si nuestros hijos van a disfrutar futuros venturosos, si van a tener carreras que sustenten familias y garanticen que sus hijos puedan perseguir sus sueños, entonces ellos necesitan la educación que les dará las herramientas para obtener y mantener esos empleos de buenos salarios.

“En el 2002, asumimos el reto de dar a la Ciudad de Nueva York el tipo de escuelas que necesita la ciudad más grande del mundo.  Ciertamente teníamos el terreno preparado para nosotros.  Nuestro sistema escolar — con 1.1 millones de estudiantes, más que toda la población de Detroit — era el último caso de estudio en mala administración: todo el mundo tenía poder, pero nadie estaba a cargo.  Y así, el sistema estaba definido por la parálisis y la disfunción.

“Empezamos nuestras reformas llegando a la raíz del problema: gracias a la Legislatura estatal, se nos dio el control del sistema escolar, y abolimos la disfuncional Junta de Educación.

“Desde entonces, hemos cortado $350 millones de la burocracia y los redirigimos adonde pertenecen: los salones de clases.  Hemos recortado el crimen escolar en 34 por ciento — porque nuestros niños nunca, nunca deben temer ir a la escuela en la mañana.  Hemos aumentado el salario de los maestros en 43 por ciento y creado incentivos financieros para estimular a los maestros y directores más efectivos a trabajar en las escuelas que más los necesitan.

“Colocamos coordinadores de padres en cada escuela y aumentamos las líneas de comunicación para hacer a los padres colaboradores más firmes en la educación de sus hijos.  Hemos expandido las opciones de escuelas abriendo más de 350 nuevas escuelas y más que cuadriplicado el número de escuelas independientes (charter, en inglés).  También hemos añadido 25 minutos al día escolar — el equivalente a casi 15 días escolares más al año — a fin de que los estudiantes con problemas reciban la ayuda extra que necesitan.

“Para asegurar que los estudiantes empiecen a planificar para la universidad, hemos hecho el PSAT- gratis para cada alumno de 10mo y 11mo grado — durante el día escolar.  Y hemos terminado la desastrosa política de promoción social, que había promovido estudiantes al próximo grado aun sin estar preparados.  De ahora en adelante, cuando nuestros estudiantes ingresen a la escuela secundaria, todos ellos estarán preparados para hacer el trabajo de secundaria.  Estableciendo un alto estándar y haciendo a los estudiantes responsables por el éxito, estamos enviando a nuestros hijos el mensaje de que creemos en ellos.  Y nuestros niños están repagando esa fe con resultados.

“Las tasas de graduación en toda la ciudad han aumentado 22 por ciento, y los resultados de exámenes han ascendido diez por ciento en lengua inglesa y más de 20 por ciento en matemáticas.  Y es especialmente alentador que los estudiantes afroamericanos e hispanos están encabezando el camino en los logros que hemos alcanzado.

“Por ejemplo, la brecha entre los estudiantes afroamericanos de 4to grado y sus compañeros blancos se ha reducido en más de 16 puntos en matemáticas y 6 puntos en lengua inglesa desde el 2002.  Un número récord de estudiantes afroamericanos están ahora tomando el P-S-A-T y un número récord están solicitando para y tomando cursos de Colocación Avanzada.  Y aun cuando los estándares de admisión se han tornado más difíciles, el número de graduados afroamericanos de escuela pública que se inscriben en el sistema de colegios de cuatro años de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, en inglés) ha aumentado casi 37 por ciento desde el 2002.

“Nada  de este progreso ha sido fácil.  Y nada de ello hubiera sido posible bajo la antigua estructura de gobierno — cuando todos tenían poder pero nadie era responsable, y el fracaso era endémico.  Pero ahora, por primera vez, existen líneas claras de autoridad que van hasta el canciller y el alcalde.

“Esto ha marcado el inicio de una nueva era de responsabilidad.  Nos ha permitido definir claramente responsabilidades y expectativas, establecer estándares altos, experimentar con ideas nuevas, y medir resultados.  También ha dado al público alguien para confrontar cuando desean exigir más de sus escuelas y alguien a quien culpar cuando cometemos errores — y los cometemos.

“En los viejos tiempos, cuando uno trataba de hacer a alguien responsable, ellos simplemente señalaban a otra persona.  Ahora no hay excusas.  No para los estudiantes, los maestros, los directores, el canciller o el alcalde.  Todos tenemos que cumplir nuestra parte del trato — y los padres tienen todo el derecho de hacernos responsables.

“Aun con todo el progreso que hemos logrado, todavía tenemos mucho trabajo arduo que hacer para seguir mejorando nuestras escuelas.  Pero eso no significa, de ninguna manera, que debemos cambiar el curso.  En los próximos meses, trabajaremos con el gobernador y la Legislatura estatal para renovar y reforzar la ley que estableció control de la Alcaldía sobre las escuelas.

“Es lo correcto.  Y me alegra decir que muchos líderes comunitarios y expertos en educación están de acuerdo con nosotros, incluyendo Arnie Duncan, secretario de Educación.  Esta semana, el secretario Duncan dijo que el control de la Alcaldía podría ser una gran solución para que otras ciudades mejoren sus sistemas escolares.  De hecho, nos enorgullece que el Presidente Obama y su Administración estén defendiendo las mismas reformas que la Ciudad de Nueva York ha implementado en los últimos siete años.

“Hemos demostrado que estableciendo responsabilidad, elevando los estándares, buscando la innovación, y dotando a los maestros, padres y directores, podemos empezar a revertir una de nuestras más grandes humillaciones históricas — la brecha de aprendizaje en nuestros salones de clases.  Y ahora, durante el año en que hemos investido al primer presidente negro de nuestra nación, el año en que la NAACP celebra su 100mo aniversario — justo aquí en la Ciudad de Nueva York — debemos resolver seguir avanzando y seguir rompiendo las barreras que han detenido a demasiada gente durante demasiado tiempo.

“Por el bienestar de nuestros niños, por el bienestar del futuro de la Ciudad de Nueva York: No podemos retroceder — y no lo haremos.  Muchas gracias”.







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