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  22 de mayo de 2005
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Avanzando en la dirección correcta

Por el alcalde Michael R. Bloomberg

Siempre he creído que si establecemos estándares académicos altos para los estudiantes de nuestra ciudad y los rodeamos con el apoyo y motivación adecuados, ellos lograrán más de lo que jamás podamos imaginar. Esta es la filosofía que guía nuestros ambiciosos esfuerzos para reformar nuestro sistema de escuelas públicas. Con la publicación la semana pasada de los resultados del examen estatal de lectura y escritura English Language Arts (ELA), tenemos más prueba aún de que está funcionando.

El número de estudiantes de cuarto grado en la Ciudad que están leyendo y escribiendo al nivel requerido acaba de alcanzar una cifra récord. Casi 60% alcanzaron o superaron los estándares del Estado - un incremento de 10 puntos porcentuales sobre el año pasado, cuando menos del 50% lo lograron. No estaremos satisfechos hasta que nos acerquemos al 100% - pero el hecho de que tuvimos el mayor incremento en un año en las calificaciones del ELA es muy esperanzador.

Acaso más alentador es el progreso que exhiben segmentos de la población estudiantil que son quienes más problemas han tenido en el pasado. Por ejemplo, las cinco regiones que tuvieron con peor desempeño el año pasado fueron las mismas cinco con las mejorías más grandes este año. Y, por primera vez desde que el Estado empezó a administrar la prueba en 1999, más de la mitad de los estudiantes hispanos y afro americanos en cuarto grado que tomaron esta prueba alcanzaron o superaron los estándares.

Existen varios factores que explican la impresionante mejoría de nuestros estudiantes de cuarto grado. Uno de los más significativos es nuestra decisión, a principios de la primavera del año pasado, de finalmente terminar la "promoción social" en el tercer grado - la práctica de promover automáticamente a los niños, sin importar el hecho de que estén listos o no para un nivel más alto de trabajo. Durante el resto del año escolar, identificamos a los alumnos de tercer grado que corrían peligro de quedar atrás, y les proporcionamos los programas de intervención que necesitaban - como, por ejemplo, nuestra Academia de Verano para el Éxito. Cuando llegó el momento de empezar el nuevo año escolar en septiembre, habíamos promovido al cuarto grado aproximadamente el mismo número de chicos que habían sido promovidos el año pasado. La diferencia fue que, por primera vez, cada uno de esos estudiantes estaba listo para el trabajo del cuarto grado. Las calificaciones de las pruebas estatales para cuarto grado confirman esto; casi 90% de los alumnos de tercer grado que asistieron a la Academia de Verano para el Éxito pasaron la prueba.

Sin embargo, las calificaciones en el octavo grado también resaltan cuánto trabajo más debe hacerse. Menos de una tercera parte de los alumnos de octavo grado alcanzaron o superaron los estándares de lectura y escritura del estado - un poco más bajo que el año pasado. Esto sucede, en parte, porque los estudiantes de octavo grado no han tenido los beneficios de nuestros nuevos esfuerzos de intervención, los cuales hemos concentrado por lo general en los grados más bajos. Sin embargo, esto está cerca de cambiar. Pronto invertiremos 40 millones de dólares para mejorar el desempeño en nuestras escuelas de educación media a través de un número de iniciativas, incluyendo un programa expandido de verano.

Por supuesto, cuando se habla de calificaciones estatales, no cometamos el error de reducir su significado a solo un montón de números. Recuerden, estos números representan a nuestros niños - y el potencial que creemos que ellos pueden realizar. Todos los neoyorquinos deben alegrarse - no porque podemos señalar una estadística positiva en una hoja de papel, sino porque estamos asentando una fundación sólida para que nuestros hijos triunfen en el futuro. Todos están trabajando más duro, los directores, los padres, los estudiantes y, sobre todo, nuestros maestros.

El año pasado, cuando terminamos la promoción social en el tercer grado, fue un cambio drástico pero necesario. Era imperativo que fuésemos honestos sobre quién estaba y quién no estaba aprendiendo. Los resultados de estas últimas pruebas nos recuerdan que necesitamos enfrentar nuestros problemas, no encubrirlos. Cuando hacemos eso y enfocamos nuestros recursos y nuestra energía en nuestros hijos, pueden suceder grandes cosas.

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