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PR- 333-11
20 de septiembre de 2011

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO EN LA REUNIÓN DE ALTO NIVEL PARA LA PREVENCIÓN Y EL CONTROL DE LAS ENFERMEDADES NO TRANSMISIBLES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS

A continuación se ofrece el discurso pronunciado esta tarde por el alcalde Michael R. Bloomberg en la Organización de las Naciones Unidas

“Gracias Señor presidente. Sus Excelencias; distinguidos invitados: Gracias y buenas tardes a todos.  Para aquellos de ustedes que han venido a nuestra ciudad para este encuentro y para la sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas que se avecina, bienvenidos a Nueva York.  Siempre estamos felices de ser sus anfitriones.  Y me honra tener esta oportunidad de dirigirme a ustedes.

“Mejorar la salud pública ha sido por mucho tiempo una de mis pasiones, y es la razón por la que estoy entregado a mejorar una de las principales escuelas de salud pública del mundo en mi alma mater, la Universidad Johns Hopkins, que se dedica a salvar vidas, millones a la vez.

“La salud pública sigue siendo una parte muy importante de mi labor filantrópica, así como de mi servicio público como alcalde de la Ciudad de Nueva York.  Y sin dudas, los retos más grandes de salud pública en el mundo de hoy son aquellos que ustedes han identificado: los peligros de enfermedades crónicas y no transmisibles.

“El incremento en las enfermedades cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas ha alcanzado, como alerta la Organización Mundial de la Salud, niveles epidémicos.  A menos que abordemos de frente esta epidemia ahora, cada año decenas de millones de personas en todo el mundo ― especialmente en naciones de bajos y medianos ingresos ― estarán sujetas a dolores agobiantes y discapacidades causadas por las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

“Decenas de millones más quedarán sin habla e inmovilizados debido a derrames debilitantes, o mutilados y debilitados por la diabetes.  Y trágicamente, decenas de millones más enfrentarán muertes prematuras y dolorosas, dejando desprovistas a sus familias y, a menudo, empobrecidas.

“Hemos convertido a la reducción de las enfermedades no transmisibles en el foco de las políticas de salud pública aquí en Nueva York, una ciudad de unos 8.4 millones de habitantes.  Y me alegra reportar que como resultado de ello hemos logrado un éxito considerable.  Esto es fundamental para el motivo por el cual la expectativa de vida de los neoyorquinos ha aumentado más rápidamente en la actualidad, y sigue siendo más alta que la de los estadounidenses en general.  De 2001 a 2008, la expectativa de vida en nuestra ciudad creció más de un año y medio.  Ese es un resultado del que nos enorgullecemos, y hemos trabajado duro para lograrlo.  Y creo que todas las naciones del mundo pueden lograr un éxito similar.

“Al principio de nuestra Administración, reconocimos que las enfermedades no transmisibles ― especialmente la cardiopatía y el cáncer ― superaban en gran medida a todas las demás causas de mortandad en nuestra ciudad, y que lo más efectivo que podíamos hacer para reducirlas era desalentar el hábito de fumar.  Desde entonces hemos implementado una gama de políticas para lograr precisamente esa meta.

“Por ejemplo, hemos prohibido fumar en los bares y restaurantes de la Ciudad de Nueva York, así como en nuestros otros lugares de trabajo.  Hace poco extendimos esa prohibición a nuestras playas y parques públicos.  También hemos organizado impactantes campañas educativas en los medios que muestran explícitamente las graves consecuencias del hábito de fumar.  Hemos aumentado mucho la disponibilidad de programas para dejar de fumar.  Y, muy importante, hemos incrementado impuestos al consumo para hacer de los cigarrillos comprados en nuestra ciudad los más caros en la nación, casi $11 por paquete.

“He aquí los resultados de estas gestiones.  Antes de 2002, el promedio de fumadores adultos en nuestra ciudad había estado constante por muchos años, aproximadamente 22 por ciento.  Hoy, esa cifra ha caído a 14 por ciento ― la más baja registrada.  En la actualidad hay en nuestra ciudad 450,000 fumadores adultos menos que en 2002.  Eso significa que ya hemos salvado al menos 1,500 vidas al año.  Lo más alentador de todo es que el porcentaje de alumnos de escuelas públicas que fuman ha sido recortado en más de la mitad, de 18 a apenas 7 por ciento.  Y eso salvará aun más vidas en los años que vienen.

“Tales resultados pueden ser ― y deben ser ― replicados en todo el mundo.  Porque, cuando se trata de prevenir las enfermedades y muertes relacionadas con el tabaco, estamos en una carrera contra el tiempo ― una carrera que no podemos permitirnos perder.

“He aquí lo que está en juego: Para el final de la década, la Organización Mundial de la Salud espera 7.5 millones de muertes relacionadas con el tabaco en todo el mundo, cada año.  Casi 80 por ciento de estas muertes ocurrirán en naciones de bajos y medianos ingresos del mundo ― naciones donde las compañías de tabaco han incrementado mucho su mercadeo.

“Como ha dicho The Economist: ‘La industria del tabaco está enviciando a los pobres del mundo antes de que los gobiernos puedan responder’.  A menos que respondamos, los resultados serán mil millones de muertes prematuras en todo el mundo durante el siglo XXI.

“Eso sería una calamidad de primer orden ― y es por ello que también he dado gran prioridad al control del tabaco en Bloomberg Philanthropies.  Desde 2006, hemos establecido colaboraciones con gobiernos y grupos de ciudadanos del mundo entero a fin de implementar políticas públicas diseñadas para vencer a la epidemia global del tabaco.  Estas políticas les son familiares muchos de ustedes.  Ellas transmiten la intención del histórico ‘Convención marco para el control del tabaco’, el primer tratado mundial de salud pública, ratificado por unas 170 naciones ― y muchas naciones ya están actuando.

“Por ejemplo, hace dos años, el estado brasileño de Sao Paulo ordenó la creación exhaustiva de lugares públicos donde está prohibido fumar.  Desde entonces, seis estados brasileños más han seguido el ejemplo.  Turquía adoptó políticas nacionales similares, y también requirió advertencias en las envolturas de los cigarrillos e incrementó los impuestos sobre estos.  Hasta hoy en día, Nepal, Líbano, Argentina, y Ecuador y otras naciones, han implementado leyes exhaustivas para controlar el tabaco.

“El progreso que estamos viendo en el tabaco también está impulsando acción en otros frentes.  Para atacar la diabetes y los ataques cardíacos, por ejemplo, en Nueva York también hemos tomado la iniciativa en la promoción de una alimentación más saludable.  En el 2008, nos convertimos en la primera jurisdicción en Estados Unidos que requiere a las cadenas de restaurantes que publiquen información sobre las calorías en sus menús y pizarrones en sus restaurantes.  Los sondeos nos dicen ahora que los clientes que miran esta información piden platillos con menos calorías.

“En el 2009, implementamos la primera restricción a las grasas trans artificiales que elevan el colesterol en los negocios locales de comidas.  Nuestra emisión de licencias para vendedores ambulantes de productos ‘verdes’ o ‘Green Carts’ ha aumentado la disponibilidad de frutas y verduras frescas en vecindarios con altas tasas de enfermedades relacionadas con la dieta.

“Hemos encabezado una iniciativa a nivel nacional para reducir la sal e involucrado a 28 fabricantes de alimentos, supermercados y cadenas de restaurantes para que se comprometan voluntariamente a reducir los niveles excesivos de sodio en sus productos.  Y hemos lanzado una campaña de educación pública destacando cómo el consumo de bebidas azucaradas contribuye directamente a la epidemia de obesidad que acosa a demasiados neoyorquinos, especialmente a nuestros niños.

“Bloomberg Philanthropies también ha empezado a abordar otra gran causa no contagiosa de muertes e incapacidad en el mundo, con otro cambio vital en el tejido de nuestra cotidianidad: El mejoramiento de la seguridad en las calles, especialmente en países con un auge en la cantidad de vehículos de motor.

“Hemos identificado a diez países de bajos y medianos ingresos que representan casi la mitad de todas las muertes en las vías de todo el mundo.  Y en colaboración con gobiernos y organizaciones no lucrativas, hemos empezado a mejorar políticas que salvan vidas.  Eso incluye, por ejemplo, promulgar y hacer cumplir las leyes de cinturones de seguridad y leyes que requieren a los conductores de motocicletas que usen cascos.

“También nos hemos enfocado en la ingeniería del tránsito que mejora la seguridad de los caminos; y en mejorar el transporte urbano, que no solo elimina la congestión en calles y carreteras, sino que también mejora la calidad del aire y la calidad de vida.  Los problemas de la vida moderna están profundamente interrelacionados.  Y también lo están, afortunadamente, son sus soluciones.

“Como presidente del Grupo C40 de Liderazgo del Clima, les puedo decir que mejorar el transporte, y otros pasos que ciudades en todo el mundo están dando para reducir su huella de carbono, tienen el beneficio inmediato adicional de mejorar la calidad del aire y la salud pública.

“De hecho, una de las lecciones clave que hemos aprendido es que, a menudo, hacer a nuestro medio ambiente más saludable crea dichos beneficios múltiples.  Y antes de dejarlos, permítanme también mencionar brevemente otras cuatro lecciones.

“Primero, hemos aprendido que cambiar el entorno social y físico es mucho más efectivo que cambiar el comportamiento individual por sí solo.  Prohibir el fumar en los sitios de trabajo y lugares de entretenimiento; reconfigurar calles municipales para hacerlas más seguras; crear formas en que los consumidores encuentren alimentos saludables ― tales cambios sociales y físicos que constituyen el camino más saludable son también los más fáciles a seguir.

“Segundo, y algo muy importante en el mundo de hoy, las soluciones saludables no son necesariamente soluciones costosas.  Ni mucho menos.  La implementación de la Ley del aire libre de humo (Smoke-Free Air Act, en inglés) de Nueva York, nuestras restricciones a las grasas trans y nuestros requisitos relacionados con la publicación de calorías en los restaurantes cuestan casi nada en términos de fondos públicos.  Y el incremento de impuestos a los cigarrillos aumenta las recaudaciones fiscales.

“Tercero, la colaboración con el sector privado — como en la iniciativa nacional para la reducción de la sal — y con organizaciones no lucrativas — como en los esfuerzos globales para la seguridad del tránsito — son muy importantes.  La colaboración entre países, entre gobiernos y agencias nacionales y locales, es también crucial.  Los retos ante nosotros son demasiado grandes y complejos para que los gobiernos individuales puedan sobrellevarlos por sí mismos.

“Como cuarto punto, finalmente, aunque la acción gubernamental no es suficiente por sí sola, es sin embargo absolutamente esencial.  Hay poderes que solo los gobiernos pueden ejercer, políticas que solo los gobiernos pueden ordenar y hacer cumplir, y resultados que solo los gobiernos pueden lograr.  Para parar la epidemia global de enfermedades no transmisibles, los gobiernos en todos los niveles deben lograr que las soluciones saludables sean la opción social por defecto.

“Eso es, en última instancia, el más grande deber del gobierno.  Y uno de los fundadores espirituales de las Naciones Unidas — Franklin Delano Roosevelt, de Estados Unidos — dijo una vez: ‘La preocupación más grande del estado debe ser la salud de su pueblo’.  Así que, por qué no decidimos renovar nuestros esfuerzos ahora para abordar la crisis mundial de las enfermedades no transmisibles y traer mejor salud, y mayor esperanza, a toda la gente en nuestra buena Tierra.

“Gracias, y disfruten de su estadía en Nueva York”.







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Stu Loeser / Samantha Levine   (212) 788-2958



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