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PR- 319-11
6 de septiembre de 2011

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA GRAN DISCURSO SOBRE EL RENACIMIENTO DEL BAJO MANHATTAN DESDE EL 11 DE SEPTIEMBRE

A continuación, el discurso del alcalde Michael R. Bloomberg, pronunciado esta mañana en un desayuno en el Bajo Manhattan patrocinado por Association for a Better New York

“Buenos días; Bill, gracias por esa amable introducción.  Gracias a todos ustedes por venir; en especial, quiero agradecer a Association for a Better New York (ABNY, en inglés) por patrocinar este desayuno.

“Es posible que algunos de ustedes no sepan que Lew, el padre de Bill, fundó ABNY a principios de los años ’70, cuando la Ciudad de Nueva York tenía problemas que estaban empeorando día a día.  Pero, porque gente como Lew y su hermano Jack nunca cejaron, porque líderes comunitarios en cada distrito municipal se unieron para revitalizar sus vecindarios, y porque los alcaldes Koch, Dinkins y Giuliani ― y los gobernadores Carey, Cuomo y Pataki ― proveyeron un liderazgo firme y decidido, Nueva York escribió una historia de recuperación que se convirtió en la envidia de ciudades en toda la nación.

“Y aun así ― en una mañana de septiembre hará 10 años este próximo domingo, esa historia fue súbita, profunda y terriblemente cambiada.  La silueta urbana que habíamos construido se derrumbó a nuestro alrededor.  El progreso que habíamos logrado se detuvo.  Y la vida como la conocíamos llegó a su final.

“Este domingo, en el 10mo aniversario de los ataques a nuestra nación, cada uno de nosotros reflexionará sobre el lugar donde estábamos, lo que estábamos haciendo, con quién estábamos, y más que nada, a quién perdimos: maridos y esposas, padres e hijos, amigos y colegas, gente a quienes amamos profundamente y gente a quienes apenas conocíamos casualmente, gente cuyas historias conocimos solo a través de las noticias, gente que dio su vida para salvar a perfectos desconocidos.

“El domingo en la mañana, recordaremos a cada uno de ellos en una ceremonia en el lugar del World Trade Center, donde se inaugurará un nuevo y hermoso centro conmemorativo diseñado por Michael Arad y Peter Walker.  En 2006, cuando me convertí en presidente de la fundación del 9/11 Memorial, nos comprometimos a inaugurar el centro conmemorativo en el 10mo aniversario ― y gracias a tanta gente que trabajó duro para lograr que ocurriera, estamos cumpliendo esa promesa.

“Sin embargo, aun con toda la importancia del centro conmemorativo, y creo que no hay manera de que pueda ser más importante, debemos a las víctimas mucho más que las ceremonias y el simbolismo.  En los funerales y servicios fúnebres del 11-S a los que asistí, escuché historias de gente tan llena de vida, llena de amor, llena de alegría.  Escuché de sus sueños para el futuro ― para ellos mismos, y también para sus familias e hijos.  Escuché de sus personalidades y el coraje y los sacrificios que hicieron.  Su espíritu nos inspiró a todos nosotros ― y creo que les debemos el mantener vivo su espíritu, no solo en nuestros corazones, no solo en el lugar del World Trade Center, sino en cada calle por la que ellos caminaron aquí en el Bajo Manhattan.  Ahora, tengo que decirles, nada me enorgullece más como alcalde de esta gran Ciudad que saber que estamos cumpliendo eso de modo espectacular.

“Esta mañana nos encontramos a unas cuantas cuadras del lugar del World Trade Center para reflexionar sobre la década que ha pasado desde que ese claro cielo azul de septiembre se oscureció y llenó de humo, envolviendo a nuestra ciudad en pena.  Entonces no sabíamos lo que nos depararía la próxima hora ― mucho menos los próximos 10 años.  No sabíamos si seríamos atacados otra vez.  Y no sabíamos si nuestra ciudad se recuperaría alguna vez o no.  El sentido de estupor que sentimos siguió pesando en el aire por meses ― y también la preocupación que sentimos en cuanto a si los mejores días de nuestra ciudad ya habían quedado atrás.

“De hecho, ese diciembre, un columnista del New York Times escribió: ‘Hay señales ominosas, al haberse deteriorado la economía y haberse desviado la policía hacia tareas relacionadas con el terrorismo, de que los malos días de antaño están regresando’.  Ese era el miedo entonces ― que los malos días de antaño estaban regresando.  Que la delincuencia regresaría.  Que los residentes dejarían la ciudad.  Los negocios huirían a los suburbios.  Y la ciudad declinaría.  Como sabemos, me alegra decir, nada de eso ocurrió.  De hecho, ha sido justamente lo contrario.

“Tras los ataques, los neoyorquinos se unieron primero en la pena ― y luego en la determinación.  Entendimos que los terroristas hicieron más que atacar dos edificios; ellos atacaron la libertad que define a nuestra ciudad y nuestro país: La libertad de pensar y hablar y rendir culto y amar como deseemos.  Entendimos que sin esas libertades no había Ciudad de Nueva York, ni Estados Unidos de América, ni sociedad democrática en lugar alguno ― solo tiranía y terror.  Y entendimos que no podíamos esperar que nuestros hombres y mujeres en uniforme en otros países defendieran esos valores solos.  Nosotros teníamos que dar de nuestra parte aquí en casa.

“Teníamos que mostrar al mundo que ― en las vidas cotidianas ― el terror no podría disminuir nuestra tolerancia.  El odio no podría vencer a nuestra esperanza.  Y el fanatismo no podría destruir nuestra libertad.  Cada uno de nosotros hizo eso en un millón de maneras distintas ― en las banderas que ondeamos y la sangre que dimos y las donaciones que hicimos.  Lo hicimos con tiempo para servir de voluntarios ― como trabajadores de rescate y recuperación, trabajadores sociales y profesionales médicos, como proveedores de comida y cuidado.  Lo hicimos en el modo como nos tratamos mutuamente ― con un recién encontrado sentido de solidaridad.  Gente de todos los colores, de cada país, hablando cada idioma, practicando cada religión, creyendo en cualquier cosa; y sin embargo, todos éramos neoyorquinos primero que nada ― orgullosos de nuestra ciudad, y decididos a recuperarla.

“Y vaya que lo hicimos.  En la última década, la Ciudad de Nueva York ha regresado con fuerza, más rápido y más fuerte de lo que nadie pensó posible.  Y con las más grandes reducciones en la delincuencia, el más grande crecimiento en la población, y las más grandes inversiones en desarrollo comercial; todos han ocurrido aquí mismo en el Bajo Manhattan.

“A medida que vemos atrás a la última década, y que se ve claro el cuadro de lo que ha ocurrido aquí, creo que el renacimiento y la revitalización del Bajo Manhattan serán recordados como una de las más grandes historias de recuperación en la historia americana.  Y creo que será nuestro perdurará como nuestro momento más grandioso para con aquellos que perdimos el 11-S y con nuestra inquebrantable fe en la necesidad moral de proteger y preservar una sociedad libre, abierta, democrática.

“Con cada residente nuevo que se muda al Downtown, con cada negocio y templo nuevo que abre sus puertas, con cada estudiante nuevo que entra a un aula, honramos el espíritu de aquellos a quienes perdimos ese día, honramos los valores que definen a nuestra ciudad, y honramos a la Constitución que sostiene a nuestra gran nación.

“La transformación del Bajo Manhattan ha sido un enorme trabajo en equipo ― con los Gobiernos municipal, estatal y federal trabajando unidos, invirtiendo juntos y formando colaboraciones con el sector privado.  Para apreciar a plenitud la escala del esfuerzo, hay que experimentarlo por uno mismo.

“Así que, esta mañana, quisiera pedirles a ustedes que me acompañen en un recorrido virtual de un área que, en la última década, se ha convertido en un verdadero vecindario ― justo como habíamos esperado cuando nuestra Administración planteó una nueva visión para el Bajo Manhattan en 2002, como dijo Bill.

“Nuestra meta era convertir un distrito financiero que se había convertido en un pueblo fantasma después de las 6 PM en una comunidad vibrante y dinámica abierta 24 horas y 7 días a la semana.  Creímos que si podíamos crear nueva vivienda, nuevas escuelas, nuevos parques y nueva infraestructura, podríamos atraer a nuevos residentes y nuevos negocios.  Y como veremos en la gira, estos han venido en multitudes.

“Así que empecemos ― miren la televisión.  Empecemos doblando a la derecha en Wall Street y caminando unas cuantas puertas abajo hasta una tiendita llamada Minas Shoe Repair.  Minas Polychronakis tenía una tienda en el World Trade Center 25 años atrás.  Al ocurrir los ataques, él perdió a amigos y clientes ― pero no su fe en la comunidad que él había ayudado a construir.  Minas nunca renunció al Bajo Manhattan, y en 2003 halló nuevo espacio aquí en Wall Street.  Minas ha pasado por las subidas y bajadas de los mercados.  Él es un sobreviviente del 11-S en todo sentido de la palabra.  Y a causa de gente como Minas ― y por tantos emprendedores y CEOs que creyeron en el futuro del Downtown ― ahora hay más negocios funcionando en el Bajo Manhattan que el 10 de septiembre de 2001: tiendas para bebés, alimentos, licorerías, mueblerías y empresas incipientes de todo tipo.

“Sigamos caminando para visitar una de esas empresas nuevas.  En 2009, creamos un pequeño centro de incubación de pequeños negocios en colaboración con ABNY llamado Hive at 55 Broad Street.  Es un lugar para que los emprendedores empiecen a realizar sus ideas ― y algunos de ellos ya han crecido más allá del centro de incubación y están alquilando sus propios espacios.  Conozcamos ahora mismo a uno de esos emprendedores.

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“Empresas incipientes de medios digitales están creciendo junto con negocios antiguos del Downtown como J&R.  Y más tarde hoy, el Concejo Municipal tendrá una audiencia sobre una resolución de zonificación que permitirá a un ícono del Downtown, la tienda por departamentos Century 21, crecer tres pisos más.  Century 21 está ubicada directamente al cruzar la calle del lugar del World Trade Center ― y hace 10 años, muchos se preguntaban si podría sobrevivir.  Pero reabrió menso de seis meses después del ataque, y en la actualidad está no solo sobreviviendo, no solo está creciendo, sino que está incluso abriendo una nueva tienda en el Upper West Side.

“Sin embargo, es imposible hablar sobre los nuevos pequeños negocios en el Bajo Manhattan sin hablar de algo de lo que todos dependemos ― todos los nuevos restaurantes, bares y cafés.  Así que caminemos por la más vieja calle pavimentada en la Ciudad: Stone Street.  En 2001, la calle Stone era un callejón oscuro y desolado con bonitos adoquines pero no mucho más de ahí.  Hoy es uno de los escenarios más animados para comer al aire libre en la ciudad ― con más de 10 restaurantes, bares y cafés nuevos que emplean a casi 500 personas.  La calle Stone debe su éxito a muchas personas ― incluso el alcalde Giuliani y Downtown Alliance, que puso esos adoquines.  Pero la persona que merece gran parte del reconocimiento es un tipo que creció trabajando en el restaurante de su padre, Harry’s, aquí en el Bajo Manhattan: Peter Poulakakos.

“En 2002, Peter y sus socios abrieron un café y repostería en la calle Stone, seguido por un pub irlandés el próximo año.  Solo en Nueva York podría un tipo llamado Poulakakos abrir un pub irlandés.  Pero nos alegra que lo haya hecho ― y Stone Street es ahora una Zona de restaurantes del Downtown.

“El Bajo Manhattan está lleno de restaurantes y bares nuevos porque está lleno de residentes nuevos.  Durante los últimos 10 años, la cantidad de personas que viven en el Bajo Manhattan casi se ha duplicado.  De hecho, el Bajo Manhattan ha añadido más habitantes en los últimos 10 años que Atlanta, Dallas y Filadelfia combinados.  En 2001, nadie podría haber creído que eso ocurriría.  Ahora hay más gente viviendo en el Bajo Manhattan que en cualquier otro momento desde 1920, y muchos de ellos están en nuevas viviendas que han sido creadas mediante una combinación de inversiones públicas y privadas.

“Por ejemplo, vayamos a la esquina de las calles Greenwich y Murray, donde la Ciudad y la Corporación de Desarrollo del Bajo Manhattan (LMDC, en inglés) ayudaron a hacer posible una nueva torre residencial con 77 apartamentos a precios módicos y 220 condominios a precios de mercado, así como nuevas tiendas de Whole Foods, Bed, Bath and Beyond y Bank of America.

“Durante el primer par de años tras los ataques, créditos fiscales del Gobierno federal fueron cruciales para convencer a la gente de que se mudara al Downtown ― pero cuando esos créditos caducaron, la buena nueva es que la gente siguió viniendo.  ¿Por qué? Bueno, preguntemos a alguien.

[VIDEO BREVE]

“El distrito de pañales.  Gracias, Leigh.  Y diste justamente en el clavo: El Bajo Manhattan es ahora un lugar no solo para trabajadores de oficinas, sino también para familias.

“Así que demos un vistazo a algunos de los parques de los que estaba hablando Leigh, empezando con el Muelle (Pier) 25 en el río Hudson.  Diez años atrás, escombros del lugar del World Trade Center fueron puestos en barcazas y sacados de la Ciudad desde el Muelle 25.  Hoy, el Muelle 25 es una nueva y hermosa adición al Parque del Río Hudson, con canchas de voleibol de playa, una cancha de fútbol para niños y un campo de mini-golf.

“El Muelle 25 es un estupendo ejemplo del renacimiento del Bajo Manhattan ― y de la revitalización de nuestras zonas costeras.  Si vamos al río del Este, podemos caminar por la nueva Explanada del East River, que inauguramos apenas este verano.  Y si seguimos caminando, justo antes de que lleguemos a la reconstruida Terminal del Ferry de Staten Island, veremos el edificio Battery Maritime (Building), que restauramos y reinauguramos ― con un espacio comunitario, hotel y restaurante en el tejado que aún están por venir.  Desde ahí podemos abordar un ferry hasta Governors Island y disfrutar uno de los más hermosos e históricos parques litorales en el mundo.  ¿Cuántos de ustedes no han estado en la Isla de los Gobernadores?  ¡Tienen que ir!  Pueden ir de picnic, montar en bicicleta, recorrer los fuertes, ver arte público, y escuchar música en vivo.  Hace diez años, nada de eso era posible.

“Desde el 11-S hemos invertido más de $260 millones en la construcción y ampliación de parques — y podrán ver los resultados no solo junto al agua, sino en pequeñas isletas verdes como los parques Titanic y Tribeca, en atracciones populares tales como Imagination Playground, un área de recreo interactiva que creamos en colaboración con el arquitecto David Rockwell y la Corporación de Desarrollo del Bajo Manhattan.  Construimos todos estos parques porque los parques atraen a la gente.

“Pero, para que el Bajo Manhattan se conviertiea en un imán para familias, también necesitábamos crear mejores escuelas de primera categoría.  Así que paremos en dos de nuestras nuevas escuelas públicas, empezando con la secundaria Millennium High School.  El Departamento de Educación (DOE, en inglés) inauguró la secundaria Millennium en 2002 — con apoyo crucial de donantes privados.  Hoy en día, es una de las escuelas secundarias de más alto rendimiento en la Ciudad, con calificaciones de A en sus reportes de progreso y una tasa de graduación de 99 por ciento.  Desde el 11-S, hemos abierto un número de escuelas nuevas en el Downtown y añadimos más de 4,000 butacas nuevas en las aulas.

“Esta semana se está inaugurando la escuela más nueva en el impresionante nuevo edificio de Frank Gehry justo al este de City Hall.  Con 76 pisos, es el edificio residencial más alto en el hemisferio occidental — y  tener una escuela en su base lo convierte en un símbolo aun más poderoso del renacimiento del Bajo Manhattan.  Me da gusto decir que Frank está con nosotros aquí hoy.  Frank, eres un genio, y gracias por todo lo que haces por la Ciudad.  Y nos honra que él, y tantos arquitectos de primera categoría, hayan querido ser parte del renacimiento tras el 11-S que presenciamos por toda la ciudad.

“Sigamos caminando, y al hacerlo, tengan presente que mucho de lo que es nuevo en el Bajo Manhattan está en realidad debajo de sus pies.  En los últimos 10 años, hemos invertido $165 millones en la reconstrucción de calles, y $127 millones para reemplazar 20 millas de cañerías principales de agua — algunas de las cuales tenían más de 100 años.  La infraestructura es esencial para poder atraer la inversión del sector privado.  A lo mejor no es sexy — o incluso visible — pero es de importancia crucial para nuestro futuro.

“Al caminar hacia el norte, pasaremos el parque reconstruido Columbus del Barrio Chino, donde continúan llegando inmigrantes chinos en busca de oportunidades, y donde neoyorquinos y turistas continúan llegando en busca de empanadas hervidas y dim-sum.  Disculpen: esta gira no incluye dim-sum.

“Y ahora nos dirigiremos a la organización que, a pesar de que no tiene ni diez años, ya es una institución internacional — el Festival de Cine de Tribeca.  Tras los ataques, Robert de Niro, Jane Rosenthal y Craig Hatkoff fundaron el festival para ayudar a impulsar una revitalización económica y cultural en el Downtown — y vaya que lo han logrado.  Ha inyectado cientos de millones de dólares a nuestra economía, y ha puesto al Bajo Manhattan en el mapa como una comunidad para cineastas y artistas de todo tipo.  Hoy en día, nuestra industria de cine y televisión es más fuerte que nunca, y hay más espacio dedicado a las artes y a la cultura en el Bajo Manhattan que lo visto antes del 10 de septiembre de 2001 — sitios como Poets House en Battery Park City.

“Sigamos de vuelta al Downtown, pasando algunos de los 19 hoteles nuevos que han abierto desde el 11-S, hasta nuestra parada final: el lugar del World Trade Center.  Hace diez años este domingo, esto se convirtió en la escena del mayor esfuerzo de rescate y recuperación en la historia norteamericana — y gracias a miles de personas que trabajaron duramente en él día y noche durante meses, el sitio fue despejado antes de lo que cualquiera hubiera creído posible.  Los hombres y mujeres en el lugar lo hicieron por amor a su país — y amor a nuestra ciudad.  Estos héroes ignoraron preocupaciones sobre su propia salud, y nunca debemos olvidar eso, nunca debemos olvidarlos, y siempre debemos estar presentes para ellos cuando nos necesiten.

“Mientras que trabajaban, los neoyorquinos empezaron a pensar qué hacer con el lugar.  Hubo muchas ideas distintas — y muchas opiniones fuertes.  Algunos creyeron que el sitio entero debía convertirse en un lugar de conmemoración.  Otros pensaron que nada debía ser construido, ya que el mercado de espacio para oficinas en el Downtown había colapsado.  Pero teníamos la responsabilidad de planificar no para un año, no para una década, sino para cientos de años.  Teníamos que diseñar un centro conmemorativo que perdurase con el tiempo — y diseñar el espacio que nuestra ciudad necesitaría para crecer y prosperar.  Y creo que la historia registrará que hemos logrado ambos.

“Claro está que, la reconstrucción del lugar no ha sido fácil — nada más lejos.  Esta es el terreno de construcción más complejo del mundo, con dos vías ferroviarias atravesándolo.  Y la marcha del progreso en el lugar no siempre fue en línea recta.  Nunca lo es.  Pero estando ahí hoy, vemos [la torre] 1 World Trade Center avanzando hasta el 104to piso.  Vemos a 4  World Trade Center irguiéndose por encima de los 40 niveles.  Vemos a 7 del World Trade Center abierto para los negocios.

“Y vemos un centro conmemorativo profundamente inspirador que honra a cada persona muerta en el bombardeo del World Trade Center en 1993, y a cada persona muerta el 11-S — en Nueva York, en el Pentágono y cerca de Shanksville.  Eso incluye a los 343 miembros del Departamento de Bomberos, 23 integrantes del Departamento de Policía y los 37 miembros del Departamento de Policía de la Autoridad Portuaria.

“Nunca olvidaremos la devastación del área que llegó a ser conocida como ‘Zona Cero’.  Nunca.  Pero ha llegado el momento de llamar a esos 16 acres por lo que son: el World Trade Center y el Centro Conmemorativo y Museo Nacional del 11 de Septiembre.

“Hay muchas personas que merecen reconocimiento por el progreso en el World Trade Center, empezando con un tipo que nunca dudó de la reconstrucción: Larry Silverstein.  La negativa por parte de la Autoridad Portuaria de permitir que la crisis financiera de 2008 descarrilara la reconstrucción fue decisiva, y su director ejecutivo, Chris Ward, ha hecho una labor absolutamente sobresaliente administrando la reconstrucción y apegándose a las fechas límites.  También debemos un agradecimiento especial a nuestros colaboradores en sindicatos, especialmente a Gary LaBarbera y a los obreros de construcción y oficios que se encuentran en estos momentos en el lugar — y que han estado ahí durante 10 años.

“Hay demasiadas personas a quienes agradecer por el progreso que hemos logrado en el lugar y por todo el Bajo Manhattan, incluyendo a todas nuestras agencias municipales y a los vicealcaldes, pero unos cuantos deben ser mencionados: el Presidente Bush, los senadores Schumer y Clinton, y el representante Jerry Nadler.  Juntos, junto con la delegación congresual entera, incluyendo la representante Maloney, ellos proveyeron el apoyo crítico que necesitábamos.  Nuestra recuperación no hubiese sido posible sin el liderazgo del gobernador Pataki, el alcalde Giuliani, el presidente de la Asamblea Sheldon Silver y todos nuestros colaboradores en Albany y el Concejo Municipal, incluyendo a la presidente Christine Quinn.  También tenemos una gran deuda de aprecio con el liderazgo de la Corporación de Desarrollo del Bajo Manhattan, especialmente John Whitehead.  John Whitehead estuvo ahí para nuestro país en las playas de Normandía, y otra vez para nosotros en las costas del Bajo Manhattan.

“La lista podría continuar por siempre: Joe Daniels y todos los que apoyaron el Centro Conmemorativo y la Fundación; Downtown Alliance; los miembros de la Junta comunitaria 1; todos los líderes de negocios que se comprometieron con el Bajo Manhattan, especialmente Ken Chenault y American Express, Seth Waugh y Deutsche Bank, y Hank Paulson y Goldman Sachs, todos los cuales construyeron sus nuevas oficinas corporativas aquí.

“Los negocios y la gente que se mudó al Bajo Manhattan lo hicieron sabiendo que el área seguiría siendo un blanco terrorista.  Pero ellos rehusaron vivir con temor — y sabían que la Ciudad de Nueva York tiene el mejor Departamento de Policía del mundo entero.  Durante la última década, gracias al liderazgo del comisionado de Policía Ray Kelly, hemos construido la mejor operación antiterrorista de cualquier fuerza de policía en el mundo, la cual ha frustrado al menos 13 posibles ataques terroristas a nuestra Ciudad.  Y permítanme ser claro: Continuaremos haciendo todo lo posible para impedir otro ataque y mantener a los neoyorquinos seguros.

“Claro que no sabemos lo que traerán los próximos diez años.  Ni los 10 años siguientes.  Pero sabemos que hemos avanzado y pasado a otra etapa — sabemos eso.  Y no importa lo que pase — un terremoto, un huracán o cualquier otro desastre — sabemos cómo vamos a responder.

“En los próximos 10 años — espero absolutamente que el Bajo Manhattan siga creciendo como vecindario, como distrito de negocios, como comunidad creativa y como destino de visitantes.  Habrá más parques y recreos, más vivienda y escuelas, más tiendas y transporte, más arquitectura de talla mundial, y más arte y cultura — incluyendo, espero, un bello centro de artes escénicas en el nuevo World Trade Center.  Y — más que nada, ya que los neoyorquinos del Barrio Chino hasta Cambria Heights siguen sintiendo los efectos de la recesión nacional — habrá más empleos para más personas en cada peldaño de la escalera económica.

“Ahora, al salir del lugar del World Trade Center, vayamos al cruzar la calle y hagamos una última parada: la capilla de San Pablo.  De alguna manera, la capilla de St. Paul’s escapó sin daños de los ataques terroristas.  Ni una sola ventana se estrelló.  En las semanas y meses que siguieron, miles de personas descendieron sobre San Pablo para expresar su dolor, para ayudar a los trabajadores de recuperación y ayudar a que nuestra ciudad se normalizara de nuevo.  Al permanecer firmemente erguida para nosotros en nuestro momento de necesitad, San Pablo se convirtió en más que un lugar de oración y más que un templo para aquellos a quienes perdimos.  Se convirtió en un símbolo de la capacidad de resistencia y resolución que ha definido a nuestra ciudad y a nuestro país desde sus primeros días.

“El 30 de abril de 1789, cuando George Washington caminó desde Federal Hall hasta la capilla de San Pablo en el día de su inauguración como Presidente de los Estados Unidos de América, él no sabía que había en los planes para nuestro país.  Pero tuvo fe en el espíritu de la Revolución norteamericana.  Tuvo fe en los principios de la Constitución estadounidense.  Y tuvo fe en la fuerza del pueblo norteamericano.

“Durante los últimos años, hemos mantenido esa misma fe, aun en nuestras horas más oscuras.  Hemos mantenido la fe en nuestra ciudad, en nuestro país y en cada uno de nosotros.  Y mantuvimos la fe en nuestros valores cívicos — recordando que aquí en el Bajo Manhattan, el vecindario más antiguo de la Ciudad, donde judíos y católicos y otros en un momento no tenían el derecho de congregarse libremente — honramos los ideales fundamentales de nuestra nación, y todos aquellos que han luchado y murieron bajo nuestra bandera, asegurando que nuestras libertades puedan ser expresadas completamente y con igualdad — por todos.

“Este domingo, mientras que meditamos sobre el pasado, recordemos no solo la agonía y angustia de los ataques, sino cómo canalizamos nuestro dolor hacia algo positivo y poderoso.  Recordemos no solo el día que el tiempo se detuvo — sino la década que hemos pasado recuperándonos, reconstruyendo y renovando.  Recordemos no solo cómo cayeron las Torres, pero como surgimos — decididos a defender nuestras libertades.  Y recordemos que cuando nos unimos como norteamericanos, y ponemos al patriotismo delante del partidismo, no hay reto que este país pueda abordar.  Esa — esa es la lección más grande de nuestra última década.

“Y creo que la mejor manera en que podemos honrar a quienes perdimos es aplicar esa lección a todos los retos que nuestra nación enfrenta.  Para que el legado del 11-S se sienta no solo aquí en el Bajo Manhattan, sino en todos y cada uno de nuestros 50 estados en las décadas y siglos por venir.

“Gracias, y que Dios bendiga a nuestra gran Ciudad”.







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