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PR- 424-10
7 de octubre de 2010

EL ALCALDE BLOOMBERG Y EL GOBERNADOR PATERSON PROPONEN EXCLUIR LAS BEBIDAS AZUCARADAS DE LAS COMPRAS CON CUPONES DE ALIMENTOS EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK

Las bebidas azucaradas son por sí solas el mayor contribuidor a la epidemia de obesidad

La iniciativa busca mejorar los estándares de nutrición de la Ciudad y eliminar las calorías vacías en el programa de nutrición subsidiado por el Gobierno

El alcalde Michael R. Bloomberg y el gobernador David A. Paterson revelaron hoy una iniciativa presentada ante el Departamento de los Estados Unidos (USDA, en inglés) por la Oficina de Asistencia Temporal y para Discapacidades del Estado de Nueva York que busca excluir las bebidas azucaradas, el mayor contribuidor individual en la epidemia de obesidad, de la lista de compras permisibles a través del programa nacional de cupones de alimentos (también conocido como Programa de Asistencia Suplementaria de Nutrición o SNAP, por sus siglas en inglés).  Bajo la propuesta, los beneficiarios de cupones de alimentos en la Ciudad continuarían recibiendo el mismo monto en beneficios del Gobierno, pero no podrían utilizar cupones de alimentos para comprar bebidas azucaradas por dos años.  La iniciativa es parte de la estrategia mayor de la ciudad para mejorar la nutrición de todos los neoyorquinos.  Durante el anuncio, que tuvo lugar en el Centro de Recursos de Diabetes del hospital Kings County, el alcalde y el gobernador fueron acompañados por la vicealcaldesa de Salud y Servicios Humanos Linda I. Gibbs; el Dr. Richard F. Daines, comisionado de Salud del Estado de Nueva York; el Dr. Thomas Farley, comisionado del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York (DOHMH, en inglés); Robert Doar, comisionado de la Administración de Recursos Humanos (HRA, en inglés); y Alan D. Avilés, presidente de la Corporación de Salud y Hospitales (HHC, en inglés).

“A pesar de los grandes avances que hemos logrado en los últimos ocho años para hacer más sanas a nuestras comunidades, aún hay dos áreas en las que estamos perdiendo terreno — la obesidad y la diabetes”, dijo el alcalde Bloomberg.  “Sabemos que no hay arreglo rápido para abordar estos temas.  Es por ello que la Ciudad de Nueva York ya ha implementado una serie de programas que llevan vegetales y frutas frescas a las comunidades que las necesitan, y establecen estándares de nutrición para todas las comidas y meriendas que la Ciudad provee.  Debemos seguir desarrollando nuevas estrategias e iniciativas para complementar lo que ya se ha hecho.  Y es por eso que estamos buscando eliminar las bebidas azucaradas de las compras permisibles con cupones de alimentos.  Esta iniciativa dará a las familias de Nueva York más dinero para gastar en comidas y bebidas que provean una verdadera nutrición”.

“El uso de beneficios de Cupones de alimentos para apoyar la compra de bebidas azucaradas no solamente contradice la intención de este programa vital, sino que también subvenciona una grave epidemia de salud pública”, dijo el gobernador Paterson.  “Estamos ayudando a cantidades récord de familias de bajos ingresos a poner comida en sus mesas, y estamos muy orgullosos de ese logro.  Pero existe clara evidencia de que las personas de bajos ingresos exhiben tasas más altas de obesidad y corren más riesgo de llegar a ser obesos que otros grupos.  Las graves enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad — diabetes, cáncer y cardiopatía — tienen un grave efecto en nuestras familias, amigos y vecinos, pero también conllevan un costo que todos cargamos, ya que casi la mitad de los $147 mil millones gastados anualmente a nivel nacional en tratamientos es pagada por Medicaid y Medicare”.

Las bebidas azucaradas contienen grandes cantidades de azúcar y a menudo no tienen valor nutricional alguno.  En la actualidad, los estadounidenses consumen un promedio de 200 a 300 más calorías por día que hace 30 años.  Casi la mitad de estas calorías vienen de bebidas azucaradas, que pueden contener hasta 16 bolsitas de azúcar en una botella de 20 onzas, y un asombroso número de 26 bolsitas en una porción de 32 onzas.  Las calorías ‘vacías’ de estas bebidas promueven la obesidad, que el año pasado mostró una prevalencia casi dos veces mayor en los hogares más pobres de la Ciudad a comparación con los más adinerados (30 por ciento vs. 17 por ciento).  La obesidad es el factor de riesgo principal para la diabetes tipo 2 (o diabetes melitus), que también es dos veces más prevalente en los residentes más pobres de la ciudad comparado con los más pudientes (14 por ciento vs. 7 por ciento diagnosticados con la condición).  Las enfermedades relacionadas con la obesidad cuestan a los residentes del Estado de Nueva York casi $8 mil millones, $770 por cada hogar, en costos médicos anuales.  Más de la mitad de los adultos (57 por ciento) en la Ciudad de Nueva York tienen sobrepeso o son obesos, y la diabetes causa más de 22,300 hospitalizaciones anuales entre ellos — casi la mitad (46 por ciento) de los hospitalizados viven en vecindarios de bajos ingresos.

La epidemia de la obesidad también está teniendo un grave efecto en los niños.  En la Ciudad de Nueva York, casi 40 por ciento de los estudiantes de escuelas públicas de kindergarten hasta 8vo grado tienen sobrepeso o son obesos.  La cifra es de 46 por ciento para los estudiantes hispanos y 40 por ciento para los afroamericanos.  Si persiste este patrón, la próxima generación de neoyorquinos podría enfrentar aumentos en muchas enfermedades crónicas, incluyendo cardiopatía — la causa número uno de muertes en la Ciudad de Nueva York.

Desde su introducción en la Ley federal de Cupones de Alimentos (Food Stamp Act, en inglés) de 1964, la meta del programa ha sido “proveer mejores niveles de nutrición en los hogares de bajos ingresos”.  Esta propuesta refleja el enfoque mismo del USDA al Programa Nacional de Desayunos y Almuerzos Escolares (School Lunch/School Breakfast Program, en inglés), que ya incluye solamente comidas sanas y no incluye bebidas azucaradas.  El programa Mujeres, Niños e Infantes (Women, Infants, and Children o WIC, en inglés) del USDA tampoco ha permitido nunca la compra de bebidas azucaradas con beneficios del programa.

A los usuarios de cupones de alimentos ya se les prohíbe usar sus beneficios para adquirir algunos artículos insalubres tales como alcohol y cigarrillos.  La nueva propuesta busca una autorización del USDA para evaluar el efecto de una modificación temporal a la lista de artículos de comida permisibles a ser adquiridos con cupones de alimentos en la Ciudad de Nueva York.  La propuesta para esta iniciativa no afectará los beneficios totales recibidos, pero, al recortar las bebidas azucaradas, incrementaría el monto disponible para más comidas y bebidas nutritivas.

“Las bebidas azucaradas son individualmente el más grande contribuidor en la epidemia de obesidad, y estas bebidas están afectando a nuestros niños y familias hoy más que nunca”, dijo la vicealcaldesa Gibbs.  “Esta iniciativa ampliará nuestras gestiones para hacer que las comidas sanas sean la opción natural en nuestra Ciudad y ayudar a reducir la carga de la diabetes en nuestras comunidades más pobres”.

“Las epidemias gemelas de la obesidad y la diabetes están teniendo un grave efecto sobre nuestro país, y sobre los neoyorquinos”, dijo el comisionado Farley.  “La buena nueva es que ahora sabemos más de lo que sabíamos antes sobre lo que está impulsando estas epidemias, y las bebidas azucaradas son grandes contribuyentes.  La Ciudad está trabajando para instar a los residentes a sacar las bebidas azucaradas de sus dietas cotidianas.  Esta propuesta complementará los muchos otros pasos que estamos dando para ralentizar la epidemia al apoyar una dieta más saludable para todos”.

“Continuamos presenciando un incremento dramático en la obesidad de los niños, especialmente en las comunidades de bajos recursos”, dijo el comisionado de Salud del Estado Richard F. Daines.  “Esta iniciativa tiene como objetivo una importante amenaza de salud pública — el gran consumo de bebidas azucaradas, las cuales tienen un valor nutritivo pequeño o inexistente.  La buena nutrición es vital para el crecimiento y desarrollo de los niños, y me da gusto que Nueva York esté dando pasos para asegurar que las familias consuman alimentos nutritivos que promuevan la buena salud, y no la obesidad y una vida de graves problemas de salud asociados a esta”.

“La diabetes ha alcanzado proporciones epidémicas en la Ciudad de Nueva York, y los hospitales de la Corporación de Salud y Hospitales y los centros comunitarios de salud están luchando contra la enfermedad en muchos frentes.  Cuidamos de más de 56,000 adultos con diabetes y miles más de niños y adolescentes que se encuentran al borde de la enfermedad.  Vemos demasiados casos de pacientes con infartos, deficiencia renal, ceguera y amputaciones como resultado de complicaciones a causa de enfermedades relacionadas con la obesidad”, dijo el presidente de la HHC, Alan Avilés.  “Al motivar a más familias a escoger opciones de dietas más saludables y evitar bebidas azucaradas, podemos atender algunos de los efectos adversos de la diabetes, que amenaza el estatus de salud a largo plazo de comunidades completas y aumenta el costo del cuidado de salud a largo plazo de nuestra sociedad entera”.

Desafortunadamente, los niños más pobres — que son los beneficiarios primordiales del programa de cupones de alimentos — tienden a tener sobrepeso, y el vínculo entre la obesidad y el estatus socioeconómico se ha hecho más claro en las últimas dos décadas.  En 2009, los neoyorquinos de ingreso más bajo tenían una tendencia más alta al consumo de una o más bebidas azucaradas por día (vea el gráfico adjunto), y lo hacían casi al doble a comparación con otros neoyorquinos de ingresos más altos (38 por ciento vs. 19 por ciento).  Un niño que consume una bebida azucarada por día tiene un riesgo 60 por ciento más elevado de ser obeso que aquellos que no la consumen.

En septiembre de 2010, 1.7 millones de residentes de la Ciudad de Nueva York recibían cupones de alimentos — de 2.9 millones de beneficiarios de cupones de alimentos a nivel estatal — para suplementar sus necesidades nutritivas.  Según la data del USDA, 6 por ciento de los beneficios en asistencia nutritiva en todo el país — aproximadamente $75 a $135 millones aquí en la Ciudad de Nueva York — se usan para comprar bebidas azucaradas.

“El programa de cupones de alimentos es uno de nuestros más importantes logros, pero siempre se puede mejorar”, dijo el comisionado Robert Doar.  “Al excluir bebidas no saludables y azucaradas de la lista de productos permitidos en las compras con beneficios de cupones alimenticios, el programa se acercará a alcanzar su meta de ser un programa de asistencia nutritiva.  El gobierno no debe subvencionar hábitos de mala salud que terminan siendo una carga para los contribuyentes a través de costos más altos de Medicaid y Medicare”.

Detener la subvención del programa de cupones de alimentos para bebidas azucaradas mejorará el enfoque integral del Gobierno local para reducir el consumo de bebidas endulzadas en toda la ciudad, y complementará los esfuerzos exhaustivos para incrementar el acceso y consumo de alimentos saludables en los vecindarios más necesitados.  Estos esfuerzos incluyen la educación de los beneficiarios de cupones de alimentos sobre hábitos saludables al comer por medio del programa Eat Smart New York del Estado; el programa Health Bucks, que provee un incentivo financiero para que los beneficiarios de cupones de alimentos compren frutas y vegetales en mercados de agricultores; el programa Green Carts, que ya ha colocado 450 carretillas de vegetales en las comunidades más pobres de la Ciudad de Nueva York; los programas Healthy Bodegas y Stellar Farmers Market, que educan a dueños de tiendas en las esquinas y a consumidores en vecindarios de bajos ingresos sobre el almacenaje y la preparación de frutas y vegetales, y los primeros estándares nacionales de nutrición, que guían la financiación pública de 225 millones en comidas y meriendas de la Ciudad que son servidos en las escuelas, programas extraescolares, guarderías y centros para ancianos.  La Ciudad también apoyó la propuesta del gobernador Paterson para aumentar los impuestos a las bebidas azucaradas.

De manera similar, el Estado ha sido pionero en el uso de frutas y vegetales en su programa de nutrición Women, Infants, Children, incrementó el acceso a alimentos saludables en comunidades desatendidas, e invirtió en los esfuerzos locales para prevenir la obesidad, la diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas en áreas donde la gente vive, trabaja y se divierte.

Para los fines de esta propuesta, las bebidas azucaradas se definen como aquellas que contienen más de 10 calorías por cada 8 onzas (con la excepción de jugos de frutas sin la adición de azúcar, productos lácteos y sustitutos lácteos).  Una lata de 12 onzas de soda, por ejemplo, contiene 150 calorías y el equivalente de 10 paquetes de azúcar, sin ningún otro tipo de nutrientes.  La cantidad de calorías consumidas al beber 12 onzas de soda diarias puede aumentar el peso de una persona en 15 libras por año.

“En un momento cuando estamos presenciando un número récord de personas buscando ayuda para mejorar sus necesidades nutritivas y las de sus familias, es esencial que aseguremos que esta ayuda no esté siendo utilizada para socavar su salud”, dijo la subsecretaria de Servicios Humanos, Tecnología y Operaciones Kristin Proud, quien supervisa actualmente la Oficina de Asistencia Temporal y para Discapacidades del Estado.  “Las bebidas azucaradas son un contribuidor principal a la obesidad, y a pesar de que la política de asistencia alimenticia federal enfatiza cada vez más la nutrición, esta epidemia y los problemas de salud relacionados siguen empeorando.  Confiamos en que estos pasos resulten en un mayor consumo de alimentos más nutritivos por parte de familias e individuos servidos por el programa Food Stamp en la Ciudad de Nueva York”.

Todos los receptores reciben sus beneficios por medio del sistema de Transferencia Electrónica de Beneficios (Electronic Benefits Transfer o EBT, en inglés) que les permite comprar productos que reúnen los requisitos necesarios usando una tarjeta de débito EBT.  Todos los comercios que aceptan los beneficios de Food Stamp usan el sistema EBT, y la mayoría ya programan sus sistemas para determinar automáticamente si los productos para la compra que son pasados por un escáner son permitidos bajo las pautas del programa.  Tras obtener la autorización del USDA, la Ciudad realizará una campaña de información pública para asegurar que los negociantes y beneficiarios sean notificados de la nueva política.  También será llevada a cabo una evaluación rigurosa para determinar si la iniciativa resultó en menos compras de bebidas azucaradas, y ayudas para combatir los efectos de salud asociados.







CONTACTO PARA LOS MEDIOS:


Stu Loeser / Jessica Scaperotti   (212) 788-2958

Morgan Hook (Governor)   (518) 474-8418

Anthony Farmer (Temporary Disability Assistance)   (518) 474-9516

Connie Ress   (Human Resource Administration)
(212) 331-6022

Susan Craig   (Department of Health)
(212) 788-5290

Diane Mathis (New York State Department of Health)   (518) 474-7354




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