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PR- 231-10
27 de mayo de 2010

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO EN CEREMONIA DE GRADUACIÓN 2010 DE LA UNIVERSIDAD JOHNS HOPKINS

A continuación se presentan las palabras pronunciadas por el alcalde Michael R. Bloomberg

“Buenos días a todos.  Gracias.  Gracias.  Gracias; por favor.  Affan, gracias por esa introducción.  Siempre es bueno conocer a un colega presidente de la clase — y un compañero hermano de fraternidad.  Si ustedes han superado su miedo y están pensando en postularse para alcalde de la Ciudad de Nueva York, apreciaría que ustedes esperen tres años y medio.

“Me siento realmente honrado de haber sido invitado para hablar en mi alma mater en este afortunado y encantador día, al menos no en este febrero pasado durante la famosa tormenta de nieve.  En realidad, he oído que fue muy divertido.  Todo el mundo estuvo paseando, nadie fue a clases, no se logró nada.  Eso sonó en realidad como todo mi primer año aquí.

“Mi plan esta mañana era pronunciar un discurso recordando mis cuatro años en Hopkins en los años ‘60.  Pero ustedes saben lo que dicen sobre los años sesenta: Si ustedes pueden recordarlos, no estuvieron allí.

“Dicho eso, estar aquí en Homewood Field me recuerda mi graduación, que tuvo lugar en el Upper Quad, frente a Gilman.  Nuestro discurso de graduación fue pronunciado por Lester Pearson, un ex primer ministro de Canadá y ganador del premio Nobel de la Paz, y él habló durante lo que pareció como dos horas bajo un sol caliente y abrasador sobre un tema que se me olvida por completo.  Realmente era suficiente para desalentar a cualquiera de una carrera en el gobierno. Bueno, en realidad, casi.

“Así que prometo ser breve y, además, sé que es un poquito temprano en la mañana para algunos de ustedes — probablemente están cansados por una noche en PJs.  ¡Y simplemente no quiero ser el último obstáculo entre el diploma de ustedes y yo!

“Antes de irme, permítanme ofrecer algunas ideas, no obstante, que ustedes los graduandos sin duda adorarán, palabra por palabra, durante décadas; y antes de que haga eso, permítanme sólo agradecer seriamente a otro grupo muy importante aquí.  Pam Flaherty habló sobre ellos.  Estoy hablando sobre el grupo sentado ahí afuera esta mañana relucientes de orgullo, ni siquiera pensando en lo que costó llevarlos a ustedes hasta este día o lo que ocurre si ustedes no pueden hallar un empleo y se mudan nuevamente a sus casas.  Ellos son sus padres y familiares, y pensé que es posible que ustedes quieran darles otro aplauso.

“Ahora, como pueden adivinar, Johns Hopkins ocupa un lugar especial en mi corazón.  Llegué al campus hace 50 años — y en los cuatro años siguientes, como pueden haber deducido, no tuve un récord académico fantástico.  Como a menudo me gusta decir, fui el tipo de estudiante que hizo posible que hubiese una mitad mejor en la clase.  Y ni siquiera tengo la excusa de decir que tomé ‘Introducción a la microeconomía’ con el profesor Hamilton.

“Pero sí, me divertí mucho aquí, acaso un poco demasiado.  Solo me alegra que no había cámaras digitales para grabarlo.  Todo habría ido a parar a YouTube.  Y, a pesar de lo que les dijo Affan, es cierto que regreso a visitar el campus con frecuencia.  ¿Quién creen ustedes que sustituye a la ‘Señorita Silencio’ (‘Shush Lady, en inglés) cuando necesita un receso, para mantenerlos a todos ustedes tranquilos?

“Cada vez que visito, no puedo evitar pensar cuánto han cambiado las cosas aquí desde que me matriculé.  En mi primer año, creo que por primer año, la matrícula había pasado de mil dólares anuales.  Hoy es cuarenta veces eso.  Entonces, la escuela para no graduados de estudios superiores tenía 1,400 estudiantes en el campus de Homewood.  Actualmente, hay cuatro veces esa cifra.  Y aparentemente, cada uno de ellos está en la Biblioteca Milton Eisenhower.  Sólo puedo decirles que la biblioteca no existía cuando yo empecé aquí: yo vi cuando excavaron el agujero para construirla.

“Y luego, cuando vine, la casa de mi fraternidad era el centro de los buenos momentos, la buena camaradería y la buena cerveza.  La buena cerveza era en realidad mi responsabilidad.  Y hoy, para mostrarles cómo las cosas han cambiado, la casa ha sido vendida a una secundaria de las cercanías, y actualmente ellos la están derribando y convirtiéndola en un estacionamiento.

“Pero esperen un segundo; no quiero que ustedes piensen que fui uno de esos vejetes de antaño que creen que todo era mejor ‘en los viejos y buenos tiempos’.  De hecho, en muchas maneras, los buenos y viejos tiempos eran en realidad peores.

“Una cosa es clara: no teníamos muchas de las estupendas facilidades de las que ustedes disfrutan hoy.  Ninguna piscina para nadar, ningún muro con rocas para escalar.  No había una Escuela Carey de Negocios.  Ninguna escuela de educación.  Y mientras que teníamos una escuela de salud, había algo que faltaba en el nombre.  No estoy seguro de lo que era.  Además, en aquellos días, nuestro equipo de béisbol no estaba jugando en la Serie Mundial de Béisbol Universitario.  ¡Adelante, Jays!  Y, lo más importante, no había una sola mujer estudiando en este campus.  Y entonces eso no era inusual para las instituciones educativas.

“El punto que quiero probar es que esta institución ha avanzado mucho desde 1960 — y a la vez, también lo ha hecho nuestro país.  Y eso me lleva al mensaje real que quiero compartir hoy con ustedes.  Cuando llegué, hace cincuenta años, la promesa del sueño americano aún estaba fuera del alcance para demasiadas personas.  No había Ley federal de Derechos Civiles para las minorías, ninguna Ley federal de Derechos del Votante para los que no tenían derecho de representación, ningún Medicaid para los pobres, y ningún Medicare para las personas de edad avanzada.

“Pero, para finales de los años ’60, todo eso había cambiado, y cambió porque los ciudadanos — muchos de ellos jóvenes como ustedes — tuvieron el coraje de luchar por sus ideales.  Esos cambios transformaron al país en algo mejor.  Y otros cambios positivos le siguieron — incluyendo los derechos de la mujer y la protección medioambiental.

“Pero creo que es justo decir que las mismas fuerzas que condujeron gran parte de este progreso también se mantuvieron pasivas mientras grandes ciudades como Baltimore y Nueva York pasaban por momentos de escuelas en declive, crimen en ascenso y una creciente dependencia de servicios sociales.  Una vez más, nuevas fuerzas del progreso, tengo el gusto de decirles, aceptaron el reto.   Pero en esta ocasión, estas vinieron más de la derecha que de la izquierda.  Y así como los liberales tenían razón al insistir en derechos equitativos y prosperidad compartida, creo que los conservadores tenían razón en insistir sobre la rendición de cuentas del gobierno y la responsabilidad individual.

“Nuestra historia nos muestra que ni liberales ni conservadores tienen un monopolio de las ideas buenas.  Ninguna ideología tiene a Dios de su lado — o un coro de ángeles a sus pies.  Y sin embargo, una de las cosas que uno nunca — pueden aplaudir, muchas gracias…

“Sin embargo, una de las cosas que no deja de asombrarme en el gobierno es cómo tantas personas sumamente inteligentes están dispuestas a aceptar el saber popular sin formularse jamás las preguntas difíciles.  Siguen la ideología e intereses especiales y los sondeos de opinión — en vez de seguir los hechos.  Hay un refrán que me ha servido bien en los negocios y en el gobierno: ‘En Dios confiamos.  Todos los demás, traigan data’.

“Sus profesores nunca les han enseñado a seguir simplemente a la multitud.  El motivo principal de una educación universitaria es el de hacer preguntas difíciles y buscar la verdad.  Entonces, ellos los han alentado a que ustedes mismos investiguen los hechos y lleguen a sus propias conclusiones.  Ese simple hecho es tan básico y, sin embargo, tan importante y gravemente ausente de una gran parte de nuestro diálogo político.

“En los años ‘60, había un lema muy importante que sus padres deben recordar: ‘Nunca le tengan confianza a alguien mayor de 30 años’.  Yo diría que con el tiempo superamos eso — alrededor de los 30 años de edad — pero representó un verdadero sentimiento en ese entonces en que los ideales de nuestra generación podían cambiar al mundo.  La generación de ustedes perseguirá sus propias ideas — y ustedes vivirán basándose en sus propias reglas.

“Pero si yo fuese a sugerirles una regla a ustedes, no importando hasta qué edad lleguen, sería esta: Nunca le tengan confianza a nadie que descarte automáticamente una idea sólo porque viene de otro partido o ideología.  Ese tipo de estrechez mental se interpone al progreso, cuestión tras cuestión, desde hacer que el país se haga más independiente en cuanto a la energía, hasta revisar nuestro sistema fallido de inmigración, o crear la educación de primera categoría que necesitamos para permanecer como una superpotencia global en el siglo XXI.

“En cada uno de estos temas y en otros, tanto liberales como conservadores tienen buenas ideas.  El único problema es que — demasiado seguido — ningún lado puede o está dispuesto a admitir que el otro lado pueda tener razón.

“Todos conocen el lema de Hopkins — Veritas vos liberabit, que en latín significa ‘la verdad los hará libres’.  Pero lo que encontraran fuera de los amistosos confines de este campus, especialmente a 40 millas al sur de aquí sobre la autopista I-95, es que mucha gente se guía por otro lema: “Usted tendrá la libertad para fijar la verdad’.

“La verdad real es que ustedes tienen el derecho a tener sus propias opiniones, pero no sus propios hechos.  Partidarios e ideólogos de cada índole ignoran los hechos que no sustentan sus opiniones.  Lo vemos en televisión y lo escuchamos en la radio cada día.  Parece que ninguno de ellos está dispuesto a escuchar — a buscar una verdad en la posición del otro para hallar algún punto en común.  Ese trabajo se les deja a otros.  Ese trabajo, de hecho, se les deja a ustedes.

“Así que escuchen a los demás.  Hagan las preguntas que son difíciles.  Evalúen las cuestiones basándose en sus méritos.  Y voten por el líder más eficiente — aun si no están de acuerdo con él o ella sobre cada cuestión.  Como dijo el previo alcalde de la Ciudad de Nueva York, Ed Koch: ‘Si están de acuerdo conmigo en 9 de 12 temas, voten por mí.  Si están de acuerdo en 12 de los 12, vayan a ver un psiquiatra’.

“Les tengo que decir, cuando llego a la conclusión de un discurso de graduación, siempre enfrento el mismo dilema: ¿Cómo puedo decirles a los graduados que el futuro está en sus manos sin asustar al resto del público presente?  Pero la verdad es que no tengo duda alguna de que la fantástica educación que reciben aquí en Johns Hopkins los pone en una posición increíble.

“Las oportunidades y posibilidades ante ustedes son virtualmente interminables.  Y ustedes hallarán el éxito si trabajan arduamente, toman riesgos, formulan sus propias preguntas, buscan sus propias respuestas, mantienen una menta abierta — siempre — y nunca paran de aprender.  Nunca comprometan su integridad.  Y nunca abandonen el espíritu americano de la independencia.

“Sin duda, será difícil de vez en cuando, pero, no importando si ingresan en las fuerzas armadas, entran en el mundo profesional, empiezan una carrera en el servicio público o continúan su educación, sé que el talento que ustedes tienen, su energía, su increíble independencia, siempre sobresaldrá.

“Así que agarren un último ‘Natty Bo’ en PJs, ya que mañana empezará el verdadero trabajo.  Felicitaciones a todos ustedes en este día maravilloso — y quiero que recuerden este pequeño consejo que le doy a cada persona que contrato: No metan la pata.

“Buena suerte y que Dios los bendiga”.







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