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PR- 072-08
28 de febrero de 2008

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO CENTRAL EN CONFERENCIA DE ALCALDES DE ESTADOS UNIDOS "DE LAS OPCIONES A LA ACCIÓN: CUMBRE DE ALCALDES SOBRE REINSERCIÓN Y EMPLEO"

El alcalde detalla Colaboración para la Planificación de Libertad de la Ciudad — una red de agencias, entidades sin afán de lucro e investigadores que ayudarán a ex convictos a reencaminar sus vidas

A continuación se presenta el texto preparado del discurso del alcalde Michael R. Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Gracias, alcalde Palmer, y buenos días.  Tengo el placer de darles la bienvenida a todos ustedes en la Ciudad de Nueva York — hogar de los campeones del Super Bowl de este año, los Gigantes de Nueva York, o, como el hombre que me presentó prefiere llamarlos, los Gigantes de Nueva Jersey.  Es también el hogar de los Knicks, pero mientras menos se hable de eso, mejor.

“Debo anotar que el alcalde Palmer — junto a los alcaldes Smith, DeStefano y Bollwage — son todos miembros de nuestra coalición Alcaldes Contra las Armas Ilegales.  Empezamos con 15 alcaldes hace dos años, y hemos crecido a más de 275 miembros de ambos partidos políticos y de más de 40 estados.  Nuestra diversidad es prueba de que el problema de las armas ilegales trasciende la política divisiva del partidismo y los intereses especiales.  Es un asunto de seguridad pública — pura y simplemente.

“Los alcaldes entendemos esto, ya que somos los que tenemos que lidiar con las consecuencias de las armas ilegales cada día. Es a nosotros a quienes se llama a las salas de emergencia de los hospitales a mitad de la noche.  Y somos nosotros los que debemos hablar en los funerales de los oficiales de policía caídos.  Como alcaldes, tenemos una responsabilidad de hacer todo lo que podamos para evitar que estos crímenes ocurran.  Eso significa una aplicación estricta de la ley y esfuerzos castrenses inteligentes y agresivos.  Pero también significa trabajar para asegurar que aquellos que dejan nuestras cárceles y prisiones no regresen [a ellas].

“Aquí en Nueva York, más de 55,000 hombres y mujeres son liberados cada año de las cárceles de nuestra ciudad, y otros 15,000 regresan a la ciudad desde las prisiones estatales.  Con demasiada frecuencia, ellos regresan a un mundo con oportunidades limitadas, uno al que le importa poco quiénes son ellos lo que ellos están luchando para obtener.  Para ellos, los retos de obtener un empleo, encontrar un hogar y reconectarse con sus familias puede ser abrumador.  Entonces, tal vez no es mucha sorpresa que dos terceras partes de ellos recurren a sus viejos hábitos criminales y acaban volviendo tras las rejas en apenas tres años.

“Tenemos una responsabilidad de reducir esta cifra y ayudar a más de ellos a aprovechar por completo la segunda oportunidad que les ha sido dada.  Desafortunadamente, como todos ustedes saben, este es un asunto al que la mayoría de los políticos tradicionalmente han dado la espalda y continúan descuidando.  Las razones son claras: No es solo un problema complejo.  Políticamente, es una ‘tercera vía’; la gente que deja las cárceles y prisiones no son un electorado poderoso.  Pero nuestra Administración nunca ha temido el asumir los retos más difíciles.

“Es por ello que hemos proseguido nuestra campaña contra las armas ilegales.  Es por ello que estamos reformando un sistema de escuelas públicas que había fallado a una generación de neoyorquinos.  Y es por ello que también estamos trabajando para reducir la pobreza crónica en nuestra ciudad.  Tenemos la intención de llevar este mismo compromiso para ayudar a la gente que deja nuestras cárceles y prisiones, ya que, si el Gobierno federal rehúsa asumir el liderazgo en este asunto de importancia vital, entonces las ciudades deben dar el ejemplo.

“Este es un asunto en el que todos tenemos intereses.  Porque, si alguien que sale de nuestras cárceles y prisiones decide que la única manera en que él o ella pueden sobrevivir es violando la ley de nuevo, entonces la seguridad de todos está en riesgo.  Sin embargo, ayudar a estos hombres y mujeres a reintegrarse a la sociedad es mucho más que un simple imperativo de seguridad pública.  Es también una oportunidad para asestar un golpe contra la pobreza.

“Hace varios años, mi vicealcaldesa de Salud y Servicios Humanos, Linda Gibbs, quien dirigía entonces el Departamento de Servicios para Desamparados (DHS, en inglés) de la Ciudad, estaba luchando con la sobrepoblación en nuestros refugios.  A la vez, mi comisionado para los Departamentos de Corrección (DOC, en inglés) y Libertad Condicional , Martin Horn, luchaba para cerrar la puerta giratoria que lleva a tantos hombres y mujeres de vuelta a las cárceles de donde salieron.  Los dos se reunieron y compararon notas. 

“Lo que ellos descubrieron fue que había una extraordinaria coincidencia en los hombres y mujeres a quienes ellos intentaban servir.  De hecho, cerca del 30 por ciento de la gente en nuestros refugios para desamparados también han estado en nuestras cárceles.  Estos hombres y mujeres también hacen exigencias a nuestras otras redes de servicios sociales.  Ellas son las mismas personas que dependen de nuestra Administración de Recursos Humanos (HRA, en inglés) para cupones de alimentos y subsidios para el alquiler.  Y ellas son las mismas personas que visitan nuestros hospitales públicos y clínicas para recibir tratamiento contra las drogas y cuidado de emergencia.

“Comprendiendo que ninguna agencia u organización podría enfrentar individualmente estos asuntos en una forma efectiva, Linda y Marty reunieron a un equipo de más de 40 agencias municipales, entidades sin afán de lucro, centros de investigación y expertos llamados Discharge Planning Collaboration (“Colaboración para la Planificación de la Libertad”).  Su meta: transformar de manera fundamental los resultados para las personas en las cárceles y refugios.  En los últimos cinco años, este grupo ha trabajado duro para romper las barreras entre nuestros organismos municipales de servicios sociales y justicia criminal — y también entre el Gobierno y la comunidad.  El resultado es un enfoque más coordinado, más integrado para ayudar a la gente que dejan nuestras prisiones y cárceles a reencaminar sus vidas.

“Ahora nuestros esfuerzos empiezan en realidad el día en que las personas entran a las cárceles, con algunos de los programas de reinserción más ambiciosos e innovadores en la nación, operados por nuestro Departamento de Corrección y sus colaboradores locales.  Una parte centras de estos esfuerzos en el programa Discharge Enhancement de Rikers Island, el cual fue lanzado en el 2003, y del cual habló Marty antes esta mañana.

“Ahora, en vez de solo abrir las puertas de las celdas y dejar que la gente se las arreglen por su cuenta, nosotros trabajamos con ellos por adelantado para evaluar sus necesidades y crear un plan para [organizar] dónde irán y qué harán tras salir en libertad.  Si ellos no  tienen un plan, entonces no tienen una oportunidad.  Y es por ello que, el día en que salen en libertad, nosotros también les proporcionamos transporte desde Rikers Island directamente hasta la vivienda o proveedor comunitarios destacado en su plan.  Después, los participantes del programa continúan recibiendo apoyo y manejo de casos por hasta 90 días después de su liberación.

“Hasta ahora, el programa ha proporcionado asistencia a unos 31,000 hombres y mujeres, armándolos con las herramientas y destrezas que ellos necesitan para empezar a llevar vidas honestas, productivas y satisfactorias.  Y nuestros esfuerzos claramente están resultando: Un estudio del John Jay College of Criminal Justice descubrió que los participantes que completaron el programa completo tuvieron una probabilidad 30 por ciento menor que otros participantes de regresar a las cárceles un año después de su liberación.

“El programa Discharge Enhancement de Rikers Island es una parte clave de nuestra estrategia para ayudar a los que han estado encarcelados, y no es el único.  También hemos incrementado nuestras gestiones para ayudar a la gente más vulnerable en nuestra ciudad: aquellas personas que saltan continuamente de nuestras cárceles a nuestros refugios para desamparados.  Estos hombres y mujeres son los mayores consumidores de los servicios más caros de la Ciudad, lo cual significa que ayudarlos es no solo nuestra obligación para con ellos, sino también nuestra obligación con los contribuyentes.

“Es por ello que en el 2006 creamos el programa Frequent Users Service Enhancement (FUSE o 'Mejoramiento de Servicio para Usuarios Frecuentes').  Este está diseñado para gente que ha estado en cárceles y refugios de la ciudad por lo menos cuatro veces durante los últimos cinco años.  Con apoyo de la Fundación Jeht, nuestro programa coloca a los participantes en apartamentos de Sección 8, y luego trabaja para tratar sus problemas con servicios intensivos de manejo de casos.  Hasta la fecha, FUSE ha colocado a más de 100 personas en viviendas, y 90 por ciento de ellas han permanecido en ellas más de un año.

“Otro obstáculo mayor que la gente enfrenta luego de salir en libertad es el reiniciar sus beneficios gubernamentales.  El año pasado, el gobernador Spitzer promulgó una ley propuesta por nuestra Administración que requiere al Estado suspender, en lugar de eliminar, los beneficios de Medicaid para las personas que están encarceladas.  Esto tiene enormes consecuencias para la gente que deja la cárcel, ya que de lo contrario podría tomar hasta 90 días reactivar el Medicaid después de salir en libertad, y eso puede significar el tener que esperar todo ese tiempo para recibir el tratamiento de medicinas u otros servicios médicos muy necesarios.

“A vez, con el respaldo de la Fundación Robin Hood, hemos organizado centros de ‘punto único’ en nuestras cárceles a fin de ayudar a las personas a solicitar otros beneficios públicos mientras están encarcelados, para que los reciban inmediatamente después de su liberación.  También, nuestra Administración de Recursos Humanos está trabajando dentro de nuestras cárceles, ayudando a desarrollar planes para pagar la manutención de menores, lo cual promueve consecuentemente el empleo y la responsabilidad paternal.

“Para algunas personas culpables de delitos menores, tales como robo común o posesión de una pequeña cantidad de drogas, quizás existan sentencias más eficaces que la cárcel.  Por ello hemos creado un programa de custodia diurna como alternativa al encarcelamiento para personas que estuvieron presos por un corto período de tiempo.  Los participantes asisten al programa ocho horas durante tres días, en las cuales son evaluados por trabajadores sociales y enlazados a servicios comunitarios locales que pueden ayudarlos a construir vidas sólidas.

“Actualmente, el programa ha servido a más de 1,200 personas y quienes asistieron los tres días tuvieron una probabilidad 17 por ciento menor de ser arrestados nuevamente en un lapso de cinco meses que quienes no completaron el programa.

“Durante el curso de su labor, Discharge Planning Collaboration ha construido una red increíble de organismos municipales, organizaciones comunitarias e investigadores que son reales expertos proveyendo a la gente que deja nuestras cárceles los servicios y ayuda que necesitan.  Ahora estamos enlazando a los neoyorquinos con estas redes a través del 311 — nuestra línea directa las 24 horas para todos los servicios e información gubernamental.  Cuando alguien recién salido de la cárcel llama al 311 y — por ejemplo — solicita ayuda para encontrar empleo, nuestros operadores trabajarán para atender esa necesidad inmediata, pero también saben preguntar sobre otros problemas que estas personas puedan tener.  En el 2007, el 311 recibió 3,300 llamadas solicitando servicios para excarcelados.  Eso es un aumento de 40 por ciento sobre el año anterior.

“Ayudar a los hombres y mujeres que salen de nuestras cárceles también se ha convertido en una gran prioridad de nuestro Centro para Oportunidades Económicas (CEO, en inglés), que encabeza las iniciativas contra la pobreza de nuestra Administración.  Todos ustedes escucharon hablar a Jeremy Travis al principio.  Él no solo es un experto en reinserciones, sino que además formó parte de mi comisión de pobreza, la cual originó al Centro.  Durante el último año, el Centro ha avanzado más de 30 programas innovadores de largo alcance que juntos han colocado a la Ciudad de Nueva York en la vanguardia de la lucha contra la pobreza.

“Este año, por ejemplo, el Centro está colaborando con nuestro Departamento de Educación (DOE, en inglés) para construir más aulas en Rikers Island y crear incentivos que hagan la asistencia a clases durante la encarcelación igual de atractiva que el realizar un trabajo pagado.  El Centro también está ayudando a asegurar que estos jóvenes continúen su educación después de ser puestos en libertad, con nuevos programas de alfabetización y GED.

“Pero sin duda lo más importante que podemos hacer para ayudar a quienes dejan nuestras cárceles a reconstruir sus vidas y convertirse en miembros productivos de la sociedad es ayudarlos a encontrar buenos empleos.  Un buen empleo provee más que un cheque de pago; proporciona un sentido de orgullo, autoestima, y crea un efecto dominó, dotando a la gente para tomar acción en todos los aspectos de sus vidas.  Claro está, enlazar a ex carcelarios con empleos es un reto particularmente desalentador, ya que las personas con antecedentes penales están entre los más difíciles de contratar en la nación.  Así que, para hacer una diferencia, debemos asegurarnos de que estas personas posean las destrezas que los empleadores quieren.

“En los últimos seis años, nuestro Departamento de Servicios para Pequeños Negocios (SBS, en inglés), dirigido por Rob Walsh, a quien escucharán luego, ha renovado totalmente la forma como ayudamos a los negocios a contratar neoyorquinos, personalizando programas de adiestramiento laboral específicamente para las necesidades de los empleadores.  Ahora estamos trayendo esos mismos elementos a muchos de los programas de reintegración que ofrecemos a los hombres y mujeres que salen de nuestras cárceles.

“Pero asegurar que posean las destrezas adecuadas solamente no aumentará las oportunidades de empleo.  Para ello, también debemos venir a la mesa con una propuesta de negocios que apele directamente a los intereses de los empleadores.  Eso significa mostrarles que los promotores municipales de la fuerza laboral pueden ofrecer gente que están preparadas para ser responsables, fiables, y de confianza.  Y en muchos casos, también significa ofrecer apoyo e incentivos de contrato. Nuestro Centro para Oportunidades Económicas (CEO, en inglés) ha estado trabajando en varios programas que incorporan estas estrategias — y los anunciaremos en una fecha posterior del año.  Permanezcan al tanto.

“La Comisión de Derechos Humanos (CCHR, en inglés) de nuestra ciudad también seguirá persiguiendo a negocios que niegan empleo a personas debido a sus antecedentes penales, algo que es ilegal hacer en nuestra ciudad.

“No podemos garantizar que ninguna de nuestras iniciativas tendrá un éxito rotundo, pero no podemos temer el intentar nuevas ideas y probar nuevas soluciones cuando se trata de nuestros problemas más difíciles de resolver.  Como con todo, mediremos los resultados de nuestros programas y haremos ajustes dependiendo de lo que funcione y lo que no.  Y si nuestros programas no funcionan para nada, entonces trataremos otro enfoque.  No nos rendiremos.  Nuestro compromiso con este asunto y las ramificaciones de este problema — si le damos la espalda — son simplemente demasiado grandes.

“El verano pasado, mientras viajaba en el metro en Downtown, se me acercó un hombre — tan grande como un oso — y me dijo que acababa de salir de la cárcel, pero estaba teniendo problemas para encontrar empleo.  Pude notar su deseo y determinación de empezar de nuevo.  Así que lo referí a uno de nuestros mejores servidores, la Sociedad Fortune.  Hoy, ese hombre tiene casa, trabaja como constructor, y se encamina a un futuro mejor y más brillante.

“Creo que la mayoría de las personas que tienen conflicto con la ley son iguales que él, y están ansiosos de corregir y recobrar sus vidas.  Pero cuando los presupuestos gubernamentales son apretados, los servicios y la ayuda para personas que salen de las cárceles son las primeras cosas en ser reducidos.  Ahora mismo, todos estamos enfrentando presupuestos difíciles — pero no podemos dejar que eso sea un pretexto para nuestra falta de responsabilidad.  No podemos dejar que una vida delictiva se convierta en la opción natural.

“En la última década, al igual que muchas ciudades en toda la nación, Nueva York ha tenido logros increíbles en la lucha contra la criminalidad.  Hemos reducido la delincuencia más de 20 por ciento desde el 2001, y el año pasado tuvimos menos de 500 asesinatos — la cifra de homicidios más baja desde que la Ciudad empezó a mantener registros en los años ‘60.  Nosotros atribuimos la mayor parte de ese éxito a un elevado uso de data sobre los crímenes a fin de enfocar nuestros recursos en las áreas donde la actividad delictiva prevalece más.  Pero hay más que podemos hacer para reducir la criminalidad, y podemos dar el próximo gran paso enlazando la aplicación de las leyes con inversiones — invirtiendo en la gente.

“Ayudar a la gente a dejar nuestras cárceles y reconstruir sus vidas no es solo una inversión en vecindarios más seguros.  Es una inversión en una buena crianza para los hijos, en familias más saludables, en una economía pujante y, sobre todo, en ciudades más fuertes.  Eso es una inversión que no podemos dejar de hacer.  Una vez más, gracias por recibirme esta mañana, y espero que disfruten el resto de esta conferencia.







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