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PR- 062-08
21 de febrero de 2008

EL ALCALDE BLOOMBERG PRONUNCIA DISCURSO ANTE EMPLEADOS DEL BANCO MUNDIAL, “LA CONSTRUCCIÓN DE MEJORES CIUDADES: LA EXPERIENCIA DE NUEVA YORK EN LA TRANSFORMACIÓN URBANA”, EN DÍA DEL SECTOR URBANO DE LA INSTITUCIÓN

A continuación se presenta el texto del discurso preparado para el alcalde Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Me siento profundamente honrado por esta invitación para hablar al Sector Urbano del Banco Mundial.  El trabajo que ustedes realizan en tantas ciudades que están creciendo rápidamente los coloca en el escenario central del drama más importante del mundo.

“Y ustedes deben estar orgullosos de la diferencia que están haciendo para tantos que necesitan ayuda de la sociedad.  Ustedes están realmente en el centro de nuestro mundo que cambia rápidamente.  Este año, por primera vez en la historia de la humanida, los habitantes de las ciudades empezarán a ser la mayoría de la población de la Tierra.  Esta urbanización global representa un cambio sísmico en los asuntos de orden mundial — y está ocurriendo a una velocidad impresionante.  Hace cincuenta años, menos de 100 de las ciudades del mundo tenían poblaciones de un millón o más habitantes.  En diez años, casi 500 ciudades la tendrán.

“Por ejemplo, hace 50 años, China era aún una nación en su mayor parte agraria.  Pero, para mediados de nuestro siglo actual, se espera que hasta tres cuartas partes de la población china viva en ciudades.  Yo estuve ahí hace dos meses, y dos cosas son ciertas: Ellos han realizado un enorme progreso — y ellos tienen asombrosos problemas frente a sí.

“Este crecimiento tan increíble ha puesto nuevas responsabilidades mayores en los hombros de aquellos de nosotros que trabajamos en las ciudades grandes del mundo.  Todos nosotros, en cada país, enfrentamos hoy — diaria y directamente — las consecuencias económicas, sociales y medioambientales del crecimiento urbano explosivo. Además, ahora tenemos que lidiar con las fuerzas de la globalización y el cambio climático.  Y también debemos confrontar el reto de proveer a todas nuestras poblaciones los servicios sociales y de salud que ellas necesitan para crear mejores vidas para sus familias.

“Como ciudadanos del mundo, nuestros deberes son grandes — pero también lo son las oportunidades para construir un mundo más seguro y próspero para todos: un mundo donde todo pueda imaginarse, lograrse — ya sea el acabar con el analfabetismo o el hambre, o detener la epidemia del SIDA, o limpiar el aire, o impedir la corrupción.  El Banco Mundial tiene un rol crucialmente importante que jugar en estas y otras áreas.  También lo tiene Naciones Unidas. También lo tienen los países desarrollados.  Y también lo tenemos todos nosotros los somos suficientemente afortunados como para haver compartido lo que yo describo como el Gran Sueño Americano — un sueño que también encarna las aspiraciones de la gente de todo el mundo.

“Alguna gente duda que las ciudades del mundo sean capaces de enfrentar las tareas ante nosotros.  Yo no.  Una y otra vez, las ciudades han mostrado una capacidad para superar incluso los obstáculos más desalentadores, y para movilizar y maximizar los talentos de nuestra gente.  Hoy, quiero utilizar la transformación de Nueva York como un pequeño ejemplo de lo que puede hacerse — aunque Dios sabe que ustedes ayudan a aquellos con problemas infinitamente más graves simplemente a permanecer vivos.

“En los días inmediatamente después del 11 de Septiembre, mucha gente concienzuda creyó que los días de grandeza de Nueva York estaban contados.  Hubo predicciones serias de que los negocios y residentes huirían totalmente de la ciudad, que nuestra economía nunca se recuperaría, que el crimen se enraizaría nuevamente en nuestra ciudad, y que Nueva York se encaminaba a una espiral irreversible de declive. 

“¿Les suena familiar?  Apostaría que todos ustedes aquí han oído a los detractores y cínicos decirles por qué sus esfuerzos en el Banco Mundial no triunfarán — por que ustedes no pueden triunfar.  Hemos oído lo mismo en mi ciudada.  Pero, en los últimos seis años, Nueva York City ha probado que los detractores estaban equivocados — ¡y ustedes también lo harán!

“¿Cómo?  No hay una sola respuesta, por supuesto — no hay una vereda real hacia el éxito.  Pero creo que cuatro valores que han ayudado a transformar a Nueva York proveen lecciones que son universales y transferibles.  Estos son: aprovechar las fuerzas de la inmigración y la globalización; utilizar el poder de la innovación; instituir una gobernancia rigurosa y responsable, y tener la independencia para enfrentar intereses entrenched cuando estos obstaculizan el camino del progreso.

“Permítanme abundar sobre cada uno de esos valores, empezando con la acogida a largo plazo y continua de la inmigración y la globalización.  Si ustedes quieren saber la mayor diferencia entre Nueva York y las ciudades que nunca se recuperaron de las pérdidas de empleos de los ‘70, tengo una palabra para ustedes: inmigrantes.

“En los últimos 30 años, nuestra población inmigrante ha crecido más de dos veces.  Hoy, 37% de los neoyorquinos — más de tres millones de personas — nacieron en otros países, y más de 70% de ellos han venido a Nueva York desde 1980.  Su ambición, trabajo duro y espíritu empresarial continúan trayendo una vida nueva dinámica a nuestra economía y un espíritu nuevo y fresco a nuestra ciudad.  Los neoyorquinos entienden eso.  Aun después del 11-S, cuando habría sido comprensible para nosotros el tener miedo del resto del mundo, nosotros hemos continuado recibiendo inmigrantes a un ritmo de proporciones históricas.  Y ellos nos han repagado y más.

“Igual de importante que este movimiento global de gente es el rol crecientemente crucial que el capital global juega en la economía de Nueva York.  Nosotros financiamos el desarrollo en todo el mundo — y ustedes ven hoy que otros países invierten en Nueva York.  Internacional — y multi-direccional.

“El poder de la globalización jugó un gran rol en revivir la fortuna de Nueva York en los últimos 30 años, y evitar que cayéramos en una espiral descendente después del 11-S.  Y nuestra historia de éxitos está lejos de ser una anomalía única en el mundo de hoy.  Solo miren lo que han logrado India y China mientras se han hecho más urbanizadas y más re-integradas por completo a la economía global.  Lo que esto nos dice es que las ciudades del mundo enfáticamente no necesitan las nuevas barreras restrictivas de la inmigración o el comercio que muchos líderes políticos quieren erigir, especialmente aquí en los Estados Unidos.

“Las ciudades que esperan triunfar en el siglo 21 no pueden cerrar sus puertas a los trabajadores del mundo más de lo que ellas pueden cerrar sus puestas al capital mundial o las ideas del mundo.  En Nueva York, el libre movimiento global de trabajadores, capital e ideas define nuestro carácter, subyace nuestra prosperidad, y explica nuestra recuperación.

“Lamentablemente, algunos de nuestros líderes nacionales están dando la espalda a esta fórmula para el éxito.  Y, si ellos insisten en devolver a los mejores y más talentosos, y proteger empleos en vez de promoverlos, entonces los tiempos de dificultad económica que estamos empezando a experimentar aquí en los Estados Unidos nos acompañarán por largo tiempo.

“La elección es nuestra — y cada país enfrenta el mismo dilema: ¿Cosechamos los beneficios de la globalización y enfrentamos sus dificultades honestamente, o le echamos la culpa a la globalización y damos la espalda a sus beneficios?  Creo que deberíamos estar trabajando para traer los beneficios de la globalización no solo a los Estados Unidos, sino a las ciudades de todo el mundo donde demasiadas personas permaneces aisladas y empobrecidas — algo que las políticas de préstamos del Banco Mundial pueden ayudar a lograr.

“Uno de los beneficios de la globalización es el cada vez más libre movimiento de ideas — una tendencia que refuerza el segundo valor en el que deseo insistir: el poder de la innovación.  Hay tantas mentes educadas, creativas, brillantes en el mundo de hoy, capaces de crear soluciones innovadoras a muchos — si no a todos los — problemas que nos afligen.  Debemos fomentar este espíritu de innovación y reforzarlo en cada ocasión.

“Nueva York — y también otras ciudades — entienden esto.  Estamos adoptando cada vez más los enfoques innovadores de los demás a nuestros retos compartidos.  Esto es especialmente cierto en dos áreas: la reducción de la pobreza y el cambio climático global.

“En Estados Unidos, hemos estado combatiendo la pobreza con más o menos el mismo arsenal de armas por los últimos 40 años.  ¿Y adivinen qué?  No mucho ha cambiado.  Por ello est tan crucial la innovación que promete romper este ciclo de futilidad.  Hasta ahora, ha habido muy poco discurso de innovación que sea valioso en el ámbito nacional — en nuestro gobierno o en nuestras campañas políticas actuales.

“Pero las ciudades del mundo — incluyendo a Nueva York — no están esperando que otros actúen primero.  Los países de todo el mundo, especialmente en el mundo en desarrollo, están experimentando con programas para combatir la pobreza que hacen añicos a los tabús y desafían la ortodoxia —y algunos de ellos han tenido resultados muy promisorios. 

“Esta es la razón por la que Nueva York se ha convertido recientemente en la primera ciudad de los Estados Unidos en adoptar — a modo de prueba — el tipo de ‘transferencias condicionales de efectivo’ que han tenido éxito en México, Turquía, Brasil, y otras naciones en desarrollo.  Y me complace ver que el primer ministro [Gordon] Brown, de Gran Bretaña, está proponiendo ahora un programa similar para el Reino Unido.  Al ofrecer pagos condicionales de efectivo que pueden alcanzar una tercera parte del ingreso de los hogares, nosotros esperamos motivar a los neoyorquinos de bajos ingresos a permanecer en la escuela, permanecer en sus empleos, y permanecer en curso para superar la pobreza.

“Casi 5,000 familias ahora están inscritas en ‘Opportunity NYC’.  En la actualidad, este programa es financiado privadamente; si se convierte en el éxito que esperamos, invertiremos dinero público en él.  El Banco Mundial ha sido por mucho tiempo un líder apoyando transferencias monetarias condicionales, y quiero agradecer a su personal por colaborar con nosotros a medida que diseñamos y organizamos Opportunity NYC.  Eso incluye, en particular a, Laura Rawlings, de la oficina del banco para la región de América Latina y el Caribe.

“Nueva York y otras ciudades también están compartiendo ideas innovadoras a fin de tratar un asunto igualmente importante: el cambio climático.  En efecto, en muchas ocasiones, las ciudades también están bien al frente de sus gobiernos nacionales en estas áreas.  Por ejemplo, aun cuando nuestro Gobierno nacional no ha ratificado el Protocolo de Kioto, más de 700 ciudades estadounidenses — incluso Nueva York — han prometido cumplir sus estándares. 

“El año pasado, me reuní y hablé con alcaldes de las ciudades más grandes del mundo, desde Londres a Ciudad de México y Beijing.  Reconocemos que, tal como ha escrito Thomas Friedman — columnista del New York Times — sobre el cambio climático, ‘es demasiado tarde para después’.  Así que no esperamos que otros actúen primero.  Más y más, estamos colaborando los unos con los otros, y adoptando las mejores prácticas de todos en áreas que cubren desde el ‘enverdecer’ nuestras calles hasta limpiar nuestro aire.

“La agenda de desarrollo sustentable de Nueva York — llamada PlaNYC — aprovecha las políticas de ciudades alrededor del mundo, desde Berlín a Singapur.  La Ciudad de Nueva York ampliará y fomentará ese intercambio de ideas cuando presentemos por dos días en junio una conferencia internacional de alcaldes sobre el cambio climático y la calidad de aire urbano.

“El Grupo del Banco Mundial ha mostrado su propio liderazgo en el cambio climático, empezando con el ejemplo que han dado al convertirse en una organización ‘neutral de carbono’.  Ahora vuestras prácticas de préstamos pueden respaldar a las ciudades del mundo mientras buscamos también formas innovadoras para reducir nuestras huellas de carbono.

“Pero para ser eficaz, la innovación tiene que ir junto al tercer valor que quiero enfatizar: un gobierno riguroso y públicamente responsable — un gobierno que sea transparente, eficaz, y que tome decisiones basadas en datos.  Hay un dicho: ‘En Dios confiamos.  Los demás, traigan datos’.  He hallado que, en los negocios y el gobierno, esas son buenas palabras a seguir.

“En la Ciudad de Nueva York, no solo usamos data para tomar decisiones, lo hemos hecho transparente — a fin de que el público pueda ver donde yacen los problemas.  Por ello, por ejemplo, hemos empezado a calificar a nuestras 1,500 escuelas públicas — a las escuelas, no solo a los niños — para que los padres sepan cómo se comparan las escuelas de sus hijos con otras escuelas.  Si sus niños asisten a una escuela que está fracasando, ¿gritarán y chillarán hasta que las cosas mejoren?  ¡Deberían!  Y ese es exactamente el punto.

“La información recogida en forma precisa, transparente y continua también es importante al decidir cuándo y cómo usar los recursos escasos más eficazmente.  La seguridad pública es un buen ejemplo.  En el 2007, la Ciudad de Nueva York tuvo menos homicidios de los que habíamos visto en cualquier año desde 1963 — cementando nuestra imagen en el título de ‘la ciudad grande más segura de Estados Unidos’.

“Hemos hecho eso trazando persistentemente las tendencias delictivas y desplegando más policías adecuadamente.  Y hemos hecho eso aun cuando nuestra fuerza del orden ha disminuido en unos 5,000 oficiales en los últimos seis años, y aun cuando el Departamento de Policía ha asumido extensas y nuevas responsabilidades de inteligencia y contraterrorismo a raíz del 11 de Septiembre.

“En las ciudades estadounidenses, al igual que en la comunidad global en desarrollo, algunas personas les dirán que la solución a cualquier problema es fácil: Más dinero.  Pero, en Nueva York hemos aprendido que, aunque más dinero siempre es mejor, también es posible hacer más con menos.

“Podemos abordar los problemas más eficazmente con análisis rigurosos y un enfoque de alta responsabilidad; identificando las comunidades en alta necesidad; impulsando los recursos hacia ellos; y haciendo a los trabajadores de primera línea responsables por el éxito.  Un gobierno con esta rigurosidad y responsabilidad nos permité también dirigir fondos que de otro modo se desperdiciarían en inversiones de infraestructura que nuestras crecientes ciudades necesitan.

“Para citar solo un ejemplo: Estamos ahora en camino a completar un tercer túnel de abastecimiento de agua que es vital para el futuro de Nueva York.  Es un proyecto que se había suspendido y aplazado por más de 30 años — en gran parte debido a que cada vez que la economía se desaceleraba, la salida políticamente fácil era recortar gastos de infraestructura mientras se mantenían los gastos en programas populares.  Esta clase de enfoque no solucionará los problemas que tenemos que resolver.  A través de un Gobierno responsable, hemos mostrado que es posible mantener y hasta mejorar los servicios básicos, a la vez que invertimos en el futuro de la Ciudad.

“Por último, permítanme hablar sobre el cuarto valor que quiero enfatizar: independencia política.  Al reformar nuestras escuelas, reinventar nuestros servicios sociales en área tras área, hemos estado dispuestos a tocar los tan llamados asuntos del ‘tercer camino’ que otros han evitado.  La razón, bien sencilla, es que la independencia política de nuestra Administración nos ha permitido encargarnos de intereses creados, y dejar que las fichas caigan donde caigan.

“He descubierto que, cuando uno hace esto, los votantes — aun cuando no estén de acuerdo con uno en todo — te respetarán, porque saben que estás tomando decisiones basadas en los méritos, no en los sondeos o partidiarismo o cálculos políticos.

“Un buen ejemplo de cómo hemos sido independientes — y uno con implicaciones globales — tiene que ver con la mayor causa individual de muertes evitables en todo el mundo: el cigarrillo.  En los últimos seis años, la Ciudad de Nueva York ha sido muy pro-activa contra el hábito de fumar — a menudo frente a la oposición rígida y que se hace oír.

“Hemos alzado los impuestos al cigarrillo, lanzado campañas integradas de información púbica, incrementado programas para dejar de fumar, y prohibido fumar en lugares públicos, incluyendo restaurantes y bares.  Y si quieren una experiencia formadora de carácter, les sugiero que hagan eso, y luego marchar en un desfile del Día de San Patricio que pasa frente a los bares locales.  ¡Se sorprenderán de cuántos saludos recibirán!

“Pero déjenme decirles, esta es un área donde la independencia política — la voluntad de luchar contra los intereses creados — verdaderamente ha funcionado.  En los últimos seis años hemos reducido el fumar entre los neoyorquinos adultos un 20%, y entre los jóvenes, un 52%.  Eso se traduce en un cuarto de millón menos de fumadores, millones sin contar (a largo y corto plazo) en dinero ahorrado en costos médicos, y aun más importante, en vidas salvadas.

“Ahora necesitamos escribir la misma historia de éxito en todo el mundo.  Y para hacer eso, se necesita la ayuda de ustedes apoyando a la ciudad y a los líderes que están dispuestos a mostrar independencia política frente a los poderosos intereses creados que promueven el uso del tabaco.  Como quizás sepan, los países subdesarrollados ya son responsables del 70% del consumo de cigarrillos.  Y las compañías de tabaco están incrementando su mercadeo en el mundo en desarrollo.

“Tal como dijo The Economist recientemente, ‘La industria del tabaco está enviciando al mundo pobre antes de que los gobiernos puedan responder’.  A no ser que respondamos, el resultado será una calamidad de salud pública: Mil millones de muertes prematuras — de cáncer, ataques y enfermedades del corazón — en este siglo, muchos de ellos en las ciudades donde ustedes trabajan.

“En respuesta, mi fundación respaldó un reciente estudio de la Organización Mundial de Salud sobre los hábitos y políticas del cigarrillo en 179 países diferentes.  Si queremos que los países cambien sus políticas, primero tendríamos que revisar el problema.  Ese es solo el primer paso de lo que va a ser una larga batalla a pelear en muchos frentes.  Pero como la Ciudad de Nueva York ha mostrado, esta es una batalla que se puede ganar — una a la que también deben unirse ahora las demás ciudades y naciones del mundo.  Nuevamente, les pido que me acompañen en este esfuerzo.

“Globalización, innovación, gobierno responsable, liderazgo independiente: Cada uno de ustedes, en sus trabajos en ciudades alrededor del mundo, tiene la oportunidad de acoger estos valores.  El siglo XXI verá un mundo cada vez más urbano — en cada continente de nuestro planeta.  Ahora nos toca a nosotros asegurar que los residentes de las ciudades del mundo disfruten un futuro más seguro, saludable, y más tranquilo.

“Cada generación, a su modo, enfrenta el reto de ampliar el espacio de la felicidad humana y abrir nuevas vistas de la posibilidad humana.

“Cuando hablamos sobre ‘construir mejores ciudades’ en nuestro mundo, eso es verdaderamente lo que está en juego.  Tenemos el conocimiento, los recursos, ¡y creo que todos tenemos la voluntad!

“Quiero agradecer a cada uno de ustedes en el Grupo del Banco Mundial por trabajar para enfrentar este reto.  Buena suerte a todos — que sus esfuerzos aquí, y en las ciudades de todo el mundo, sean coronados con el éxito”.







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