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PR- 256-07
25 de julio de 2007

EL ALCALDE BLOOMBERG HABLA ANTE CONFERENCIA ANUAL DE LA LIGA URBANA NACIONAL

A continuaciĆ³n se presenta el texto preparado para el discurso del alcalde Bloomberg. Por favor confirme con el discurso final.

“Buenas tardes.  Gracias, Marc, por la invitación para acompañarles aquí hoy.  Y también quiero dar gracias a Darwin Davis, presidente de la Liga Urbana de Nueva York (New York Urban League, en inglés), por todo su buen trabajo en casa.  Su predecesor, Dennis Walcott, es mi vicealcalde de Educación y Desarrollo Comunitario, y cuando me postulé por primera vez para alcalde en el 2001, conocí a Dennis en la ruta de campaña y tomé prestado — Dennis diría que ‘robé’ — su alfiler de la New York Urban League.  Y desde entonces lo he estado usando.

“Es un honor estar aquí para ayudar a dar inicio a la conferencia anual de la Liga Urbana Nacional.  La Liga Urbana ha estado fuerte por 96 años, lo cual la hace dos años más joven que mi madre.  Y tiene casi la misma energía.  Pero, con toda la energía y vitalidad de esta organización, y con toda la gente que vive en ciudades en este país, y con todos los votos que depositamos el Día de las Elecciones, ustedes creerían que el Gobierno federal se enfocaría en tema por los que se preocupa la Liga misma, y daría pasos audaces.  Ustedes lo creerían. 

“Pero, cuando se refiere a los temas más importantes que casi todas las ciudades enfrentan — el crimen, la vivienda, la pobreza, el medioambiente —, Washington se toma demasiado tiempo — y, en algunos casos, camina al revés.  Por ello, más y más ciudades — muchas de ellas ciudades de la Liga Urbana — han estado tomando la delantera en estos temas nacionales, y en ningún caso es esto más cierto que en el de la educación.

“El próximo año es el 25to aniversario de la publicación de ‘A Nation at Risk’ (‘Una Nación en Riesgo’), el histórico estudio que mostró cómo los estudiantes estadounidenses estaban quedando detrás de los de otras naciones — y las consecuencias que enfrentaríamos si eso continuaba.  Bueno, eso continuó — y se puso peor.  Mucho peor.  Hoy, nuestras escuelas están más atrás de lo que estaban hace 25 años — aun cuando hemos duplicado los gastos de educación en las últimas décadas.  Si ustedes h hicieran eso con su 401(K) o su fondo de pensiones, ¡trabajarían el resto de sus vidas y morirían en la quiebra!

 “En muchas ciudades, incluyendo en Nueva York, el dinero fue malgastado por políticos e intereses especiales que protegieron sus propios empleos primero, y se preocuparon por el aprendizaje en las las aulas después.  Una generación de estudiantes pagó un precio terrible, y enfrentemos los hechos: Ningún grupo de niños pagó más que los africano-americanos.

“Hoy, los estudiantes negros y latinos de 12mo grado — quienes deberían estar leyendo catálogos universitarios — están leyendo al mismo nivel que los estudiantes blancos de 8vo grado.  Y un porcentaje chocantemente algo de estudiantes negros y latinos de 4to grado — quienes deberían estar leyendo a Harry Potter — no pueden ni siquiera leer un libro sencillo para niños.  Esto no es sólo inaceptable — es vergonzoso.  ¡Whitney Young Jr. debe estar revolteándose en su tumba!

“Henos aquí en el mejor país de la tierra — hogar de las mejores universidades en el mundo.  ¿Es esto realmente lo mejor que podemos hacer? De ninguna manera. Somos mejores que eso.  Pero permítanme decirles algo.  Permítanme decirles exactamente de quien es la falta.  De nosotros. Eso es correcto.  Nosotros somos los que debemos ser culpados.  Y he aquí por qué: Los políticos nos han complacido al vendernos la idea de que todo lo que necesitamos es más dinero y clases más pequeñas — y nosotros lo hemos creído.  Ellos nos han dicho perogrulladas y lemas baratos en vez de soluciones reales — y nosotros lo hemos creído.  Quien sea que esté en el poder, ellos han señalado al otro partido cuando nada mejora — ¡y nosotros lo hemos creído!

“Si realmente queremos mejorar la educación que nuestros niños reciben, y cumplir la promesa del movimiento de Derechos Civiles, tenemos que ponernos de pie y decirles: ‘¡No más!’ No más complacencia con los intereses especiales.  No más miedo de los asuntos difíciles.  Y no más excusas por el fracaso.  ¡No lo estamos creyendo!

“Ese es el enfoque que hemos tomado en Nueva York — y cuando asumí el cargo en el 2002, ciertamente teníamos nuestro trabajo preparado para nosotros.  El sistema escolar — con 1.1 millones de estudiantes — el último caso de estudio en mala administración: Todo el mundo tenía poder, pero nadie estaba a cargo.  Y así, el sistema estaba definido por la parálisis, el clientelismo y la corrupción.  Empezamos nuestras reformas llegando a la raíz del problema — ganando control del sistema escolar y aboliendo la averiada Junta de Educación.  Redirigimos dinero fuera de la burocracia y directamente hacia las aulas.  Y recortamos significativamente el costo de la construcción de escuelas.

“Ampliamos la semana escolar en 150 minutos — que son unos 15 días adicionales al año.  Pusimos coordinadores de padres en cada escuela, para que los padres siempre tuviesen a alguien a quien recurrir, 24 horas y 7 días a la semana, en vez de recurrir a los políticos, quienes poco les importa si uno no es uno de sus partidarios.  Mejoramos la seguridad y la disciplina, que es un sello distintivo de cualquier escuela buena — y hemos aplicado la prohibición de equipos electrónicos como los asistentes personales (PDAs, en inglés), iPods y teléfonos celulares.  A la escuela se viene a aprender, ¡no a jugar juegos o a enviar mensajes de texto!

“Para motivar a más estudiantes a empezar a prepararse para la universidad, hemos empezado a pagar el cargo para que todos los estudiantes de 10mo y 11mo grados tomen el PSAT, que nos ha permitido incrementar sustancialmente el número de estudiantes negros y latinos que toman el examen.  Hemos duplicado la cantidad de escuelas públicas independientes (‘charter schools’, en inglés).  Y hemos repartido escuelas secundarias que fallaban en escuelas más pequeñas donde los estudiantes consiguen más atención individual.

“Las tasas de graduación han pasado desde menos de 40% en las escuelas secundarias viejas y grandes a más de 70% en las nuevas secundarias pequeñas.  Y, en toda la Ciudad de Nueva York, en los últimos cuatro años las tasas de graduación han subido cerca de 20%.  Las calificaciones de las pruebas de 3er a 8vo grados han subido 10 puntos en lectura, y más de 20 puntos en matemáticas — y las mejorías en los chicos negros y latinos en matemáticas han sido dos veces mayores que las de los chicos blancos y asiáticos.

“Todavía nos falta mucho por hacer, pero finalmente estamos logrando progreso real — y no estamos cejando.  Continuamos enfrentando los retos difíciles y atendiendo las inequidades históricas — y permítanme darles dos ejemplos rápidos.

“Primero, por décadas, las fórmulas de financiamiento escolar han favorecido a algunas escuelas sobre otras — debido a la política, por supuesto.  Estamos poniendo fin a eso, relanzando la fórmula para que esta se base en el número de niños que asisten a una escuela y sus necesidades diversas.  ¡Eso es simplemente justicia elemental!  Nadie puede discutir el principio de esto, pero no faltaron políticos e intereses especiales que pidieron más estudios y demoras interminables.  Pero nuestros niños no pueden costear la espera — y, en la Ciudad de Nueva York, no vamos a esperar. 

“Segundo, hemos ampliado los cursos de Colocación Avanzada y programas para estudiantes dotados y talentosos para comunidades que nunca los tuvieron.  La ausencia de estos programas de enriquecimiento en las escuelas que sirven a estudiantes negros y latinos era un ejemplo perfecto de la intolerancia suave de las bajas expectativas.

Debemos esperar lo mejor de los mejores estudiantes — de cada raza.

“Y debemos esperar el éxito de cada uno de los estudiantes — y hacer que las escuelas y maestros rindan cuentas por ayudarlos a alcanzarlo.  La responsabilidad, como el financiamiento justo, es una idea básica con la que todos concuerdan — en principio.  Pero, una vez más, cuando es hora de ponernos en camino, demasiados políticos se caen del vagón.

“Permítanme darles un ejemplo.  Por décadas, la Ciudad de Nueva York toleró la práctica de la promoción social, donde estudiantes son promovidos aun si no han aprendido lo que necesitan para triunfar en el próximo grado.  Esto condenaba a los niños a caer más y más atrás.  Entonces dijimos ‘¡No más!’  Anunciamos que aplicaríamos estándares mínimos y, para ayudar a los estudiantes con problemas, ofreceríamos ayuda extracurricular adicional y en los sábados.

“Los padres saben que establecer expectativas — y aplicar las reglas — es esencial.. No es diferente en nuestras escuelas.  Y sin embargo, la mayoría de los funcionarios electos, líderes sindicales e incluso algunas juntas editoriales nos enfrentaron con uñas y dientes.  Ellos querían más demoras y estudios — cualquier cosa menos acción.

Pero no cejamos ante la política — eso no es liderazgo.  Y, cuando los nuevos estándares de promoción probaron ser exitosos y más estudiantes los alcanzaron, el sistema se dio vuelta.

“Esa experiencia muestra cómo el cambio real requiere agallas — y la independencia — para retar los intereses enraizados.  Y la verdad es que la única forma que vamos a cambiar la situación actual es si tenemos la voluntad de asumir un asunto que demasiados políticos temen: Encontrar formas de que rindan cuentas no solo los estudiantes, sino también los maestros y directores, por el aprendizaje en las aulas, y por llevar los maestros y directores más efectivos a las escuelas que más los necesitan.

“Todas las investigaciones dicen que el factor más importante para determinar el éxito de un niño en el aula no es el tamaño de las clases o niveles de financiamiento, sino la efectividad del maestro.  Los estudios han mostrado que, si nuestros maestros más efectivos enseñaran en nuestras escuelas de peor desempeño, podríamos cerrar la brecha de logros.  Sin embargo, tenemos una situación donde los estudiantes de mejor rendimiento tienen los maestros y directores más efectivos, mientras los más necesitados están atascados con los menos efectivos.  Y no tengo que decirles, son los estudiantes negros y latinos quienes pagan el precio más alto.

“Tener maestros eficaces en las escuelas que más los necesitan es la próxima frontera de la reforma educativa — una que hemos temido encarar por muco tiempo. Y, creo que es lo más inconcluso de la labor que Thurgood Marshall y muchos otros empezaron hace todos esos años.  ¿Cómo lo hacemos?  Bien, creo que empieza con una idea muy simple: Tratar a los maestros como los profesionales que son.  Permítanme explicar qué quiero decir con eso.

“Creo que todos estaríamos de acuerdo en que, en todas nuestras ciudades, muchos de los maestros y directores realizan una labor admirable — y que hace una gran diferencia.  Yo crecí asistiendo a escuelas públicas, y recuerdo a ciertos maestros — como el Sr. Lally, mi maestro de historia de secundaria — que realmente hacían que las materias cobrasen vida.

“Los maestros que conocí en toda la Ciudad de Nueva York son inteligentes, trabajadores, estimulantes y apasionados con los niños.  Necesitamos un sistema que mantenga a estas personas especiales en las escuelas de la ciudad.  Respetar su ardua labor y desencadenar sus talentos donde más se necesitan.

“Muchos de ustedes en esta sala trabajan o han trabajado en el sector privado.  Saben como atraer y retener la mejor gente.  Hacerlos sentirse respetados.  Y conseguir lo mejor de ellos.  Les pagan más, les dan incentivos para que acepten los retos más difíciles y triunfen.  Y los hacen rendir cuentas por los resultados.  Y a los que no rinden según los estándares — los dejan ir.  Eso es Administración 101, y es la manera como tratamos a todos los profesionales — excepto en nuestras escuelas.

“En muchos sistemas escolares, los maestros experimentan sueldos bajos, rígidas escalas salariales, cero reconocimiento al talento, no incentivos para el éxito y ninguna responsabilidad por el fracaso.  Esta clase de sistema de empleo no funcionó en la Unión Soviética, y ya es hora de que admitamos que no está funcionando en nuestras escuelas.

“En la Ciudad de Nueva York, hemos trabajado para confrontar esta realidad — y para asegurar que haya en cada aula un maestro eficaz —, dando varios pasos importantes para tratar a maestros y directores como los profesionales que son.

 “Primero, hemos aumentado el salario de los maestros en 43%, lo cual nos ayuda a atraer los mejores y más brillantes.  Ahora, los maestros superiores pueden ganar más de $100,000.  Segundo, para atraer a maestros más eficaces a las escuelas más necesitadas, negociamos con el sindicato de maestros para crear un “programa de profesores titulares” que paga a algunos de nuestros maestros $10,000 extra para enseñar en nuestras escuelas de menor rendimiento.  Estamos ofreciendo a los directores un programa de incentivos aún más generoso: $25,000 para que dirijan escuelas de bajo rendimiento.  Y tercero, también estamos ofreciendo un bono de contrato de $15,000 para maestros de matemáticas y ciencias — ya que más y más maestros especializados en matemáticas y ciencias están optando por trabajos de mejor paga en el sector privado, dejando a las escuelas con una escasez severa en estas materias críticas.

“Estos tres incentivos financieros — junto con todas nuestras otras reformas — nos han ayudado a elevar drásticamente el número de solicitantes de empleo y nuestras tasas de retención. Los críticos de los bonos dicen que los educadores no están interesados en el dinero.  Es cierto.  Pero no podemos esperar que tomen decisiones profesionales basadas solamente en el desinterés.  ¡Tienen familias que alimentar e hijos que educar hasta la universidad! 

“Así que dejemos de pretender que ofrecer incentivos financieros a maestros de alguna manera disminuye sus motivos.  ¡Es ridículo! Deberíamos ofrecer incentivos a maestros y directores no solo para que acepten las misiones más difíciles y completen necesidades especiales, sino que además para obtener de sus estudiantes los mejores resultados posibles.

“En Nueva York, el contrato que acabamos de negociar y firmar con el sindicato de directores les ofrece un bono de $25,000 por lograr metas de rendimiento. Nos gustaría otorgar a los maestros un trato similar — pero, por el momento, no hemos podido convencer al sindicato de que lo acepte.

“Entiendo sus preocupaciones — no es fácil evaluar la eficacia de un maestro, y las pruebas estandarizadas no presentan el cuadro completo.  Pero si ponemos datos sofisticados sobre los logros estudiantiles junto a las evaluaciones de directores y compañeros, no existe razón alguna para que no podamos crear un proceso de revisión justo.

“En Nueva York, estamos construyendo el sistema de data más sofisticado del país, que nos permitirá enfocarnos en cuan bien está aprendiendo cada estudiante individual.  Y nos permitirá empezar a calificar a cada una de las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York — las l 1,400 escuelas — desde A hasta F, empezando este invierno.  Eso significa que los padres podrán ver cómo están respondiendo las escuelas de sus hijos — y compararlas con otras. 

“Se adiestrará a directores y maestros en el uso de data para identificar las necesidades de cada estudiante y mejorar los resultados.  La informática ha revolucionado el sector privado, pero el sector público apenas empieza a ponerse al día.  Debemos recordar las palabras del líder ejecutivo que dijo ‘En Dios confiamos.  Los demás traigan data’.

“Me alegró oír que el senador Obama se convirtió recientemente en el primer candidato presidencial demócrata en ofrecer al menos un respaldo modesto a la idea de pagar bonos a los maestros.  Ahora mismo, pagamos a los maestros solo en base a su longevidad y créditos educativos — a pesar de que la evidencia muestra que los créditos educativos tienen muy poco que ver con el aprendizaje real del estudiante.  Sólo piénsenlo: ¿Por qué un buen maestro con una Maestría y cuyos estudiantes alcanzan grandes logros debería ganar menos que un maestro mediocre con un Doctorado y cuyos estudiantes no logran progreso?  ¡No tiene sentido!

“Enfocarnos en cuan bien están los estudiantes aprendiendo realmente nos permitirá dar otros dos pasos críticos: reformar el proceso de nombramiento de profesores titulares, que en la actualidad es casi automático. Y reformar el proceso por el cual los maestros pueden ser despedidos, lo que actualmente es casi imposible.

“Cuando un maestro está próximo a su nombramiento como titular, a menudo las preguntas son: ¿Vino a trabajar todos los días? ¿Abarcó el plan de estudios?  ¿Le cae bien a la gente?  Pero no se hace la única pregunta que en realidad cuenta: ¿Están sus estudiantes aprendiendo lo que deberían? Muchas veces, la respuesta es ‘sí’.  Pero si la pregunta es no, ese maestro no debería ser nombrado profesor titular.

“Y cuando los estudiantes de un profesor titular no están aprendiendo, los directores — después de un proceso de apelación razonable — deberían tener la autoridad de despedir a ese maestro.  Ahora mismo, ese proceso de apelación es todo menos razonable.  Es una pesadilla.  Por ello, muchos directores ni siquiera se preocupan de eso y — una vez más — quienes sufren son nuestros niños.

“En la Ciudad de Nueva York, hemos empezado a dar los primeros pasos hacia la reforma de los profesores titulare, pidiendo a los directores que evalúen cada trayecto de los profesores titulares para que ese nombramiento sea otorgado a quien lo merece, y no a quien no tiene derecho.  Pero, para inyectar algo de sensatez al proceso de despido de maestros malos y pagar bonos a los maestros altamente eficaces, necesitamos la aprobación de los sindicatos.  Eso no ha sido fácil en Nueva York — o en cualquier otro lugar.  Y seré honesto: No estoy seguro de que lleguemos ahí sin el respaldo del Gobierno federal.

“Así que me gustaría ofrecer una idea, y espero que la lleven a sus comunidades: Cuando la ley ‘No Child Left Behind’ (NCLB) necesite re autorización, habrá muchas cosas que necesitarán arreglo — incluyendo su falta de fondos.  Los políticos adoran hablar sobre esta falta de fondos — porque es fácil.  Pero no quieren hablar de la parte difícil: ¿Cómo aseguramos que cualquier dinero nuevo resulte verdaderamente en logros estudiantiles más altos?

“Creo que, como parte de la próxima versión de NCLB, el Gobierno federal debería comprometerse a un aumento significativo de nuevos fondos federales, incluso un salario más alto para los maestros — pero las ciudades y estados solo podrían recibirlos si empiezan a ejecutar las reformas que he esbozado hoy: Bonos de pago para maestros y directores eficaces, y para los que sirven en las escuelas más difíciles, así como la reforma de los sistemas de profesores titulares y rendición de cuentas, incluyendo un proceso racionalizado para despedir a maestros ineficaces.

“Si hacemos eso, en pocos años podríamos tener los maestros más eficaces trabajando en las escuelas de mayor necesidad.  Más maestros de matemáticas y ciencias de alto nivel.  Más de los mejores y más brillantes trabajando en las escuelas de la ciudad — y menos maestros débiles perjudicando el futuro de nuestros niños.  Entonces podemos dejar de hablar acerca de cerrar las brechas de logros entre las razas, y en efecto cerrarlas. 

“Podemos dejar de hablar sobre nuestros estudiantes alcanzando el nivel del resto del mundo, y hacer que realmente los alcancen.  Y podemos dejar de hablar sobre la igualdad de oportunidad del movimiento de Derechos Civiles, y convertirla realmente en realidad. Podemos hacer todo esto — si todos ustedes ayudan a encabezarlo.

“Marc, tú y tus afiliados representan el cambio vanguardista.  El estatus quo es simplemente inaceptable.  No hay niños de segunda clase — ¿por qué debe haber escuelas de segunda clase?  ¿Por qué debemos seguir con un sistema que ayuda a relegar a nuestros niños al fracaso, la prisión o la muerte?  Tenemos que decir ¡‘Basta’! — y tenemos que empezar por dar a nuestros niños la oportunidad y apoyo que es suyo por derecho.

“La generación anterior luchó y murió para que ellos tengan ese derecho — pero depende de nosotros el darlo.  Vamos a trabajar”.







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