Formato Amistoso con la Impresora Envíe a un Amigo


PARA SU DIVULGACIÓN INMEDIATA
PR- 176-06
25 de mayo de 2006

DISCURSO A LOS GRADUANDOS DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD JOHNS HOPKINS EN BALTIMORE, MARYLAND

Buenas tardes. Gracias, Dr. Miller, por esa amable introducción y por este maravilloso reconocimiento.

Me han dado reconocimientos especiales antes, pero recibir un doctorado honorario de parte de verdaderos doctores frente a futuros doctores es la mayor - y acaso la mejor - noticia que mi madre haya recibido jamás. Considerando el anémico récord académico que acumulé durante mis años de estudio aquí en Hopkins, esto realmente reafirma mi creencia de que todo es posible en la vida y en JHU.

Permítanme comenzar mis palabras esta tarde asegurándoles dos cosas.

Primero: Seré breve. Y segundo: no voy a tocar la guitarra o a cantar "A mi manera" como escuché que hizo el orador invitado el año pasado. No es que haya algo malo en ello, pero creo que ustedes, los que se gradúan, ya han sufrido bastante castigo para obtener sus títulos… y por razones humanitarias, no haré nada más en este sentido.

Sin embargo, antes de ofrecerles algunas palabras sabias e indispensables a ustedes, quiero decir algo sobre otro grupo importante. Estoy hablando de los padres que están sentados ahí afuera esta tarde, sonriendo con orgullo y ni siquiera pensando en lo que cuesta llegar a este día - o lo que sucede si ustedes se convierten en profesores y tienen que volver a vivir en sus casas para llegar al fin de mes. Por ello, vamos a darles un gran aplauso - ¡ellos se lo merecen!

Ahora, como todos los buenos científicos, he realizado algunas investigaciones al prepararme para esta ocasión. Y he aprendido mucho sobre los distinguidos graduandos de hoy. He aquí lo que averigüé:

Algunos de ustedes practicarán medicina o realizarán investigaciones; otros administrarán restaurantes mexicanos de lujo en Federal Hill.

Algunos tomaron anatomía con el doctor Rose; otros realmente disfrutaron la anatomía con el doctor Rose.

Algunos de ustedes han estudiado aquí por cuatro años; otros tienen seis, siete u ocho - ¡y creo que un recipiente de un PhD. en Medicina empezó justo cuando construyeron el Domo!

Todos ustedes, sin embargo, compartieron algunas experiencias:

Esas clases de primer año en los hermosos confines sin ventanas del sótano de madera del edificio de Ciencias Básicas.

Las glamorosas y nutritivas cenas para llevar de "Taste of China."

Y se que todos ustedes comparten una profunda satisfacción personal en el sentido de que, sin importar lo que sea que suceda en sus vidas como profesionales, es probable que no tengan que volver a vivir jamás en Reed Hall.

Pero ustedes también comparten algo bien serio. En realidad, dos cosas. Cada uno de ustedes han sido imbuidos profundamente con dos importantes principios como resultado de su asociación con esta increíble institución: Una inquebrantable lealtad al poder de la ciencia y un profundo compromiso de usar ese poder para ayudar a la gente. Y esto es algo bueno porque, hoy más que nunca, estos dos conceptos fundamentales están siendo ignorados o atacados.

Hoy estamos viendo cómo cientos de años de descubrimientos científicos son desafiados por gente que simplemente ignora los hechos que no están de acuerdo con sus agendas. Algunos lo llaman "pseudo-ciencia", otros lo llaman "ciencia basada en la fe", pero cuando uno se da cuenta del lugar donde tiende a ocurrir esta negligencia, bien podría llamarse "ciencia política".

Se puede ver a la "ciencia política" trabajando en asuntos relacionados con el calentamiento global. A pesar de una unanimidad casi total en la comunidad científica, existe ahora un movimiento ? dirigido por ideología y economía a corto plazo ? que busca ignorar la evidencia y desacreditar la realidad del cambio climático.

Se puede ver la "ciencia política" trabajando en temas relacionados con la investigación sobre las células madre. A pesar de su potencial, el gobierno federal ha restringido el financiamiento para crear nuevas líneas de células, simplemente poniendo la carga de cualquier investigación futura en los hombros del sector privado. La responsabilidad más básica del gobierno, no obstante, es la salud y el bienestar de su gente, por lo que tiene un deber de impulsar investigaciones científicas apropiadas que podrían salvar las vidas de millones de personas.

La "ciencia política" no conoce límites. ¿Hubo algo más inapropiado que ver a la ciencia política tratando de superar a la ciencia médica en el caso de Terry Schiavo?

Y nubla la razón el hecho de que, casi dos siglos después de Darwin (y 80 años después que John Scopes fue juzgado), este país todavía esté debatiendo la validez de la teoría de la evolución. En Kansas, Mississippi, y en otros lugares, los distritos de escuelas están ahora proponiendo enseñar el "diseño inteligente" ? que en realidad es solo otra forma de nombrar al creacionismo ? en las clases de ciencias junto a la evolución. ¡Piensen en eso! Esto no solo devalúa la ciencia, sino que abarata la teología. A la vez que condena a estos estudiantes a una educación inferior, afecta en última instancia sus oportunidades profesionales.

El lema de Hopkins es 'Veritas vos liberabit' ? "la libertad os hará libres" ¡no es "serán libres para crear la verdad!" Siempre me he preguntado cuál ciencia eligen esos legisladores que crean sus propias verdades cuando sus familias necesitan un tratamiento médico que salve sus vidas.

Sin duda alguna, la ciencia ? la esencia misma de lo que ustedes han vivido y respirado en estos últimos años - está siendo duramente probada. Pero lo interesante es que no es la primera vez que los graduados de la Escuela de Medicina enfrentan un reto similar. Cuando la institución fue fundada hace más de un siglo, la medicina era dominada por médicos ineptos y mal entrenados. En ese mundo, Johns Hopkins y sus graduandos se convirtieron en un faro de verdad y confianza, y ayudaron a revolucionar el campo. 

Hoy, en sólo unas horas cada uno de ustedes evocará ese mismo respeto ? y con él, también cargarán la misma responsabilidad: Defender la integridad y el poder de la ciencia.

Ahora bien, el segundo ideal que les ha sido inculcado a ustedes por Hopkins es un compromiso de usar la ciencia para ayudar a la gente. Esto es cierto en la Escuela de Medicina y cierto a lo largo de la calle Wolf y las Escuelas de Salud Pública y Enfermería. De hecho, es un llamado que se encuentra en la esencia misma de todo el campus del este de Baltimore.

Cuando Johns Hopkins desarrolló los principios originales por los que debe operar el hospital, decretó específicamente que debería "tratar a los enfermos indigentes de la ciudad… sin importar su sexo, edad o color".

Que la meta de cada médico y científico sea usar el conocimiento para mejorar las vidas de otros puede sonar obvio, pero no puede tomarse más en vano. Miren algunas de las recientes políticas médicas y científicas de los gobiernos estatal y federal, y luego díganme que, en todos los casos, el objetivo final es siempre ayudar al paciente. ¡Yo no lo creo!

Yo trabajo en el nivel municipal, enfrentando problemas reales del mundo y prestando servicios reales. Tenemos que dar la mayor prioridad al cuidado y tratamiento de nuestros vecinos. No podemos dejar que la ideología interfiera con la verdad.

Hemos seguido una agenda revolucionaria construida sobre hechos, y nos hemos comprometido con aquellos que más lo necesitan. Un programa para pacientes que se preocupa por los resultados, no los ingresos. Permítanme darles algunos ejemplos:

Hemos enfrentado al tabaco - el mayor homicida del país - aumentando los impuestos a los cigarrillos, realizando campañas publicitarias impactantes, ayudando a los fumadores a dejar el hábito, y prohibiendo fumar en bares, restaurantes y otros lugares de trabajo.

Hemos enfrentado el SIDA concentrándonos en reducir las conductas riesgosas, mejorando la calidad del cuidado y expandiendo las pruebas - porque el conocimiento es poder.

Hemos enfrentado la diabetes - el único problema grande de salud en nuestro país que está empeorando - comenzando a enfrentar la obesidad de los niños y trabajando para crear el primer registro nacional de diabetes en la población.

Y hemos enfrentado los embarazos no intencionados creando acceso a servicios de salud reproductiva de alta calidad para todos nuestros ciudadanos. El pasado mes de junio, nos convertimos en la primera ciudad en Estados Unidos con una campaña pública para educar al público y aumentar el acceso a la Contracepción de Emergencia.

Ninguna de estas iniciativas está basada en ideologías, sino que se apoyan en el sentido común. Para mí, esa es realmente la esencia de una buena política de salud pública, y es el mismo enfoque que espero que ustedes llevarán con ustedes dondequiera que vayan, ya sea en el sector de investigaciones, la práctica, la enseñanza o el sector privado.

Si lo piensan, la regla cardinal de la medicina - "No harás daño" - es realmente muy conservadora en su enfoque. Mejorar la salud significa ser riguroso, ser inquisitivo, mantenerse actualizado con el progreso científico y buscar siempre la verdad. También significa pensar más allá de la medicina y enfrentar los más amplios tópicos sociales, políticos y económicos que afectan la salud: la vivienda, la educación, la discriminación y, sobre todo, la pobreza.

Enfrentar estos tópicos aumentará el acceso al cuidado y mejorará los resultados de los pacientes, pero sin duda requerirá coraje y un liderazgo firme para lograr que la sociedad los enfrente. Por fortuna, como graduados de esta institución, creo que ustedes pueden ser esos líderes.

Permítanme concluir hoy con una historia que pienso que ilustra todo lo que he estado diciendo.

Aunque la ciudad de Nueva York es hoy, por un gran margen, la ciudad grande más segura de los Estados Unidos, los crímenes trágicos continúan. El pasado mes de noviembre un joven oficial de policía de la ciudad fue baleado mientras detenía a alguien por un problema de tráfico en las calles de Brooklyn. Fue llevado rápidamente al Kings County Hospital, donde los médicos trataron heroicamente de salvarlo. Pero, a pesar de sus mejores esfuerzos, las masivas heridas al corazón del oficial fueron demasiado graves y murió en la mesa de operaciones.

Momentos después, el Dr. Robert Kurtz - codirector de la unidad de Cirugía de Traumas en el hospital y que trabajó en el Johns Hopkins Hospital a finales de los '60s - nos acompañó a mí y a nuestro comisionado de Policía para hablar con la prensa. El médico estaba exhausto, vistiendo todavía su ropa que estaba cubierta de sangre.

Primero, él habló sobre su paciente. Calmada y profesionalmente explicó cómo su equipo había tratado de salvar al oficial… cómo habían vuelto a abrir el pecho del joven después que falló la primera cirugía… cómo él sostuvo el corazón del oficial en sus manos. Todo en vano.

La devoción de este hombre a su paciente era palpable, y poderosa. Y también lo era su compromiso con la verdad. En ese momento, habiendo visto a demasiadas víctimas de balaceras durante tantos años en su sala de emergencias, el se sintió motivado a hablar con firmeza y en público, a decir a los políticos y la prensa reunida la verdad sobre el problema de las armas de fuego en nuestras calles.

No hay dudas de que este sencillo acto logró mucho para encender la chispa de un compromiso renovado en nuestra lucha contra las armas de fuego ilegales, un flagelo que ha creado una verdadera crisis de salud pública en nuestra ciudad, y en todas las ciudades. El doctor Kurtz pudo haber dejado su activismo a otros. El pudo haber dicho que ese no era su trabajo. Pero el liderazgo es parte de su trabajo, y parte del trabajo de todos los médicos.

Ahora, como él, ustedes deben luchar - tanto para curar, como para ser escuchados. Y, a pesar de los obstáculos que serán colocados en su camino, ustedes deben conducirnos a un mundo más fuerte, más seguro, más sano. No tengo dudas de que lo lograrán.

Hoy, ustedes celebran el mañana, su gran labor empieza.

Por lo tanto, despiértense temprano. Beban esa última cerveza de las 8 de la mañana en Jimmy's. Y luego den la bienvenida a la lucha. Es una lucha que no sólo podemos ganar, sino que debemos ganar.

Felicidades en su graduación, y les deseo todo lo mejor en sus vidas y sus carreras.







CONTACTO PARA LOS MEDIOS DE DIFUSIÓN:


Stu Loeser   (212) 788-2958




Mas Recursos
Vea el video (In English) en 56k o 300k