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Alcalde Michael R. Bloomberg
Testimonio rendido ante los Comités Conjuntos de Asuntos Legislativos Fiscales
26 de enero de 2004


“Presidente Johnson, presidente Farrell, distinguidos miembros de los comités de Finanzas del Senado y Medios y Arbitrios de la Asamblea:

“Quiero agradecerles por la oportunidad de hablar ante sus comités acerca del Presupuesto Ejecutivo propuesto para el año fiscal 2004–2005 del Estado.

“Esta es la tercera ocasión en que me presento ante ustedes. En 2002, y de nuevo en 2003, les pedí su confianza en, y apoyo para, la Gran Manzana. Ustedes nos dieron ambos — y estos han sido cruciales para la recuperación de la Ciudad.

“Hoy, me alegra informarles de su ‘inversión’. La economía de la Ciudad de Nueva York está creciendo de nuevo. El desempleo, aunque aún demasiado alto, es sustancialmente más bajo que hace un año. Los permisos para construcciones han alcanzado niveles récord. Los valores de las propiedades han aumentado significativamente. Tras el 11-S, muchas personas predijeron que las firmas de Wall Street huirían de la ciudad. Estas no solo han permanecido, sino que también acaban de completar su mejor año de los últimos tres.

“Nuestros hoteles están llenos, y los turistas de otros países están regresando a la ciudad. En agosto presentaremos la Convención Nacional Republicana, que traerá 50,000 visitantes — y la atención del mundo — a Nueva York.

“Esta recuperación es más extraordinaria porque viene tras los dos años peores, con los dos déficits más grandes, que la Ciudad ha experimentado jamás. Cuando asumimos el cargo en enero de 2002, enfrentábamos un déficit presupuestario de $5 mil millones. Un año más tarde, esa brecha había crecido a $6.5 mil millones.

“Nuestra Administración respondió recortando unos $3.4 mil millones de los gastos de exacciones fiscales de la Ciudad en los últimos 24 meses, la dificultad de lo cual sé que ustedes entienden. Entonces, como para no decimar los servicios más necesitados de la Ciudad, propusimos — y nuestro Concejo Municipal implementó — un aumento de 18.5% en la tasa del único impuesto que controlamos directamente: el impuesto municipal a las propiedades. La gente de la Ciudad de Nueva York escarbó más en sus bolsillos. Ellos pagaron más con los ya estirados presupuestos de sus hogares. Pero estos mantuvieron los servicios esenciales que hacen a la Ciudad de Nueva York atractiva y económicamente competitiva.

“Los aliados de la Ciudad en Washington, y aquí en Albany, también corrieron en nuestro auxilio. Durante 2002, la Legislatura estatal aprobó $400 millones en ayuda para la Ciudad. Y el año pasado, trabajamos juntos exitosamente para restablecer más de $600 millones de recortes presupuestales estimados para la educación y servicios sociales, con el fin de desarrollar más de $500 millones en iniciativas sin costo alguno de alivio fiscal, y para aprobar legislación aliviando a la Ciudad de $500 millones en pagos MAC anuales — un asunto cuya resolución está ahora en manos de los tribunales.

“En total, ustedes aprobaron $2.7 mil millones en medidas que fueron clave para nuestras gestiones para equilibrar el presupuesto, y para nuestra recuperación.

“Ustedes tienen todos los motivos para enorgullecerse de esas acciones. Los otros 57 condados en el estado ayudaron a mantener a Nueva York — la ciudad más grandiosa en el mundo — segura, limpia y económicamente atractiva. Ellos han ayudado a realimentar el motor económico del Estado de Nueva York en una ciudad — nuestra ciudad — que ahora paga anualmente unos $2.6 mil millones más al tesoro del Estado de Nueva York de lo que recibe en gastos del mismo. Ese superávit de fondos, como bien saben, es distribuido por ustedes a la misma gente que ayudó a la Ciudad en tiempos difíciles. ¡Una excelente inversión!

“Hoy, la Ciudad de Nueva York es la ciudad grande más segura de la nación. En los últimos dos años, hemos reducido la delincuencia más de 10%. Hasta la fecha en este año, la delincuencia ha caído un 4% adicional. Los trenes metropolitanos son más seguros que en cualquier momento en la historia reciente. Nuestras calles están más limpias de lo que han estado en 30 años.

“Todos nuestros organismos municipales han aprendido a hacer más con menos. Por esa razón, la calidad de vida en Nueva York es, siguiendo prácticamente cualquier medición, mejor ahora que en el 2001. Es por ello que la gente continúa queriendo vivir en Nueva York, y los negocios están expandiéndose en nuestra ciudad. Ellos confían en el futuro de la Ciudad de Nueva York — y por buenos motivos.

“Este alentador panorama económico ha incrementado las recaudaciones de impuestos de la Ciudad. Como resultado, esperamos concluir nuestro ejercicio fiscal actual con ingresos mayores que los gastos. Estos ingresos serán usados para ayudar a equilibrar el presupuesto de la Ciudad en los años fiscales 2005 y 2006, como exige la ley del Estado — y para reducir cualquier ayuda futura que el Estado necesite para la Ciudad.

“Una economía que mejora es también la razón por la que moldeamos un presupuesto para el año fiscal 2005 que toma en cuenta el ‘ocaso’ programado de los aumentos tributarios implementados el año pasado. Al igual que el gobernador, nosotros nos opusimos a impuestos que acabaran con los empleos, y creemos que estos deben ser eliminados paulatinamente como fue prometido. Eliminar los sobrecargos en los impuestos sobre ingresos personales y ventas beneficia a todos los que, como asalariados y consumidores, ayudaron a sacar a la Ciudad de la crisis fiscal. Esa es una posición de principio que ustedes, la Legislatura, tomaron cuando aprobaron esos sobrecargos.

“Siguiendo ese principio, también hemos propuesto un reembolso anual de $400 en el impuesto a la propiedad para los dueños de viviendas unifamiliares, apartamentos de cooperativas y condominios — incluyendo personas de edad avanzada con ingresos fijos. Porque esta fue la gente afectada más duramente por el aumento a los impuestos a la propiedad que ayudó a sacarnos de nuestra crisis fiscal.

“Ese reembolso requiere la aprobación de ustedes — una acción que creo es un asunto de principios, progresivo y prudente. El reembolso de $400 asciende a $250 millones — solo nueve décimas partes del uno por ciento de nuestros ingresos tributarios totales de $25.9 mil millones, y menos de 2% de nuestros ingresos por impuesto a las propiedades. No estamos recortando nuestros ingresos fiscales totales. Pero, en la mayoría de los casos, el reembolso propuesto es 100% del aumento tributario de 18.5% que pagaron los dueños de viviendas — una verdadera recompensa por llevar la carga de la Ciudad en su hora de necesidad.

“Con suerte, la recuperación económica continuará, y podremos extender este concepto en una fecha futura a los arrendatarios. Afortunadamente, ellos tienen generalmente el beneficio de términos de alquiler fijos y estabilización de alquileres que ha demorado, o evitado, que el impacto total del aumento de 18.5% en los impuestos llegue hasta ellos.

“La carga fiscal de la Ciudad de Nueva York es aproximadamente un tercio más alta que la carga fiscal promedio en el resto del estado. Ese es el motivo por el que hemos podido proveer al resto de los condados $2.6 mil millones en apoyo financiero anual que ha permitido a esos condados mantener bajas sus propias cargas fiscales. El año pasado solicité ayuda de ustedes para reformar el impuesto a los ingresos personales en la Ciudad de Nueva York como una forma de lograr un equilibrio tributario más justo entre los contribuyentes de todo el estado. Ese reembolso logra esto al proveer alivio fiscal para aquellos que pagan una parte mayor de los impuestos del Estado, justamente como hacen las eliminaciones paulatinas del PIT y sobrecargos del impuesto de ventas por muchas otras personas.

“La gente que recibiría este reembolso se ha asegurado un futuro para sí mismos y para sus hijos. Ellos son los héroes de nuestra crisis fiscal. Ellos merecen una recompensa ahora que la economía está mejorando. Nosotros no nos cruzaremos de brazos ni permitiremos que alguien les niegue un reembolso. Este dinero es de ellos. Ellos deben poder disfrutarlo y gastarlo como crean conveniente.

“Debido a la ayuda de ellos y ustedes… porque tomamos las decisiones que tomamos… la Ciudad de Nueva York está en una mejor posición, más competitiva económicamente de lo que ha estado en años. Nuestras posibilidades a largo plazo son excelentes. Ese optimismo — moderado por la precaución — se refleja en el último plan financiero de la Ciudad, el cual presenté hace 11 días.

“Debo dar una nota de precaución debido a dos factores: la volatilidad del ingreso fiscal económicamente sensible que forma una parte tan grande del ingreso de la Ciudad; y los gastos en crecimiento constante que están fuera del control de la Ciudad, pero que debemos pagar.

“Nosotros proyectamos que los gastos sobre los que tenemos control seguirán en esencia sin cambios a través del año fiscal 2008. Pero se espera que nuestros gastos fijos, incluyendo el servicio de la deuda, pensiones, y la parte que le corresponde pagar al Gobierno local de Medicaid, crezcan en $2.1 mil millones, o 13%, el próximo año fiscal. Esto llevará estos gastos a un total de $18.1 mil millones. Y estos crecerán otro 10.4% en el ejercicio fiscal 2006.

“Tal crecimiento en los costos no es nada nuevo. A finales de los años ‘90, la economía go-go generó ingresos que permitieron a la Ciudad atenderlos. Pero nadie espera un regreso a días tan embriagadores en ninguna fecha cercana. Eso hace imperativo que enfrentemos ahora nuestros problemas estructurales de largo plazo.

“La Ciudad está haciendo justamente eso. Nuestro presupuesto para el año fiscal 2005, por ejemplo, requiere la contención de nuestros costos del servicio de la deuda, a pesar de un aumento de $2 mil millones en el programa de inversión escolar. Estamos haciendo esto financiando $200 millones anuales en capital para pagar a medida que se haga disponible. Además, los costos de beneficios marginales serán contenidos mediante un acuerdo histórico ya negociado con la fuerza laboral de la Ciudad, el cual requiere una mayor participación de los empleados en los costos de atención médica.

“Ahora también necesitamos la ayuda de nuestros sindicatos y del Gobierno estatal para controlar otros gastos fijos. Esa ayuda se requiere para equilibrar el presupuesto de la Ciudad para el próximo ejercicio fiscal, y para poner nuestras finanzas sobre una base firme en los próximos años. También pediremos de ustedes que atiendan con justeza y previsión la más importante responsabilidad de largo plazo que enfrentamos: la educación de nuestros hijos.

“Permítanme empezar con el presupuesto de la Ciudad para el año fiscal 2005. Este requiere $400 millones de ayuda del Gobierno estatal para cerrar déficits. Hemos proporcionado a ustedes una lista de más de $900 millones en tales iniciativas. También hemos pedido a la MTA que asuma la operación de franquicias de autobuses privados en los cinco condados — una acción que ahorraría a la Ciudad $150 millones en subsidios anuales. Esta es una solicitud sumamente razonable; todos los demás sistemas de transporte en el mundo quieren ampliar servicios. Después de todo, son establecidos para eso. Antes de que la MTA mejore servicios adecuados en otro lugar, debe asumir los elementos básicos que son la esencia de su misión — proveer transporte seguro, confiable y asequible para todos en la Ciudad.

“Muchas de las iniciativas en nuestra lista no tendrían costo alguno para las arcas del Estado. Otras buscan reformar traspasos de costos y límites del Estado en áreas tales como los descuentos para cuidado de salud en el hogar, la detención de reclusos listos para el Estado, y servicios de libertad condicional. Las iniciativas más prioritarias en nuestra lista se enfocan en controlar y revertir costos obligatorios. Y la muestra ‘A’ es la reforma de Medicaid.

“El programa Medicaid es uno de los gastos más grandes y de más rápido crecimiento en el presupuesto de la Ciudad — y en cada presupuesto de condados en el estado. Se espera que la Ciudad de Nueva York gaste casi $4.4 mil millones en el programa Medicaid estatal en el año fiscal 2005, un aumento de 11.5%, o $453 millones, comparado al ejercicio fiscal actual.

“Con Medicaid y su crecimiento de costos fuera de control, el Estado ordena las tarifas de los proveedores, la elegibilidad del programa y el nivel de servicios. Los contribuyentes de la Ciudad solo pagan la cuenta.

“Desde la Ciudad de Nueva York hasta Nyack, desde Long Island hasta la frontera del Niágara, ustedes han oído a funcionarios de los condados — demócratas y republicanos — pedir una reforma verdadera de Medicaid. Sumo mi voz a ese llamado.

“Aplaudo al gobernador por sentar las bases para esta reforma. Su propuesta para asumir la parte local del cuidado de Medicaid a largo plazo es una que debió hacerse hace mucho tiempo. La atención a largo plazo cuesta a la Ciudad de Nueva York más de $600 millones anuales, una cifra que aumentará constantemente a medida que siga creciendo nuestra población elegible para Medicaid.

“Sin embargo, la propuesta del gobernador debe ser el principio, no el final, de la acción estatal sobre Medicaid. En meses recientes se han discutido muchas otras reformas, desde la propuesta de un Grupo de trabajo del Senado para una toma de control estatal sobre los costos de Family Health Plus, hasta el plan de la Asociación de Condados para limitar todos los aumentos en el programa Medicaid. Cada una de estas propuestas proveería alivio significativo para el presupuesto que en última instancia beneficiarían a los contribuyentes locales; cada una merece la consideración de ustedes.

“La contención de costos de Medicaid debe ser una prioridad este año. Pero no debe tomar la forma de un traspaso de costos a la Ciudad de Nueva York. El Presupuesto Ejecutivo incluye varios traspasos de costos bien intencionados pero caros que requerirían a la Ciudad asumir costos adicionales.

“Por ejemplo, el Estado establece un límite al promedio de horas por cliente que reembolsará a la Ciudad por gastos de atención médica en el hogar pagados por Medicaid. Hace unos años, a la Ciudad se le dijo que las horas promedio de servicio por cliente deben ser reducidas suficientemente como parar ahorrar $33 millones anuales. El Presupuesto Ejecutivo propone ahora más restricciones para ahorrar $11 millones adicionales, para un total de $44 millones anuales. Sin embargo, la cantidad de horas por semana que recibe cada cliente es determinada por una evaluación médica que prescribe el número de horas por semana de servicio recibido por los clientes. Bajo el estatuto de Medicaid, estamos obligados a rendir este nivel de servicio. Al establecer este nuevo objetivo, la División de Presupuesto del Estado traspasaría costos a la Ciudad de Nueva York, y lo llamaría una contención de costos para el Estado.

“Hay problemas similares con las propuestas presupuestales para contener costos de proveer fondos para los hospitales-escuelas de Nueva York. El Presupuesto Ejecutivo traspasaría más de los fondos para el Programa de Posgrado Médico del Estado al programa Medicaid — lo cual significa que más de los costos serían ahora compartidos por los Gobiernos locales, incluyendo la Ciudad de Nueva York. De hecho, la parte que nos corresponde se incrementaría en $25 millones.

“También debemos ser cuidadosos en la imposición de contenciones de costos de Medicaid sobre nuestros hospitales y clínicas públicos. Estas instalaciones son la red de seguridad médica de la Ciudad; proveen servicios de importancia crucial a gente que en muchos casos no tienen nadie más a quien recurrir por atención médica.

“Imponer un gravamen de siete décimos de uno por ciento a los hospitales, como propone el Presupuesto Ejecutivo, no parece un problema mayor. Pero para la Corporación de Salud y Hospitales (HHC, en inglés) de la Ciudad de Nueva York, lo es: Creará un costo anual de hasta $30 millones para la HHC. También, en su esencia, creará un mandato sin fondos. A nuestros hospitales y clínicas públicos se les requiere, bajo la ley estatal que estableció la HHC, proveer un flujo continuo y completo de servicios integrados de salud y salud mental a los neoyorquinos, sin importar su capacidad de pago. Pero las nuevas evaluaciones incluidas en el presupuesto harían imposible cumplir con ese estándar.

“La excelente calidad del cuidado que ofrecen nuestros hospitales públicos — y los estándares igualmente elevados de administración que han logrado — son reflejados en los promedios de acreditaciones consistentemente sobresalientes que estos han recibido en los últimos dos años. La contención de costos no debe poner en peligro los servicios vitales que ellos rinden.

“Implementar la contención de costos de Medicaid es un emprendimiento difícil, uno que estoy seguro que ustedes no toman a la ligera. Todos sabemos que todo el mundo quiere servicios, pero nadie quiere pagar por ellos. Espero trabajar con ustedes, el gobernador y funcionarios de los condados en todo el estado de Nueva York para hallar maneras de controlar innovadora y efectivamente los gastos de Medicaid sin sacrificar la calidad de la atención.

“También necesitamos trabajar junto con el Estado y con nuestros sindicatos municipales para reformar un sistema de pensiones que está creciendo fuera de control. Solo para darles una idea de la magnitud de este problema: En el año fiscal actual, los pagos de pensiones de la Ciudad ascienden a un total de casi $2.4 mil millones. Se espera que estos costos crezcan en más de 25%, o $600 millones, en el año fiscal 2005, y más de 26% en el año fiscal 2006. Para el año fiscal 2008, los gastos de pensiones para la Ciudad alcanzarán más de $4.1 mil millones, un incremento de más de 70% comparado con los niveles actuales.

“Aun sin otorgar un aumento salarial a la fuerza laboral municipal, los aumentos en los beneficios marginales y de pensiones aumentarán los costos totales de la fuerza laboral para la Ciudad en 5% para el próximo ejercicio fiscal, y otro 5% el año después. Los trabajadores no lo verán en sus cheques, pero se nos requiere legalmente pagar estos costos.

“Otras ciudades y condados en todo el estado enfrentan costos crecientes similares. Estos crean para los gobiernos locales lo que el Manhattan Institute ha descrito correctamente como una ‘bomba de tiempo de las pensiones’. La hora de empezar a desarmar esa bomba es ahora. Este es un problema que el Gobierno estatal ha ayudado a crear, y el Gobierno estatal y los sindicatos municipales ahora deben trabajar con nosotros para resolverlo.

“Se han sugerido muchas ideas para reformar el sistema de pensiones. Por ejemplo, el Manhattan Institute ha defendido el paso de un ‘beneficio definido’ a un plan de ‘contribuciones definidas’. Esa idea, y otras variaciones, merecen consideración. Cualquier reforma de pensiones que ustedes implementen, no obstante, debe reducir los costos de pensiones, no elevarlos, para generaciones futuras de contribuyentes.

“Para lograr esto, ustedes deben dejar de aprobar aumentos que no podemos costear, “calificaciones de presunción” que abusan cualquier medición de justeza, y requisitos obligatorios de arbitraje que frustran la democracia. También necesitamos un nuevo nivel — el Nivel Cinco — en nuestro sistema municipal de pensiones. Hay amplios precedentes para hacer esto; la estructura de pensiones ha sido reformada en forma similar tres veces anteriores. Necesitamos revisar esa estructura otra vez para reflejar realidades económicas y demográficas actuales.

“Para empleados futuros, este nuevo nivel establecería pensiones en niveles razonables, competitivos con el sector privado, donde trabaja la mayoría de los contribuyentes de la ciudad. Incluso podrían no tener ajustes del costo de vida o beneficios suplementarios, cosas de las que prescinden la mayoría de nuestros contribuyentes que tienen planes de pensiones: Este nuevo nivel requeriría contribuciones de los empleados durante el servicio activo, y volvería a instituir un período de diez años para oficializar la entrada al plan. También aumentaría los requisitos de edad y servicio para reflejar las vidas más prolongadas y más sanas cuyo disfrute pueden anticipar razonablemente los empleados futuros.

“Como esta reforma solo cubriría a empleados futuros, no actuales, tomaría muchos años realizar ahorros significativos de la misma. Pero mientras más tiempo esperamos, peor se hará el problema. Con el tiempo, los ahorros serían sustanciales. Esta una forma esencial de atacar el problema estructural a largo plazo de nuestro presupuesto, y liberar las manos de generaciones futuras.

“Tenemos otra obligación, aun más importante, con el futuro: Proveer para nuestros hijos y nietos las escuelas excelentes que ellos necesitan y merecen.

“La reforma de la educación es el tema definitivo de nuestro tiempo. Hace dos años pedí la ayuda de ustedes para lograr esa reforma — y ustedes la dieron. La ley de gobernanza de las escuelas que la Legislatura aprobó y el gobernador promulgó fue histórica. Nos ha permitido dar una revisión fundamental a la estructura de administración y operaciones cotidianas del más grande sistema de escuelas públicas de la nación.

“Bajo el programa Children First del canciller Klein, hemos establecido responsabilidad real que va directo desde el escritorio del maestro en el aula hasta el escritorio del alcalde en City Hall. Nuestra meta es dar a Nueva York las mejores escuelas públicas en la nación. ¿Cómo? Elevando estándares y mejorando el rendimiento estudiantil en general.

Para hacerlo, hemos utilizado la autoridad que ustedes nos otorgaron con la Ley de Reforma de la Gobernanza Escolar de la Ciudad de Nueva York para recortar en $250 millones la burocracia innecesaria en las escuelas. Hemos reencauzado esos fondos adonde deben ir: la educación en los salones de clases.

De nuevo, con la ayuda de esa ley, hemos convertido lo que una vez fueron oficinas administrativas en las escuelas en más de 8,000 pupitres en aulas — el equivalente de 13 escuelas cuya construcción habría costado medio millar de millones de dólares.

“Hemos implementado un plan de estudios para toda la ciudad en lectura y matemáticas, mejorado el reclutamiento y entrenamiento de la próxima generación de directores escolares, y puesto coordinadores de padres a tiempo completo en todas las escuelas.

“Para darles un ejemplo que les muestre dónde empezamos, y cuan lejos hemos llegado, consideren esto. El pasado mes de septiembre logramos algo fundamental — pero sin precedentes: Entregamos más de ocho millones de libros de texto y otros materiales de aprendizaje a las 1,200 escuelas antes del primer día de clases.

“También estamos comprometidos a mantener el entorno de disciplina y sin delincuencia que es esencial para el aprendizaje, y a mantener un entorno de trabajo seguro para nuestros maestros. Hemos desplegado policías adicionales en nuestras escuelas más problemáticas, y establecido una política de “tolerancia cero” para los estudiantes que cometen las infracciones más graves. Los estudiantes que se involucren en conductas crónicamente perjudiciales — que haya resultado en una tercera suspensión en un plazo de 24 meses — ahora serán sacados automáticamente a centros de suspensión fuera de sus escuelas. Estamos haciendo todo lo que se necesita para asegurar el derecho básico a la seguridad para todos nuestros estudiantes. No permitiremos que unos pocos destruyan las oportunidades de educación de todos los demás.

“La Ciudad de Nueva York está haciendo todo lo que puede. Dedica una parte creciente de nuestros ingresos tributarios locales al sistema escolar. Nuestro apoyo local por pupilo es más de 180% más grande que el promedio en las siguientes cuatro ciudades más grandes en el estado. A pesar de una profunda recesión y crisis fiscal, la Ciudad también ha incrementado el apoyo para las escuelas en $1.2 mil millones desde 2002.

“Ese extraordinario compromiso local es necesario en gran parte porque el Departamento de Educación (DOE, en inglés) de la Ciudad carga con responsabilidades mucho más grandes que las de cualquier otro sistema escolar en el estado. Por ejemplo, más de 80% de nuestro 1.1 millón de estudiantes califican para almuerzos gratis o a precio reducido. Eso es más de dos veces el promedio de los estudiantes del estado de Nueva York fuera de la ciudad. Casi 18% de nuestros estudiantes tienen un dominio limitado del inglés, lo cual también pone presiones significativas sobre nuestro presupuesto.

“Ni nuestras responsabilidades ni nuestra ayuda a nuestros niños se detienen en la puerta de las escuelas. Casi uno de cada cuatro neoyorquinos tiene menos de 18 años de edad, y muchos de ellos enfrentan enormes, e incluso potencialmente devastadores, problemas sociales y de atención de salud. En muchos casos, no tienen padres, y la responsabilidad de la Ciudad es cuidar y proveer para ellos, y hacer por ellos lo que harían sus padres.

“Por esa razón, proveemos servicios de Medicaid a más de un millón de niños... ayuda pública a más de 241,000 niños... guarderías con fondos públicos a casi 100,000 niños... y servicios a casi 100,000 niños que son abusados o descuidados, en hogares de crianza, o no tienen hogar.

“En total, estos representan más de dos terceras partes de los niños que necesitan servicios de salud y sociales en todo el estado de Nueva York. Los niños representan casi tres cuartas partes de los que reciben Ayuda Temporal para Familias Necesitadas en la Ciudad de Nueva York. De hecho, la concentración de pobreza que enfrentamos es tal que 14 centavos de cada dólar del presupuesto que se gasta en la Ciudad van a Medicaid y asistencia pública. Gran parte de esa ayuda va para neoyorquinos menores de 18 años — y eso es además de los 32 centavos de cada dólar presupuestado que va para educación. Por tanto, el total que la Ciudad gasta ayudando y educando a nuestros jóvenes es de miles de millones de dólares más que solo los fondos que pasan por el presupuesto del Departamento de Educación.

“Recuerden, en otras municipalidades, los distritos escolares cobran impuestos para pagar por la educación, y los condados recaudan los impuestos que financian servicios sociales. En la Gran Manzana, la educación, la salud y servicios sociales para los niños vienen todos de un erario: el del Gobierno municipal.

“Este es un asunto crucial al empezar ustedes a abordar la tarea de proveer fondos en una forma equitativa para las escuelas de la Ciudad de Nueva York. Como ha dictaminado el Tribunal de Apelaciones, el fracaso del Estado en este sentido ha negado a los escolares de nuestra Ciudad la sólida educación básica que merecen y que exige la Constitución del Estado.

“Este ha sido un problema crónico. Es hora de resolverlo. La justicia exige, y ahora la Corte requiere, que los costos de esa solución no sean cargados solo por los contribuyentes de nuestra Ciudad. Si los líderes elegidos del Estado no actúan sabiamente, un juez usará su autoridad para tomar estas decisiones por nosotros. Ese será un día triste para el Estado de Nueva York.

“En cuanto al asunto de la financiación escolar, el Presupuesto Ejecutivo da varios pasos mayores en la dirección correcta. Su propuesta para reemplazar el tortuoso sistema actual de fórmulas para ayuda escolar con ‘ayuda flexible’, por ejemplo, merece un gran elogio. Esta daría a los distritos locales más autonomía usando fondos estatales para atender necesidades locales, y aseguraría que el dinero vaya directamente a los salones de clases en la forma más eficiente en cuanto a los costos.

“La Legislatura también puede ayudarnos a atender nuestras necesidades de educación corrigiendo un descuido en el Presupuesto Ejecutivo. Como saben, la División del Presupuesto proyecta que la Ciudad recibirá un aumento de $56 millones en fondos de educación del aumento anual de $147 millones propuesto para todo el estado. Sin embargo, este pronóstico omite una ‘subvención de estabilización fiscal’ de $62 millones que la Ciudad recibió en este año fiscal para los 20 minutos diarios adicionales en el día laboral de los docentes. Por lo tanto, el presupuesto en realidad reduce en $6 millones los fondos de educación anuales para la Ciudad de Nueva York. Para atender nuestras necesidades de educación — específicamente para pagar a los maestros por la labor que están desempeñando — necesitamos que corrijan este descuido.

“El Presupuesto Ejecutivo también propone crear una fuente exclusiva de fondos para distritos muy necesitados, incluyendo la Ciudad de Nueva York. Esto establecería un sistema de ayuda estatal que proveería dinero adicional para las escuelas más necesitadas — un paso loable y esencial.

“Sin embargo, crear una fuente estable de ingresos para este programa es fundamental. Los gastos de educación — tales como la construcción escolar y los contratos de maestros — son a largo plazo y fijos; por lo tanto, no pueden y no deben ser financiados desde fuentes variables e impredecibles. Esto solo complicaría la dificultad de mantener en orden los asuntos fiscales de la Ciudad en los años futuros.

“Se ha propuesto que las terminales de video de la Lotería sean una fuente de ingresos para este programa. Personalmente, siempre me ha disgustado depender de ingresos de los juegos de azar, ya que es regresivo. Pero un problema aun más básico con las terminales como fuente para fondos de educación es que estas no proveen los ingresos estables y predecibles que debemos tener. Si el Estado elige recaudar dinero de esa manera, que así sea. Pero la Ciudad de Nueva York necesita una fuente garantizada de fondos para sus escuelas, o no puede realizar compromisos de largo plazo para construcciones y con organizaciones laborales.

“La respuesta a la demanda de la Campaña por la Equidad Fiscal (CFE, en inglés) no debe desarrollarse sobre una base que es impredecible y cuestionable. En su lugar, el Estado tiene una oportunidad para hacer algo realmente impresionante y de largo alcance. Esto es, ayudar a reducir el tamaño de las clases en las escuelas de la Ciudad de Nueva York — que en las escuelas primarias ahora es 30% más grande que en el resto del estado.

“Ustedes preguntarán, ¿cómo? El presupuesto de inversión a cinco años propuesto por la Ciudad de $13.1 mil millones mejorará, construirá y mantendrá edificios escolares en los cinco condados. Esto incluye 63,000 butacas nuevas que harían mucho para acabar la sobrepoblación en las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York. La contribución del Gobierno de la ciudad a este plan, $6.5 mil millones, es un aumento de casi 45% sobre lo que gastamos en el último plan de inversión de escuelas. Incluye $1 mil millones de gastos presupuestados para pagar a medida que se recaude ingresos. Ahora, necesitamos que el Estado iguale dólar por dólar [la contribución de] la Ciudad en el financiamiento de este muy necesitado plan.

“En los últimos dos años, Albany ha jugado un rol indispensable en la recuperación de la Ciudad de Nueva York. A menudo, las acciones que ustedes han tomado a nombre de la Ciudad no han sido fáciles. Pero han sido vitales, y han sido muy apreciadas.

“Las decisiones que ustedes toman al ejecutar el presupuesto estatal pueden ayudar a cimentar el progreso que ha logrado la Ciudad de Nueva York. Nuestra tarea crucial es seguir desarrollando la economía de la Ciudad de Nueva York. Los beneficios de ese crecimiento se sentirán en todo el estado. Hemos mostrado qué gran rendimiento de inversión pueden ustedes conseguir ayudando. Pero, para lograr ese crecimiento, el Gobierno debe continuar haciendo a Nueva York un lugar donde la gente quiera vivir y los negocios quieran establecerse y crecer.

“Nueva York ha superado un hito porque hemos mantenido nuestras calles seguras… protegido nuestra calidad de vida… y empezado el proceso de mejorar nuestras escuelas. Necesitamos mantener, e incluso acelerar, el ritmo en todas esas áreas. Para hacer eso, necesitamos presupuestos municipales que nos permitan contratar oficiales de policía, construir vivienda asequible y crear escuelas públicas de clase mundial — no presupuestos que son cada vez más consumidos por obligaciones sin fondos y gastos fijos.

“La División del Presupuesto ha estimado que esta propuesta ejecutiva proveerá a al Ciudad los $400 millones de ayuda que se necesitan para equilibrar el presupuesto de la Ciudad. Pero el problema está en los detalles — y, a medida que revisamos esos detalles, nuestros estimados de ayuda para cerrar el déficit son más bajos que esa cifra.

“Para lograr nuestras metas inmediatas y de largo alcance, necesitamos mantener nuestra sólida colaboración en Albany. Esta es una colaboración que proveyó auxilio y ayudó a impulsar una recuperación. Ahora debe ser una colaboración para la reforma que posibilitará a generaciones futuras de neoyorquinos cosechar los beneficios de esa recuperación. Espero trabajar junto con ustedes para defender y fortalecer esa colaboración. Y ahora espero responder sus preguntas”.